Estos días se ha hablado mucho de los 22 millones de dolares que los Clinton pusieron de su bolsillo durante la campaña electoral y que ahora intentan recuperar con la ayuda de Obama. Esta, la autofinanciación de las campañas, es una práctica muy habitual en la política USA con ejemplos tan llamativos como el de Bloomberg en Nueva York, o el de Steve Forbes en sus diversos intentos para alcanzar la presidencia.

El Tribunal Supremo declaró inconstitucional una ley que pretendía favorecer a aquellos candidatos al Congreso que tienen que enfrentarse a personas dispuestas a invertir su fortuna personal en su candidatura.

Para tratar de nivelar esta situación se había aprobado una ley conocida como «the millionaire´s amendment» que establecía una excepción para aquellos candidatos cuyos adversarios gastarán más de 350.000 dolares de su propio bolsillo en la campaña. Estos estarían autorizados a recibir donaciones particulares superiores a las habitualmente permitidas.

Pero ayer el Tribunal Supremo señaló que la ley va en contra de la Primera enmienda:

Congress shall make no law respecting an establishment of religion, or prohibiting the free exercise thereof; or abridging the freedom of speech, or of the press; or the right of the people peaceably to assemble, and to petition the Government for a redress of grievances.