USA 98
Parece que es tributo obligado de los maestros de la palabra rendir homenaje al Imperio. En este siglo XX, que se acaba, le tocó el turno a los Estados Unidos, a la que han cantado, como a la Roma del XVI, Lorca, Marti…ahora, con el debido respeto, me toca a mi.
Mis Estados Unidos, los del 98, son muy distintos a los que vio Martí.
Miami, es una puerta ideal, un casi WELVENIDO o BIENCOME, no se. El oído que se preparaba para esfuerzos heroicos de interpretación, siente la caricia del idioma propio y uno se vuelve a sentir “en casa”. El que va bien enseñado y trata de sumergirse en el mundo anglosajón, no puede evitar ser seducido por las sonrisas de unas jóvenes sevillanas que regresan a casa, o la candidez de unos recién casados en la luna, tan en su mundo de miel, que parecen olvidar lo que les rodea.
Lo que suponía aventura, comprar un billete para Washington a un precio razonable, pronto se convierte en agradable tertulia en el mostrador: Guatemala, la labor social, fotos, la catequesis… media hora que termina con un buen precio y un americanísimo “Que Dios te bendiga”, en español, que sabe a gloria.
El vuelo es a Washington, vía Nueva York, el país en la noche, sin comprender los múltiples avisos que el comandante, dicharachero, repite sin parar. Temo la emergencia, y me fijo en los rostros de los compañeros de viaje, tratando de interpretar ese lenguaje del cuerpo que es casi universal.
Recién llegado al país uno se siente extranjero, extraño, y, como dice ese gran escritor norteamericano, (misteriosamente olvidado quizás por ser escritor en un país que exalta a sus ídolos, y no fue hecho el escritor para ser ídolo), teme del “exilio, que suele ser voluntario, océanos de aburrimiento, un aburrimiento tan persuasivo que es como un dolor”[1].
Washington no es Guatemala, pero de momento entendía mejor el Cachiquel. El viaje fue bien, por New York, y visité Washington con un taxista que bien podía ser guatemalteco, un espectáculo, a gritos por el Downtown, no dejó a nadie a salvo. Al final llegamos, sanos y salvos y después de unas horas de sueño he descubierto que estoy solo aquí, sin aldeas, sin equipo… a buscarse la vida. Seguiré informando.
Perfección que no lo es tanto
La primera semana ha sido de situación, y no veas lo que cuesta situarse, nadie explica nada y si lo hacen yo no conseguía entenderlos, los horarios cambian, las costumbres… he conseguido vestir corbata en una cena en la que todos vestían bermudas y viceversa. He visitado Washington en bicicleta, andando, en Metro… Washington sorprende al visitante por su aparente accesibilidad, en su downton parece pequeña, agradable y es LA CAPITAL DEL IMPERIO. Me recuerda esas ciudades museos al aire libre, Viena, Praga… de los que ya he hablado alguna vez, una ciudad monumental para visitar, llena de símbolos, de homenajes y memorials. Y, como buen museo, derrocha limpieza, respeto, normas. De todas formas, enseguida descubre sus defectos de gran ciudad: atascos, colas, esperas para el transporte público…e incluso ese problema universal del agua fría y caliente, que no combinan bien en ningún lugar del mundo.
A los americanos les resulta difícil hacerse a otra mentalidad y reciben al recién llegado como uno más, sin pensar que él, irremediablemente, se siente fuera, quizás no conocen lo que es ser extranjero. Entre tanta independencia es difícil ver familia pero se palpa el cariño (que ésta vez, como el amor, sí que está sólo en el aire).
Los fines de semana, toca descansar. Toca porque como el trabajo, el descanso también es aquí, obligatorio. Hay que hacer descanso, el sábado deambulando por el mall, que es el «campo» yankee, y sus domingueros, que siguen conservando su apego al coche, han cambiado el mantel por el carrito, y pasan el día entre tiendas y puestos de comida rápida.
