El Ministro García-Margallo anunciaba recientemente la elaboración de un Libro Blanco de la Política Exterior Española (fórmula habitual en Bruselas para empezar a trabajar distintos temas), esperemos que tengan en cuenta la diplomacia pública en sus reflexiones. Si se decide puede contar con una serie de reflexiones interesantes. A las ya clásicas de Javier Noya se han añadido en los últimos tiempos algunas relevantes, la última publicada en la revista Comunicación y Sociedad de la Unav sobre la dimensión comunicativa de la diplomacia pública. Se trata de una valiosa aportación de Juan Luis Manfredi (@juanmanfredi) en un campo poco trabajado desde la perspectiva comunicativa en España. Otra referencia imprescindible sería la de Luis Melgar, publicada por el propio MAEC hace cosa de un año.

El tema no es menor. España se enfrenta a un gran reto en el mundo y la credibilidad será clave para el éxito de la empresa. Esa credibilidad se cimenta sobre las actuaciones de nuestros representantes pero, en la sociedad-red, depende en gran medida de su actividad comunicativa. Hoy más que nunca la comunicación se ha convertido en una herramienta de poder, una forma de influencia en la toma de decisiones de otros Estados y otros públicos, cada vez más influyentes internacionalmente. De ahí la importancia de la diplomacia pública, y el importante papel que la red juega en la misma.

Como señala Manfredi “Ningún autor reconoce ya la capacidad del Estado para controlar el contenido informativo, la calidad de la señal o la imagen que se proyecta
en el exterior, si bien el grado de libertad de información y el flujo constante
de imágenes es irregular”. De ahí la necesidad de diseñar una comunicación coordinada que involucre al mayor número posible de actores, convertidos en embajadores de la marca España en una estrategia de comunicación en red. No basta con seguir confiando en los éxitos de nuestros deportistas, y algunos de nuestros artistas, sino que es necesario construir una diplomacia basada en las relaciones personales, involucrar en esta tarea los españoles por el mundo (científicos, profesores, empresarios…), cambiar al sujeto de nuestras acciones, cada vez menos el Estado y cada vez más la opinión pública, y los creadores de opinión los distintos sectores, no ya internacional, sino de cada uno de los países en los que España y los españoles tienen intereses de cualquier índole.

Para eso es necesario darse cuenta de la importancia del asunto, diseñar un plan, establecer un equipo… en esta labor las nuevas tecnologías juegan un papel imprescindible. Así lo reconoce la Smith-Mundt Modernization Act 2010 que, como nos indica Manfredi, tiene entre sus tareas “actualizar la capacidad de las autoridades para luchar y ganar la batalla de las ideas contra la violencia de las ideologías extremistas en internet y en otros medios de información”. El congresista Thornberry, que lidera el proceso legal, lo expresa claramente en su web

“la norma debe actualizarse para reforzar nuestra comunicación estratégica y la capacidad de la diplomacia pública en todos los frentes, sobre todo el digital”

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Hay muchos países trabajando en el tema desde hace tiempo, con excelentes resultados; otros muchos han sido capaces de entender su importancia y destinar recursos a tal labor. Sin ir más lejos hace un año tuve la suerte de colaborar con la Cancillería Peruana en un proyecto que apuntaba en esta dirección, y que concluyó con una jornada de formación a todos los funcionarios de Relaciones Exteriores. Aquí os dejo la presentación que utilizabamos en la formación:

Fruto de esta experiencia escribí algunas cosas que se han publicado recientemente en los Cuadernos de la Escuela Diplomática española: Ciberdiplomacia: una introducción:

En España estamos un poco en mantillas en el tema. No olvidemos que la ciberdiplomacia no es más que una herramienta de la diplomacia pública y, a pesar de la necesidad, ésta ha estado ausente de cualquier plan de acción exterior en los últimos años. Quizás ahora que la necesidad aprieta y nuevas caras llegan al Palacio de Santa Cruz sea un buen momento.