Gabilondo ha pedido perdón por su tremenda metedura de pata, cosa que le honra. En la red han recogido la noticia con cierte escepticismo, limitandose a señalar la grandeza de Gabilondo, y a olvidarse del contenido de su disculpa: «acusabamos de fingir ser una víctima del terrorismo» «la emisión del reportaje fue un error». Por desgracia en la red las palabras parece que pesan menos, que nada cuenta, y que como comenta alguien en Escolar.net:

«Escolar.net no es un medio de comunicación, es un BLOG. Mientras que el primero está obligado a informar y corregirse (aunque el mundo, la cope y compañia nunca lo hagan), en un blog NO, por la sencilla razón de que el blog es solo el reflejo de la opinión del autor»

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El argumento no deja de resultar curioso:

Alguién acusa a otro de fingirse victima del terrorismo, y una legión de seguidores se lanzan sin piedad sobre el «fingidor», apaleandole moralmente.

Unos días después tras quedar demostrado que este señor no fingía nada, pide perdón.

La legión de seguidores que se apuntaron al linchamiento se lavan las manos y establecen un principio moral: «nadie tiene que pedir perdón por sus opiniones personales». Y uno se pregunta qué ocurre si yo opino que Stalin fue un bendito que salvó a Rusia del capitalismo y se demuestra que cometió millones de asesinatos, o si opino que Pinochet fue una hermanita de la caridad y se demuestra que fue un auténtico asesino, ¿no tendré la obligación moral de disculparme por mis opiniones, que se han demostrado equivocadas y ofensivas para muchas personas (el acusado y por extensión la AVT a la que se acusaba de manipular)?. Vamos digo yo…