Vengo de Guatemala, en donde el precio como tal no existe sino que, como la opinión pública, se va construyendo en el intercambio de ideas entre el vendedor y el posible comprador, que siempre tiene la ventaja de ser posible. Pronto descubro que en Estados Unidos no existe el regateo. El regate tiene como base el ser «cosa de dos», un señuelo hacia el que se lanza el oponente para salir finalmente por el otro lado, esto es el regate con sus distintas variantes, pero siempre es cosa de dos. Aquí no hay posible regate, incluso en los puestos de la calle, nadie responde al señuelo, poseedores de la verdad prefieren el papel de las estatuas de piedra.
Yo he aprovechado para hacer deporte, visitar la ciudad, y sus alrededores (en sentido yankee que cubre hasta los 400 km).
En los deportes, el golf es deporte nacional. Esto pudiera ser debido a las grandes extensiones de terreno, a la vegetación… pero la razón principal es la esencia misma del juego, es adorable, so lovely, el estar con uno mismo hasta llegar a enfrentarse con él, con uno mismo, aunque se juegue por parejas, el otro para qué…y el lema de “a mi bola” es aquí consigna Nacional.
En la calle el Beisbol y un duelo, SOSA vs MaCGUIRRE, que son como Joselito y Belmonte en los States de los 90. Duelo diario, con el diamante como albero. La nación se divide entre uno y otro, el de orígenes humildes y el de relumbrón, el familiar y el soltero, el introvertido y el hombre espectáculo, la sonrisa continua, la broma y el respeto, el blanco y el de color, WASP vs HISPANO. No faltan los escándalos, los favores de los Pitchers o la sustancia no permitida, llamémosla «IMPROPER SUSTANCY». Ambos en busca del record que un tal Maris batiera en el año 26, 61 homeruns en una temporada. MacGuirre hoy va por delante 57, Sosa insiste en la importancia de ganar sin desaprovechar la ocasión de colocar un HR mas, y van 55. Noche tras noche, con alguna expulsión, y alguna noche en blanco, pero siempre hacia delante.
Princeton
Es la village del Neogótico, ese estilo arquitectónico, artístico tan americano, tan occidental, un exaltar la técnica en una búsqueda de la perfección y acabado que supera las obras del siglo XII o XIII, pero que como las mujeres de por aca, que a pesar de la aparente perfección, andan escasas de sal, de personalidad, de esa pizca de audacia, de malicia o bondad, que las distinga de las Barbies que pueblan los escaparates.
New Yok
Los Newyorkers, aquellos que tienen el orgullo de haber nacido en Nueva York, tienen ese toque de humanidad que echo en falta en muchos americanos. En su caso el toque lleva señal de chulería, de complejo de superioridad. Echo en falta humanidad en América. Todo es técnicamente perfecto, sin sentimiento, hasta las mujeres parecen versiones actualizadas de la Barbie, con falda corta de colegiala de estirón y piernas largas, que por no tener no tienen ni malicia, ni picardía. Algo que decir, una expresión en la cara, en los modales, en la forma de mirar, de actuar. Es una alegría encontrar una cara con adjetivo, da igual que sea sweet face, happy/ungry, incluso hard face pero no FACE, ONLY FACE.
La gente es abierta, como conocidos de toda la vida. Se sienten privilegiados de vivir en Nueva York y bajo el Slogan «IT’S MANHATTAN», se lo permiten todo. Todo vale, desde gente “a la fresca”, con la silla en las calles en viernes por la noche, como en el pueblo, a gente en pijama en busca de Emergencia…
Washington, con sus Clinton, Capitolios… esta ahí para admirar, o utilizar como los muebles de escritorio, es la Capital de los Estados Unidos pero New York es el centro del mundo: todo gira a su alrededor, la moda, la música, el cine… Todos miran primero a la Gran Manzana. De hay que no sorprenda la rivalidad entre ambas, un desprecio, un no se que, que recuerda al sempiterno Madrid-Barcelona…y en DC tampoco hay playa.
Al contrario que la capital-museo y su limpieza, Nueva York, como la gente, tiene atascos, suciedad, cosas que se quedan viejas, problemas, VIDA, como las grandes ciudades: Roma, Paris, Madrid?…
Se acumulan sudamericanos, orientales, indios… todo un ejercito desigual de corbatas, monos y sport shoes. No se pueden permitir pensar en los turistas, pero ellos también tienen un sitio, como todos.
