No hay nada que me genere más rechazo que la incoherencia. Puedo entender la incoherencia vital, aquella en la que la pasión se impone al intelecto y provoca esa situación que clava la sabiduría popular «cuando no se vive como se piensa se acaba pensando como se vive», pero me cuesta mucho más la incoherencia intelectual, que permite decir una cosa y la contraria sin inmutarse, es la más clara manifestación de falta de apego a la verdad, de la dialéctica del regate corto….
Esta mañana me he vuelto a ver sorprendido por estos titiriteros de la razón, que suelen tener nombre de tertulianos (y cada vez más de ilustres twitteros). Durante las últimas semanas hemos escuchado de manera repetida un argumento tan demagógico como equivocado, al menos eso pensamos la mayoría de los profesores de derecho constitucional y espero que algunos exalumnos, un argumento que en resumidas cuentas dice así «un tribunal no democrático, no elegido por el pueblo, no puede oponerse a la voluntad mayoritaria de un pueblo…».
Lo sorprendente es empezar la mañana leyendo o escuchando como los que defendían este argumento, un mes después, glosan encantados la decisión de un juez federal norteamericano de establecer la inconstitucionalidad de los referendums que prohiben el matrimonio entre personas del mismo sexo. No he leido la sentencia pero no cabe duda que, siguiendo el razonamiento anterior, la decisión supone privar al pueblo de su capacidad de decisión, no sólo anulando la decisión de un referendum previo sino la posibilidad de celebrar nuevos referendums sobre el tema, pero el problema es que yo estoy de acuerdo con que un juez pueda decidir sobre ese punto. Ese es el espíritu del Estado Constitucional, la existencia de una serie de pilares básicos del ordenamiento que no se pueden tocar, ni siquiera por el pueblo, salvo en ocasiones especiales (momentos constituyentes).
No importa si el juez es uno o todo un Tribunal; elegido por los políticos o por su capacidad intelectual, ni siquiera si el pueblo es una «pandilla de homofobos norteamericanos» o un «clamor nacionalista catalán», no vaya a ser que lleguemos a la conclusión, la única posible, que el pueblo siempre es sabio, siempre… que sea catalán, siempre… que no sea norteamericano.
Es tan trivial lo que dices que hay que repetirlo infinitas veces. Pero quisiera insistir un poco en lo que dices de la "incoherencia intelectual". Creo que el principio liberal, o constitucional como lo llamas, no resulta tan intuitivo para la mayoría de la gente como el principio democrático.
Sucede lo mismo en el orden lógico entre el modus ponens y el modus tollens. Desde el punto de vista lógico son los dos "igualmente lógicos" de suyo. Sin embargo, mientras que el ponens le resulta a la mayoría evidente, el tollens resulta mucho más complicado de percibir como argumento válido.
Hace falta mucha educación -clases de lógica o de política- para que los sesgos de la mente humana perciban la validez del modus tollens o del principio constitucional.
No hay que desesperar… Un saludo
Reconozco que la expresión "tribunal no democrático" no es la expresión más justa o que más se aproxima a la realidad.
Pero seguro que estaremos de acuerdo en valorar que este tribunal no era el mejor capacitado para dictar una sentencia del calado y de una magnitud como la que nos ocupa. Se viciaron las recusaciones políticas y el bloqueo en su renovación.
El mercadeo político de la sentencia; una composición del Alto Tribunal "adulterada" por la partitocracia; una politización hasta límites insospechados (se recurrieron artículos que en otros Estatutos no fueron objeto de recuros), la campaña catalanófoba que se orquestró a su alrededor y el triple "cepillado" a que ha sido sometido la propuesta de Estatut no hacen sinó confirmar que el proceso empezó como acabó: viciado.
Se cumplieron las reglas establecidas para la reforma, pero ni aún así. ¿Se dan cuenta los ilustres magistrados, que han permitido politizar la sentencia en su sala, que han sido ellos y no la "peligrosa y radical periferia" quien ha finiquitado el estado autonómico?
Queda confirmado que los territorios a los que el traje del "café para todos" les quedó estrecho, cada vez encuentran menos argumentos para su "encaje".
Gracias por tus reflexiones necesarias e imprescindibles, fuerte abrazo!
Parafraseando a la Reina de Corazones de Alicia en el Pais de las Maravillas:"La democracia significa lo que yo quiero que signifique".
Esto es,la democracia es lo que el pueblo dice cuando dice lo que yo quiero oir y al mismo tiempo, la democracia es lo que un juez dice en contra de un referendum, si dice lo que yo quiero que diga.
Esta clarisimo.
Mas sencillo seria denegar el derecho a voto de los californianos si son declarados homofobos por la ong gay correspondiente o mejor aun, que esa ong gobernara directamente.
Lo que vendria despues es reconocer el derecho del Dia del Orgullo heterosexual y con los años, quien sabe, prohibir las relaciones heterosexuales.Por decision judicial , por supuesto.