Los expertos en campañas creen que el retraso en la designación del candidato del PP para el 25-M beneficia al PSOE

Por Iolanda Mármol

Contaba Kenny Rogers en The gambler que el secreto para sobrevivir en el póquer (como en la vida) radica en saber con qué cartas se queda uno  y de qué cartas se deshace. Es muy posible que Mariano Rajoy se encuentre en ese trance, el de maniobrar entre la urgencia de designar candidato a las elecciones europeas y la necesidad estratégica de organizar una eventual crisis de gobierno, si logra que primeras espadas del Ejecutivo consigan puestos de peso en el nuevo reparto de poder de la UE.

Mientras Rajoy valora sus cartas, la candidata socialista, Elena Valenciano, cumple mañana cinco semanas haciendo campaña contra el presidente del Gobierno. Porque a la candidata socialista no le falta un adversario. Sea quien sea la persona que finalmente designe el PP,  la munición de Valenciano va a seguir siendo contra Rajoy.

Los asesores electorales coinciden en que, por lo menos en teoría, es una estrategia acertada.  «Nadie va a hacer campaña contra Cañete o González Pons», afirma Rafa Rubio,  experto en contiendas electorales. «¿Alguien cree que la campaña de Valenciano va a estar determinada por el candidato del PP? No, eso sería un error de caballo», sentencia. La campaña socialista, dice el asesor, dirige su munición contra Rajoy, no por la ausencia de candidato, sino porque el nombre elegido, en estas elecciones, importa lo justo. «Recordad a McCain en el 2008, dirigió toda su estrategia contra Hillary Clinton y cuando salió Obama quedó completamente desposicionado», explica Rubio.

La indecisión de Rajoy ¿beneficia entonces a Valenciano? Los estrategas consideran que sí, salvo una excepción de oro. Que Rajoy gestione sus tiempos y desespere a su equipo pero sorprenda a todo el mundo con  un candidato inesperado.

El asesor que trabajó con Jaime Mayor Oreja en la campaña de las anteriores europeas, Antonio Sola, considera que «si Rajoy encuentra un muy buen candidato y es factor sorpresa, a Elena Valenciano no le habrán valido de nada estas cinco semanas de campaña», pero matiza que si el candidato es el esperado, Miguel Arias Cañete, el PP «tendrá que remar más fuerte» porque habrá perdido un tiempo valioso. «Está claro es que si estás en la cancha y no tienes enemigo en la portería, puedes marcar más goles», concede Sola. Para Rafa Rubio, «el problema del PP es serio, porque el retraso seguro que puede estar justificado, pero es nocivo para las elecciones».

Óscar Santamaría, director de Asesores de Comunicación Pública, relativiza ese daño. «No es demencial, pero sí que se enciende ya una luz amarilla, todavía no la roja, porque no hay clima electoral, nadie está escuchando lo que dice Valenciano», afirma.

Para este asesor, la indecisión de Rajoy encierra, paradójicamente, un efecto positivo para el presidente : «Se refuerza la marca Rajoy, su liderazgo, su sangre fría, su capacidad de ser ajeno a las presiones de su propio equipo, porque de alguna manera está diciendo ‘yo soy el que manejo mi agenda’»

Pasarse de pimienta

En lo que coinciden los expertos es en que la ausencia de candidato no moviliza a las bases del PP para ir a votar. Los analistas consideran que el gran reto de PP y PSOE es luchar contra la abstención, de modo que una campaña durmiente, o plana, que no despierte interés, sería letal. «La gente presta más atención a las campañas cuando son altamente competitivas, cuando no se sabe quién va a ganar», explica Orlando d’Adamo, analista electoral. «Con una campaña plana el PP alimenta a su peor enemigo, que no es el PSOE sino la abstención», añade.

Candidato popular al margen, lo que hemos visto hasta ahora de la estrategia del PSOE es una campaña negativa, de ataques intensos contra Rajoy. Los asesores explican que esta es la estrategia básica para movilizar cuando se percibe un interés escaso entre el electorado. El PSOE lo llevó al extremo en el anuncio del dóberman, en 1996. Aunque en las europeas los socialistas no han elevado tanto el volumen, la campaña es negativa y los asesores dudan: si bien pone el foco en la campaña, en un clima de desafección política, con un electorado cansado del Y tú más, puede ser contraproducente. «La campaña negativa es como la pimienta en la cocina, un poco resulta imprescindible, pero si te pasas no hay forma de salvarlo», explica Orlando d’Adamo. Santamaría acepta este argumento, pero lo matiza: «El PSOE tiene que movilizar a los pocos votantes suyos que les queden. El dilema es si hago una campaña negativa y amarro a los míos o hago campaña en positivo para tratar de conectar con la ciudadanía. Y la decisión es clara». H

Publicado en El Periódico