A la mañana siguiente toca turismo, y leo por casualidad, «Though we travel the world over to find the beautiful, we must carry it with us o we find it not» (RALPH WALDO EMERSON). El turismo lleva siempre ese fatal compromiso, la necesidad de disfrutar, de aprovechar el tiempo al 100%, el tiempo y el dinero que supone la visita. Pararse, pensar, contemplar es, como tantas veces, perder el tiempo. Then yo no entiendo el turismo, sacrificio constante en pos de la novedad, una carrera que siempre mira hacia la siguiente meta, dejando atrás maravillos tesoros, de los que uno podía tomar prestado un poquito para su alma.
Asi la Universidad de Columbia, vacía, me deja sabor en su ARS BONI ET AEQUI, en pleno Nueva York, en la Escuela de Estudios Orientales. El Ferry es un viaje a ninguna parte, del que solo agradezco el placer de navegar. Las vistas, Manhattan y la Estatua de la Libertad no me dicen nada y me hablan, no se por qué, de soledad.
Todo arte, arquitectura en los States parece un poco como carton piedra, puesto para admirar, sin consistencia, y sin nada detrás, un nonsense, que no deja ver detrás de la perfección técnica una masa de hombres, una civilización.
Comer en el parque me devuelve la ilusión, ¿estaremos rompiendo las reglas del turismo? y me hace sentir uno mas, en la enorme ciudad.
Wallstreet es hasta feo, Chinatown un mercadillo continuo con etiqueta de tradición, quizás el mercadillo mas mercadillo del mundo. Gangas e imitaciones, suciedad, olores y el gusanillo del consumo, de la conveniencia (CONVENIENCE STORE. que es una buena forma de llamar a los caprichos) o la necesidad.
El Soho, no me sabe a chic, solo a cutre, a snob. La 5 Avenida, como una aparición, pero una mas, la quinta. El Empire State Building es una enorme cola, line, que se repite para subir al 80, luego al 86, para bajar, una perdida de tiempo para poder contar. La altura no es mas que altura, y la vista, foggy, cloudy, nublado, unos cuantos tejados, entre rejas, no vaya ser que alguien pretenda encontrar su libertad: recuerdo a Miguel Hernández «arboles como presos enrejados» y la sensacion de las montañas, el «soy el rey del mundo» de Dicaprio en lo alto del Titanic…. Allí encontré una reina, una fugaz aparicion, que ya ni recuerdo, en el techo del mundo civilizado, quizás fuera un ángel; ángel moreno, dulce y con acento Argentino… que no volveré a ver nunca mas.
San Patrick, sin luz del sol, me parece un derroche de vidrieras, que no fueron hechas para la luz eléctrica. Todas las capillas tienen algún detalle de Santa Teresita de Lisieaux, preciosa en el lecho de muerte, una fotografía, una frase… y me alegro de encontrar al Cardenal Newman rodeado de niños, SUEÑO DE SABIDURIA.
Times Square debe ser Broadway, luces, turistas y un espectáculo, Dancing in the Street, que no hace mas que confirmar el Black Power y esa otra noticia, mas triste, de que el que mas grita mas gana, es el lider, que hace posible a los habiles/listos desplegar sus habilidades. ¿POR QUE NO? Allí el Marriot ofrece sus vistas desde un restaurante con pianista, y de vuelta a casa el CHASE. La cena en Sbarro.
En el desayuno, un nuevo capitulo de «Que pequeño es el mundo». Un chico de Logroño, amigo de Carlos que conoce a Poly, Javier Plaza, Javier Garcia Verdugo… yo no recuerdo un solo nombre pero se por dónde va y al fin acierto: Ravina… ¿para qué? Además confirmo que Vicente M-P, ha causado sensación, todos en casa hablan del político español, «»best is yet to come».
El MOMA POR 25 Cents.
