Giovanni Sartori es una referencia mundial del pensamiento político contemporáneo. A su capacidad de análisis une una capacidad didáctica, un sentido de la provocación… y una diversidad que en los últimos tiempos le ha llevado a contribuir, con más o menos acierto, a la reflexión sobre temas en los que no es un experto como el fenómeno de la inmigración (La sociedad multiétnica, servicio 23/05/01), el crecimiento poblacional (La tierra explota) o a la influencia de la televisión en los comportamientos políticos y sociales (homovidens. La sociedad teledirigida, servicio, 03/06/98). Su último libro se centra en un tema más tradicional, al que el autor dedicó su gran obra, Teoría de la democracia, y su apendice (La democracia después del comunismo, 28/07/93). Esta vez su originalidad viene del formato elegido, que parece dirigido especialmente a ese Homovidens cuyo nacimiento anunció a finales del siglo XX.

Fruto de un programa de televisión, emitido en primetime por la televisión pública italiana, en el que el autor iba condensando, en programas de 3 o 4 minutos, conceptos básicos que conforman la democracia. Sus intervenciones, adaptadas para el libro, ponen de manifiesto la capacidad de síntesis, y su facilidad didáctica para hacerlo asequible, sin renunciar al enfoque de fondo, histórico y filosófico, a cualquiera interesado en qué es eso de la democracia.

A lo largo de las páginas se van abordando con claridad, y sin complejos, conceptos como el de libertad, pluralismo, revolución, o incluso lo “políticamente correcto”, que aunque pudieran parecer ajenos a la definición tradicional de democracia, pero que se encuentran directamente relacionados con la democracia, entendida no como el ejercicio directo del poder sino como una forma de control y limitación del mismo. De ahí que desde el principio insista en dibujar las difusas fronteras entre el realismo y el idealismo, el equilibrio necesario entre teoría y realidad, cuyo descuido tantos problemas ha causado a la humanidad, alertando frente al perfeccionismo y la utopia y señalando el reclamar una “verdadera” democracia como el verdadero peligro que acecha a nuestro sistema.

Hay ideas provocadoras, “politicamente incorrectas” como aquellas en las que alerta frente a la participación: “ existe una relación inversa entre la eficacia de la participación y el número de participantes… la participación verdadera tiene las piernas cortas, es decir, se circunscribe a las cifras pequeñas” denunciando como “en nombre de la participación, la democracia representativa, que es una democracia indirecta, se ve desbordada y sustituida por una democracia directa” (36). También entra al debate sobre la exportabilidad de la democracia, con la que se muestra bastante crítico, y la vinculación entre desarrollo y democracia, que no comparte. Multiculturalismo y pluralismo, el islam y el conflicto de civilizaciones son otros de los temas que aborda con su peculiar estilo, logrando atrapar la atención del lector, que devora las escasas 140 páginas y dejando en el aire la sensación que quizás el programa de televisión, que da origen al libro, sea una buena idea para alguna cadena de radio o televisión en nuestro país¿quién se anima?.