Después de la traca final, con globos y confeti, hoy me he levantado a las 4 de la mañana para regresar a Washington en el avión de las 6.

En el mostrador del Check-in me he encontrado a Karl Rove, no me lo podía creer y no ha sido hasta la sala de espera que me he decidido a atacarle con la cámara de fotos:

Lo mejor estaba por llegar.

Al embarcar compartiamos fila de asientos, una hora a solas con el Arquitecto, cuánto vale eso a precio de mercado. He aprovechado a fondo, las nuevas tecnologías, Obama, el voto hispano… ya os contaré.