Mi vida oculta


No hace falta ser un donalguien para tener una página web.

No me gusta el fútbol pero he estado federado en baloncesto, balonmano, rugby y golf (sin mucho éxito por supuesto). Corrí dos maratones en Madrid, donde el éxito fue llegar al final.

De joven trabajé en el departamento de marketing de Marca, ensobrando promociones publicitarias para el Marca o Telva y más contento cuando conseguía llevarme a casa un balón o unas botas de fútbol, de esas que no dejaban de sortear, que cuando recibía el sueldo.

También tuve relación con el mundo del ladrillo, cuando este era más de barro, o de papel, lejos de gestionar grandes operaciones, me dedicaba a ensobrar carpetas publicitarias de una empresa de ingeniería, que, a pesar de dedicarle meses nunca llegué a leer. Eso sí, aprendí trucos inolvidables sobre como combinar 20 páginas de distintos colores y meterlos en una carpeta, o que el corte de papel recién desembalado es mucho más cortante que el del mejor hierro albaceteño.

Mientras iba dando clases particulares y, durante los veranos, trabajaba de monitor en campamentos.

Seguí avanzando en el mundo inmobiliario, esta vez en el sector de Mudanzas, Mudanzas Galindo, donde descubrí lo que cunde el día cuando uno se levanta a las 5.00 de la mañana, y lo necesario que es descansar cada 10 minutos en el trabajo físico.

Escarmentado busqué cosas más intelectuales, o menos cansadas, colaborando eventualmente con la fundación de ayuda al estudiante del Banco Popular y como secretario de un investigador de la sección de geografía humana del CSIC, Juanto Cebrián.

Trabajé con un gran escritor Pedro Antonio Urbina (QEPD) ejerciendo de corrector, editor, y secretario al mismo tiempo.

También hice la mili, de los últimos de Filipinas, como Alférez del Ejército del Aire en la Base Aérea de Torrejón, una auténtica escuela.

Viajé a Kosovo con Gomaespuma para entregar material escolar y a la vuelta organicé un puente aéreo que permitió acceder a tratamientos en España a víctimas de la guerra. 

Una vez concursé en «¿Quieres ser millonario?» y creo que conseguí 75.000 o 150.000 pesetas (de las de entonces).

He escrito un par de obras de teatro infantiles y me gustaba escribir poesías para felicitar los aniversarios a mis amigos y familiares.

Aparezco en los agradecimientos de un disco de Nena Daconte.

He sido durante más de un lustro Presidente de Cuba en Transición (la Asociación Española), que sirvió de altavoz por el mundo a todos los cubanos que no podían hablar, ni viajar para contar su historia.

Soy padre de seis estupendos hijos.