En el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York, las autoridades sugieren una entrada de 4 Dolares. Preguntamos el Precio, voluntario pero precio, y nos bastan 25 C.
Me decido por Europa, que para algo vamos a ver arte 😉 ¿Descubrimientos? Todos, en especial Thomas Lawrence, Van Dyck, Renoir, Monet, siempre Monet, un tal GAUCH (italiano del s.XVI), los paisajes alemanes del XVIII, que me recuerdan a los ingleses del XIX, sus tardes, sus catedrales y sus puestas de sol. Un Greco sin Historia, pintor de la naturaleza, entre tanto Barroco renacentista, es declarado primer impresionista.
Del arte moderno, siglo XX, alguna gracia como el pequeño Kafka, titulado Dalai Lama y rodeado con una bandera de México. En la tienda un catálogo de postales de Chagal, me sitúan junto a Silvio, y su “oleo de mujer con sombrero”.
No he visto a Warholl, solo unas flores azul sobre rojo, BIEN. Dali me vuelve a sorprender, como en DC, y una especie de broma, boceto inacabado de Veronés en la Plaza de San Marcos me recuerda que la vida es ARTE.
La velocidad de la visita a la National Gallery, me suguiere un sueño, en el que viajo por el tiempo y el espacio, el nexo artístico que hizo posible el progreso de las artes. Italiano en el XV, Español en el XVI, Holandés en el XVII, Francés en el XIX y en el XX, no se, Americano? Habría que escribir una historia del talento, y ver como, de repente, en algún lugar del mundo, en un momento determinado, surge una comunidad de personas con una especial sensibilidad y una capacidad artística por encima de la media ya sea en pintura, literatura o, incluso, en el cine. El contexto histórico, la fecundidad del grupo… no lo sé pero debe haber algo escrito.
Boston, “es la ley”.
Boston es un pueblo tranquilo, pequeño, tranquilo, verde. Manejable, bonito, muy coqueto. Ciudad universitaria con más de 10 universidades, colleges y sobre todo con “mundo universitario” ; gente joven.
Henry James construyó una leyenda sobre los Bostonianos, gente elitista, muy suyos… no los he visto. Puede que, de encerrados, no visiten las calles.
La ciudad por la noche tiene vida. La gente joven parece que se reserva, nos reservamos, lo mejor para esas horas. Se encuentra gente paseando a la orilla del Charles, que es un gran río, requisito indispensable en los States para ser una gran ciudad, gente solitaria o con su perro, que no es lo mismo pero es igual, haciendo footing, patinando, amantes, fideles…
Es semana de comienzo de las clases, Back to the school ! ! y las furgonetas “rentadas” de los estudiantes inundan la doble fila en la ciudad. Todos se hacen su mudanza, con amigos, la vida del estudiante, es breve, no hay aun historias, pasado, y el futuro, las ilusiones, no pesan; más bien parece que hacen más ligero el camino.
Me alojo en casa de mis tios. El recibimiento me vuelve a España, me devuelve a casa. No es brillante, ni original, pero desborda cariño, es familiar. Familiar, a su manera, a la manera de una familia de dos hijos, mimados, en la que el cariño es bruto, sin pulir, ajeno al brillo que da el roce diario, a los detalles que enseña la “numerosidad”. Doy mil gracias a Dios, por mi familia y a mis tios por recibirme en su casa. Mi padre, mi familia, aparecen como referencia continua, explicación de casi todo en la casa, en la conversación de unos y otros: educación, familia, esfuerzo, sacrificio… y vuelvo a dar muchas gracias a Dios.
Familia heroica, como casi todas las que lo son, que no dudo en liarse la manta a la cabeza para venirse al último rincón del mundo a curar a su hijo, sin inglés, sin tablas, con la fuerza del amor.
Las visitas a la ciudad han sido breves, puntuales pero muy agradables, me he tenido que perder para conocer la ciudad, andarla, visitar sus calles y sus barrios, conocer sus gentes, sus tascas, si las hubiere, y su Central Park que aquí en Boston es el Common, esta es la única forma de turismo que tengo reconocida.
