El New York Times presenta un interesante artículo sobre el incremento de la publicidad negativa en la campaña electoral nortemericana. Existían muchas las teorías sobre la utilidad de la publicidad negativa en una campaña electoral pero tras las últimas elecciones presidenciales, en las que sobre todo Kerry fue objeto de algunas de las críticas más feroces que se recuerdan en campaña electoral, parece que no queda ninguna duda.
El problema democrático de esta estrategía, al parecer utilísima, es el desgaste que provoca en las instituciones. Al restar credibilidad a todos los candidatos, incluso a los triunfadores, la política se convierte cada vez más en el sistema de «los menos malos».