Hasta ahora en las elecciones norteamericanas existía una primera fase de la campaña electoral en la que los candidatos luchaban entre si para obtener el voto de su partido en las primarias que se celebraban durante tres o cuatro meses en los distintos Estados. Esto hacía de las elecciones primarias un proceso, más que una elección de ámbito nacional, en el que las estrategias de dosificación personal, de localización del mensaje y de gasto jugaban un papel esencial, en el año 2008 esto también será diferente.
Tras las clásicas primarias de Iowa, New Hampshire y South Caroline, 20 Estados han decidido de manera independiente, y en contra de la estructura nacional de los partidos, celebrar sus elecciones primarias el 5 de febrero. Esto recortará sin duda el proceso y prolongará la campaña electoral para la elección presidencial. Tras el 5 de febrero la elección se habrá reducido a dos o incluso a un solo candidato, lo que hará inutiles el resto de las primarias. Pero sobre todo la confluencia de un gran número de primarias en un mismo día, que aun puede aumentar, convertirá la campaña en una campaña de ámbito nacional y el 5 de febrero en una primera vuelta de la elección presidencial, de la que saldrán los dos, o tres, candidatos que se disputaran durante 9 meses el lugar del hombre más poderoso de la tierra: The President of the United States.