Publicado en la Tribuna Complutense
Hace unos meses nació una estrella de la política mundial, Barack Obama, hoy esa “joven promesa” se ha convertido en el Presidente electo de los Estados Unidos. Ante tan fulgurante ascensión ha faltado tiempo para que unos y otros, en ámbitos como la política o el mundo empresarial, se suban al carro “Obama”, tratando de replicar el modelo de su aplastante triunfo electoral. Convencidos de golpe de la eficacia de las nuevas tecnologías, proclaman a Barack Obama su descubridor y se apresuran a anunciar el corta y pega de las herramientas de la victoria, como si estas se bastaran por si solas, como si no les hiciera falta un libro de instrucciones.
Una mirada más reposada nos permite descubrir que la campaña de Obama no ha inventado nada, y que sus cacareadas herramientas tecnológicas no son más que aplicaciones muy populares en la red y nos obliga a ir un poco más allá. La figura de Barack Obama, desconocida hace 8 años, que empezó a ser popular tras su discurso en la Convención demócrata de 2004, ha ido creciendo con su campaña, en la que se han ido adaptando los tiempos creciendo, en este orden, su apoyo social, su financiación y su popularidad, elementos imprescindibles para ir avanzando hacia su objetivo final. Su gran acierto ha sido poner la tecnología al servicio del ciudadano, esta vez el mensaje no era sólo el candidato, sino toda su campaña.
Obama ha sabido valorar e involucrar en su campaña a miles de personas que habían contribuido al movimiento que nació durante las campañas primarias de los candidatos demócratas Wesley Clark y Howard Dean en 2004 y, sobre todo, tras la reacción de una parte de los demócratas tras la derrota de Kerry en 2004. Esta plataforma que nace en torno a la blogosfera, con sitios de referencia como MyDD o Dailykoss, se ha ido extendiendo por todo el país, articulando una organización formada por particulares frente a la dependencia de las antiguas organizaciones de las que tradicionalmente dependía el Partido Demócrata.
A esas personas movilizadas políticamente se dirigió inicialmente el mensaje de Barack Obama, que fue creciendo y consolidándose, articulado en torno a Mybarackobama.com, el correo electrónico y el sms. Poco a poco, a través de la atención personal, la atención a sus ideas, y el equilibrio entre la ilusión y las exigencias, asequibles y recompensadas, se iba aumentando la base social, elevando el nivel de protagonismo de los ciudadanos, su impresión de pertenencia a un movimiento histórico, su involucración en la campaña… logrando el ejercito de profesionales y voluntarios más impresionante, motivado y entrenado de la historia de la política norteamericana. Queda pendiente ver hasta que punto este movimiento electoral se consolida como movimiento político, y hasta que punto se puede mantener su impulso, su motivación y sus métodos desde la Casa Blanca, ganas no faltan.
Si en 1992 el secreto electoral estaba en una hoja de papel que James Carville colgó en el tablón del cuartel general de Bill Clinton en Arkansas “es la economía, estupido” esta vez ha sido Joe Trippi el que nos ha desvelado el secreto “Estupido, es la red”.
En Sevilla, el Alcalde socialista debe ser uno de esos iluminados o deslumbrados por el fenomeno Obama. Acaba de gastarse 60.000 euros en que tres asesores de Obama les den un curso acelerado de comunicacion social a ver si asi remonta la pesima imagen que su gestion nefasta traslada al vecino.