Llevaba mucho tiempo sin aparecer en nuestras pantallas. Quizás, los que confunden lo que sale en los medios con la realidad, empezaban a pensar que se trataba de un problema solucionado. Sus últimas apariciones en público habían sido de la mano de los curas, a los que una vez más se les echaba la culpa de todo
Por eso su reaparición me resulta especialmente impactante. El máxien su intervención en la conferencia que reúne en Sidney (Australia) a más de 7.000 expertos de más de 130 países ha asegurado que «el mundo está perdiendo la batalla contra el VIH». A pesar de los avances en los tratamientos médicos la enfermedad se multiplica de forma exponencial y descontrolada. Y ha causado ya 25 millones de muertos.
Y no, la solución no es sólo la de repartir preservativos y esperar, aunque esto se sabía hace ya mucho tiempo. Se trata de un problema cultural, de educación y pedagogía, a lo que se ajusta perfectamente el tratamiento conocido como ABC y propuesto por prestigiosos científicos y especialistas de rango internacional. (Véase la revista médica The Lancet de noviembre de 2004).
El consejo de los especialistas es que las políticas de prevención de la transmisión del SIDA por vía sexual, para ser completas y eficaces, han de basarse en la recomendación – por este orden – de la abstención, la fidelidad y el uso de preservativos. Lo mismo afirma también la Organización Mundial de la Salud.
Mientras Africa se muere poco a poco y mayoritariamente son los misioneros de las distintas iglesias los que aplican tratamientos médicos y les ayudan a morir dignamente cuando no se puede hacer nada más, que no es poco.