Chavez decidió hace un tiempo convertir Mercosur en un bloque «revolucionario». Por eso después de diversos encontronazos decidió unirse a la organización formada por Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay…. y hacerse con el control del barco, sin descuidar a su propia criatura el ALBA, formada por Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba, y Nicaragua, que presenta como alternativa a los distintos tratados de libre comercio con los Estados Unidos, ALCA, que han aprobado distintos países de la región.
Chavez hoy ha lanzado una especie de ultimatum ante el retraso de Brasil y Paraguay, donde sus respectivos Parlamentos deben aprobar la incorporación de Venezuela. Si la decisión no se produce ya amenaza con privar a Mercosur del lujo de su presencia, y dedicarse en exclusiva a consolidar ALBA como un bloque regional alternativo. Como señala Andres Openhaimer en su columna, la situación no pinta bien para Venezuela, o quedarse fuera y fracasar en un nuevo movimiento de su plan imperialista internacional o incorporarse a una estructura en grave riesgo de paralisis, por los terribles desencuentros de los que la situación actual no es más que un leve adelanto.
El mientras, con el barril de Brent por los cielos, trata de consolidar «por lo legal» su régimen totalitario a través de una nueva reforma constitucional que además de establecer la reelección indefinida promete formalizar la acumulación de poderes y la propiedad colectiva, entre otros…