El primer día, de situación, visitamos la parte central, un lugar con el buen gusto, la clase y la solera de lo antiguo. Casas de dos pisos, madera, ventanales se mezcla, como si de spanenglish se tratara, con dos rascacielos, los techos de la ciudad, con un complejo de hoteles y tiendas, una miniciudad, a modo de complejo atómico para las bajas temperaturas, dónde sería posible sobrevivir meses y meses. Subimos al John Hancock Center y la ciudad se nos enseña, es un mirador amplio, con perspectiva, mapas, te sitúa perfectamente en la ciudad, no enseña, te deja ver, que para eso está.
El Comon es un parque para pasear, que a la hora del lunch se llena de fontaneros y ejecutivos, señoronas y asistentas, todos en zapatillas, que en algún sitio tenía que empezar la igualdad. El Market y el Freedom Trail repiten, ese patrioterismo americano, que a mi se me hace insulso, como sin alma, de memoria, de repetición de actos, de lavado de cerebro, sin por qué : aquí se reunieron, por aquí pisaron, o en una agradable noche de verano llegaron a aquella conclusión, visitas y carreras, conspiración, frases celebres, con autores y años…USA; y yo ante tanto dato me acuerdo de Roxette “I know your business but I don’t know your name” (Dangerous). Hay una torre histórica, en la que abundan las palomas, que como en todo el mundo parecen tener un sexto sentido para lo histórico, pruebo un juego que aprendí de niño en Roma que, por la historia, debe ser la ciudad con más palomas del mundo, y así explicó a mis primos cómo espantar palomas con el sólo chasquido de la lengua, mientras arrojo a sus espaldas un pañuelo blanco que hace volar a todas las palomas, repito dos o tres veces el engaño y sonrío al contemplar como durante lo que queda de día, mis primos van probando ruidos distintos con la lengua, con éxito desigual dependiendo de mi pañuelo. Otra vez italiano para comer.
El martes seguimos nuestras visitas patrióticas a la Colina de nosedonde y el pirulo que conmemora la famosa derrota de noseque, una historia confusa en la que no se sabe si el éxito fue resistir, que ya es bastante, o retirarse a tiempo. Es un gusto oir hablar de la Guerra de la Independencia americana a un españolito de doce años, que seguro que desconoce quién fue el “Anterior Jefe de Estado”, la “Oprobiosa”, o al “Marques” o a López Bravo, la “gloriosa transición”. Sabiduría sin edad, y sin lugar.
El Constitution, barco antiguo y muy bien conservado es, además de homenaje a los heroes de la Independencia, un Memorial de Solidaridad, a la Cooperación y al Voluntariado Social : Campañas económicas, tiempo de dedicación , de jóvenes y jubilados… todo por una buena causa.
En el barco de la II Guerra Mundial vuelvo a ver claro que nunca seré marino, no estoy hecho para estrecheces ni guerras, y puestos a no ser, a mis veintitantos repaso la lista de oficios perdidos: futbolista, deportista, arquitecto,…quizás ni novelista. A la vista de las condiciones del barco pienso que Guatemala tampoco está tan mal.
Harvard sin estudiantes no es más que jaula, sin brillo, sin sabor, a un alto precio. Que distinta es la visita del turista de la del universitario. Uno busca edificios representativos, ¿historia ? ¿en la universidad ?…, el otro, los nidos dónde pueden andar los estudiantes escondidos : comedores, biblioteca, bookstore…
El jueves, como los niños, yo también empezé las clases, y después de madrugar me diriguí a mi Congreso de APSA, en los hoteles Marriott y Sheraton en la zona nuevantigua. Hay un mall de tiendas que une los dos hoteles y el ritmo de trabajo es tal que los asistentes corren el peligro de no abandonar el recinto en los cuatro días que dura la reunión, como un refugio nuclear donde todas las necesidades podrían estar cubiertas por espacio de meses. Más de veinticinco paneles, cada uno con 9/15 mesas redondas, con 3/5 conferencias, hay que hacerse un planning y ejercitarse en el, siempre complicado, arte de elegir, de mojarse. Cuatro conferencias al día y más de 50 trabajos sobre grupos de presión me hacen sentirme acompañado. Es difícil seguir a unos y a otros, imposible participar en la discusión, pero las cosas, espero, van quedando.
