Tras escuchar el mitin de ZP en la respuesta a la intervención de Rajoy, ya no queda ninguna duda: Rajoy se equivocaba. La única solución es el acuerdo democrático de todos los partidos y el, como lider de la oposición, es el único modelo posible de oposición responsable.

Zp ha admitido asistir al debate y ahora reniega de su comparecencia.

Zapatero es un parlamentario muy mediocre, cuando no tiene tiempo de leer. La intervención del Presidente carente de toda lógica, ha sido una colección de frases sueltas con toniquete final. Detrás de los consejos, las profecias, las reivindicaciones de paternidad responsable y los ataques personales, los reproches sobre el tono del discurso, los reproches sobre el carácter de la oposición y la reinvindicación de su lealtad, no ha habido ni una sola idea sobre el objeto de la comparecencia: la política antiterrorista del gobierno.

No hace más que exigir reconocimiento por ser el impulsor del pacto por las libertades y contra el terrorismo, no se si para justificar su incumplimiento.

Lo más sorprendentes eran los demás diputados socialistas, a los que parecía que había llevado en autobus y repartido bocadillos, aplaudiendo cuando lo indicaba el tono final de la frase, independientemente de su contenido.

Su tregua es una más, una especie de oportunidad que tiene todo Presidente, aunque cada vez es más suicida intentarlo con la experiencia previa.

Habla de un gran pacto contra el terrorismo, pero aun no sabemos en qué términos o para qué.

Afirma que el fin de la violencia no tendrá precio político, pero a continuación señala que se puede negociar siempre que no haya violencia. Si no hay contenido político ¿en qué consiste la negociación? Señala que la ley de partidos sigue vigente, y que Batasuna solo se presentará a las elecciones si la cumple.

Repite e insiste en su lealtad histórica en el tema del terrorismo, pero no se refiere en ningún momento a su «gestión» del 11-M, quizás también por eso iba a pedir perdón.