Es bueno reconocer los errores, y yo el lunes me equivoqué. Pensé que el Partido Demócrata no había tenido tiempo y no erá así. La labor vertebradora de Howard Dean, con su estrategia de 50/50 que generó tantas críticas ha resultado una forma de nacionalización de la campaña y ha generado excelentes resultados incluso en feudos tradicionalmente republicanos; la movilización del DFA ha surtido efecto y ha conseguido llevar a votar a un gran número de demócratas y dejar en casa a los republicanos. Al final se confirmaron los resultados que pronosticaban las encuestas.
A los demócratas sólo les quedará un sabor amargo, la derrota de su candidato Lamont del que hablamos hace unos meses, a manos del Senador Lieberman. Y una Hillary Clinton lanzada en su carrera hacia las presidenciales del 2008.
A los republicanos un consuelo, el de la historia que no permite que el poder se ejerza sin control indefinidamente y establece unos equilibrios tremendamente convenientes para la democracia.
A los europeos, la tantas veces anunciada, y hasta ahora inédita, derrota de Bush… y la cabeza de Rumsfeld.
A los analistas analizar, que debería ser su trabajo, la republicanización de los demócratas, la derrota de Lamont puede querer decir algo así como que siguen siendo malos tiempos para los «true democrats», y la lista de «Issues» que más han influido en la decisión de los votantes según las «exit polls»: Corrupción, terrorismo, economía, irak, valores (por este orden)
Y a mi, como decía al principio, pedir perdón y prometer un análisis más en profundidad del uso de la red, aunque como aperitivo recomiendo la página de Lieberman antes de que la retiren…