Teodoro Petkov publica en Diario Exterior un interesante artículo sobre la campaña electoral venezolana. El experimentado político socialdemocrata, actualmente jefe de campaña del candidato de la oposición Manuel Rosales, da la vuelta a la estrategia de campaña de Hugo Chavez: las elecciones son una elección entre Hugo o Bush, en una versión moderna de «el imperio o yo».
Quizás sirva para situar el artículo el que he publicado hace unos días en Libertad Digital. «Venezuela: Cuenta atrás para la democracia«.
Y ahora Petkov en El diario exterior:
La carencia de sentido del ridículo, así como de la más elemental creatividad, ha colocado la campaña del candidato continuista bajo la admonición de consignas tan idiotas como esa que lo recibió a su regreso del periplo mendicante de votos para el Consejo de Seguridad de la ONU: «Rompiendo el bloqueo». ¿Bloqueo? ¿Cuál bloqueo? Burda imitación de consignas cubanas, ¿será que Estados Unidos, al igual que hizo con Cuba cuando le cortó la cuota azucarera, ha suprimido las compras de petróleo venezolano y nosotros no nos hemos enterado?
Pues no. Resulta que seguimos siendo «el más fiel y seguro» suplidor de crudo que tiene el imperio. ¿Será entonces que tampoco nos hemos enterado de que los gringos decidieron cortar sus exportaciones hacia nuestro país? Tampoco… En el fondo, esta consignita payasa del «bloqueo» banaliza el de que es víctima Cuba desde hace más de 40 años. Siempre tratando de transformar su gestión de presidente bananero en una gesta, el candidato continuista vive una epopeya vicaria: a través de las de otros.
…Pero no se necesita tener un ojo demasiado perspicaz para percibir que si las cosas se van a plantear de esa manera la verdadera escogencia para los venezolanos es entre Rosales o Fidel. Porque no es que los gringos no hayan metido su cuchara aquí y no lo sigan haciendo, pero si de metiches se trata, aquí nunca habíamos tenido una presencia extranjera tan desmesurada como la de los cubanos, incluso en áreas tan sensibles como las de seguridad y fuerzas armadas, lo cual, sin duda, afecta gravemente nuestra soberanía. No deja de ser curioso que quien mantiene un régimen permanente de consultas con el capo cubano, quiera hacernos creer que los venezolanos tenemos que escoger entre él y Bush.
No es propiamente Rosales quien se la pasa pidiéndole consejo a un jefe de Estado extranjero. En verdad, en verdad, debemos optar entre un proyecto inepto y corrupto, que cada vez oculta menos sus fauces autoritarias, autocráticas y militaristas, intentando copar todos los espacios sociales, y la posibilidad de impedir que esa orientación totalitaria termine por doblegarnos.
¿Chávez o Bush? ¡No!
¡Fidel o Rosales!