Ayer fue un día de pequeñas tragedias domésticas, creo que no por estar en EEUU sino por vivir sólo. La primera fue por la mañana: confieso que tengo cierta tendencia a sustituir la ducha por el baño (que no me oiga la Ministra) y cuando tengo tiempo disfruto leyendo en la bañera… así estaba ayer cuando sono el teléfono de mi apartamento, era el portero que decía que estaba cayendo agua en el piso de abajo. Efectivamente en la cocina el grifo estaba goteando y el sistema se había bloqueado. Se trata de un sistema curiosísimo en el que no hay tapón sino un motor electrico que absorbe el agua, por algún extraño misterio se había parado y, a pesar de tener un agujero enorme, no tragaba agua desde hacía un rato. Me puse manos a la obra: fregona, toallas… hasta que logre secarlo todo y llamar al encargado de mantenimiento de la finca que tardo menos de 5 segundos en desbloquarlo.

Aprovechando que estoy solo me quedé a trabajar hasta tarde en la facultad, cuando decidí salir hacia casa, a eso de las 20.30, la puerta del edificio estaba cerrada, y no había nadie alrededor. Después de mirar por todas partes ya me veía durmiendo en la alfombra de mi despacho pero empeze a jugar con la llave de mi despacho y mi tarjeta de acceso, y la combinación de antes logro abrir la puerta que daba a la calle. Gracias a Dios, al salir en la calle no había casi nadie. Esta claro que aquí los horarios son distintos.