No soy experto en política Chilena pero hace un par de semanas tuve la suerte de compartir una tarde con el General Cheyre, uno de los protagonistas de la transición chilena, al mando del ejercito en un momento especialmente difícil para el país, que resolvió con gran acierto destacando el reconocimiento público de las violaciones de los derechos humanos realizadas por el ejercito y la solicitud de perdón. Los resultados hablan por si mismo , hasta el punto de que hoy el ejercito está entre las instituciones chilenas que más confianzan generan.
El General Cheyre hoy es el Director del Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile y ejerce la docencia en distintos foros internacionales. Mis impresiones:
Chile es un país lider en América Latina, cuenta con una democracia estable, unas instituciones sólidas y una economía saneada. Tras la llegada de la democracia el país ha demostrado una madurez y una capacidad singular que les ha permitido convertirse en modelo para sus vecinos, pero el éxito del modelo hace unos años, bajo el Gobierno de Lagos, empezó a tocar techo, las enormes posibilidades humanas y de recursos naturales del país, hace que Chile, y sus ciudadanos, estén deseosos de dar el salto a las grandes ligas, jugar en Champions. En lo político eso pasa por la consolidación de las instituciones (en la que la alternancia juega un papel importante) y la modernización del Estado, para lo que una sociedad justa con espacios de participación es indispensable; en lo económico pasa por consolidarse como puente de redistribución y plataforma de servicios y lograr la equidad social y el desarrollo sustentable. De ahí que Chile esté abocada a un cambio de ciclo, la Concertación que ha gobernado el país durante los últimos 20 años se presenta como un proyecto agotado sin un verdadero proyecto para el país y, aunque hablar de reforma constitucional resulte precipitado, tras la Constitución de 2005, en la sociedad chilena existe un amplio deseo de cambio.
Esta situación explica la desconcertante asimetría entre la espectacular aprobación de la Presidenta Bachelet (80%), la de su gobierno (40%) y la de su partido (20%). Bachelet detectó el problema y, desde el inicio, impuso una forma de hacer política ajena a los partidos, lo que junto a la buena gestión de la crisis le permitió salir muy fortalecida, mientras la imagen de su partido, y de su gobierno tocaban fondo.
Hace falta un nuevo proyecto, que ofrezca un plan para los retos a los que se enfrenta Chile en este nuevo escenario y la Concertación no ha estado a la altura. La Democracia Cristiana ha ido perdiendo peso (algo que se ve en la evolución de su representación parlamentaria) y ha sido incapaz de plantear nuevas alianzas, nuevos objetivos, nuevos liderazgos, que era lo que demandaba la sociedad. Sea cual sea el resultado final, el sorprendente éxito de Ominamí, a pesar de no haber respondido a las enormes expectativas generadas en las últimas semanas, parace una buena muestra de la necesidad de refundar la Concertación.
Por el contrario la Alianza, con un líder alejado de la imagen tradicional de la derecha chilena y un historial democrático intachable, supo reinventarse, refundarse, presentandose ante la sociedad como un partido unido, con un proyecto, con ideas que van más allá de la conquista del poder. (Algo que a mi me recuerda mucho a la refundación del Partido Popular y a la labor de José María Aznar en España durante la década de los 90).
Así las cosas, tendremos que esperar al próximo día 17 de enero. 14 puntos es mucha ventaja, pero la cosa siempre ha estado muy justa, en las 2 últimas elecciones el resultado fue 51-48. Esta vez tengo la sensación que la campaña de Ominami ha inutilizado en gran medida lo que hace 5 años se llamó el “mal menor”, (en España se llamó cordón sanitario), un buen número de sus votantes que supone el 20% del electorado, se ha quedado desencantado con la victoria de Frei, y pueden quedarse en caso, para otros esta vez el mensaje de cambio puede tener más fuerza que el enfrentamiento izquierda-derecha, basta con que unos y otros sumen el 6%.