La gente, como siempre en los states, es diversa y numerosísima. Entre los hombres abunda la chaqueta y la corbata, sin educar, que se combina con los pies en la silla, bocatas y cokes en las conferencias. Las mujeres confirman que la moda pinta en negro. “¿Has visto alguna vez más de 5000 personas reunidas para hablar de Ciencia Política ?” Discusiones, encuentros, recepciones, gente que se escucha a si mismo…. «Bah, Teoría!!»
De vuelta a DC, de vuelta a casa, el autobús ofrece un aspecto desolador, un paisaje de pies descalzos, descamisados, dormidos, despatarrados, desparramados, herencia del 68, que, gracias a Dios, en las formas legó a los USA casi en exclusiva, ¿heredero legal? Deo gratias!! Yo desde la última fila, que es triple, ejerzo de observador privilegiado. En el exterior bosque, siempre bosque y algún río. En el interior la sensación de que a veces no está mal la soledad. Es cierto que añoro España, mas bien lo que allí deje : amigos, familia… y se me ha creado una especie de adición al correo electrónico, que mantiene vivas las brasas de la relación, que es la amistad, la comunicación, el amor que no es sino hablar con palabras, con silencios, por correo, teléfono o e-mail. Reviso dos o tres veces a la semana mi cyberbuzón, contesto, espero, intuyo… Como esa adicción a la TV, a la búsqueda que no se puede desenganchar, que es enfermedad que se autoalimenta dolorosa, locura, sinsentido, que va a más, y sólo se puede cortar por lo sano.
Y en la memoria la reivindicación de Rafael Cassens (primo de Ryta Hayworth) al que yo en mi ignorancia declaro gran escritor de tarjetas de amor.
De vuelta a casa
El avión y el efecto azafata me recuerda que no ha cambiado nada, siempre tengo que bailar con la más guapa, o al menos intentarlo, es como un sexto sentido que me hace localizar lo mejor al llegar a un sitio y empezar el juego. Me creo irresistible, seductor y también en esto no soy…más que un pesado. Nunca se me han dado bien las distancias cortas, y en esto no voy a ser excepción. Por qué esa obsesión de coleccionar trofeos, ¿corazón vacío?
De los USA me llevo tarea, cosas por hacer, un campo mucho más amplio y diverso de lo que creía, pero también más científico, estudiable. Ahora me toca a mi, ya no me quedan excusas.
Del país algo he dicho, consagraron la libertad como derecho individual, supremo y olvidaron el aspecto social, que no es sólo otro aspecto, es EL OTRO. A veces parecen fríos, distantes, indiferentes, como si más que tolerar ignoraran al otro por el que no tienen el menor interés. Son capacer de coexistir juntos sin convivir y se sorprenden cuando alguien les tiende la mano. Es tanta su sorpresa que recelan, buscando intereses ocultos, para darse después, poco a poco. Otras veces son abiertos, entrañables, interesados en conocerte… Son, a la vez solidarios, para lo que les da la gana, quizás porque se lo pide el cuerpo, pero a los demás que no se les ocurra pedir nada… habrá que seguir investigando.
Hasta llegar a los USA siempre había creído en la igualdad del género humano, en una generalización excesiva de lo que los aristotelico-tomistas llaman la naturaleza humana. Summers lo resumió magistralmente: “To el mundo er güeno”, pero no. En el mundo conviven culturas, que forman a los hombres hasta hacerlos distintos, tan distintos que pueden no identificarse en aquellos con culturas distintas ¿hombres? No creo que haya más de tres culturas, pero ignoro, una cultura LATINA, otra ANGLOSAJONA y la ORIENTAL, el resto no es más que mezcla.
Me voy además, con la sensación de haber vivido algo histórico con el mensaje a la nación de Bill Clinton tras su affaire con la intern Lewinksky, que paralizó el país como sólo hacen en España un Madrid-Barcelona o un partido de la selección.