Mientras que las negociaciones entre el gobierno y ETA siguen su curso, el gobierno vuelve a las andadas y se va metiendo en nuevas guerras que parecían olvidadas. Esta vez con las distintas religiones: la Iglesia Católica y el resto de las confesiones religiosas, aunque éstas no parezcan darse por aludidas.
Parece que el origen es la instrucción pastoral «orientaciones morales ante la situación actual de España», en la que los obispos ejercen su función de pastores de los católicos españoles, analizando la situación desde su perspectiva y planteando una serie de recomendaciones.
Como anunciaba la nota de prensa:
«El documento consta de introducción, conclusión y tres capítulos titulados: Una situación nueva: fuerte oleada de laicismo, Responsabilidad de la Iglesia y de los cristianos y Discernimiento y orientaciones morales. En el primer capítulo se describe la situación actual y se analizan sus causas, en el segundo se realiza una llamada a superar la desesperanza, el enfrentamiento y el sometimiento y a anunciar el gran “sí” de Dios a la Humanidad en Jesucristo, y el en el tercero se propone un reforzamiento de la identidad católica para llevar a cabo cualquier acción en la sociedad y se anima explícitamente a los católicos a vivir la caridad social para el fortalecimiento moral de la vida pública. En este último capítulo se analizan cuestiones como la relación entre la Iglesia y sociedad civil, la democracia y la moral, el servicio al bien común, el respeto y la protección de la libertad religiosa, el terrorismo, los nacionalismos y sus exigencias morales, y el ejercicio de la caridad.»
A esto siguió la presentación por parte del PSOE de un manifiesto sobre «Constitución, laicidad y Educación para la ciudadanía» (que no consigo vincular).
Y empezaron las reacciones:
El arzobispo de Pamplona Fernando Sebastián analiza el texto, y Juan Manuel de Prada va al fondo.