El ambiente era increíble, se respiraba una emoción contagiosa del sueño americano, del todo es posible y el discurso se pasó en un abrir y cerrar de ojos.
La tarde se hizo un poco pesada, peo la espera mereció la pena: me encantó Nancy Pelosi, Ted Kennedy estuvo muy emotivo, se notaba que se cansaba y le costaba que la voz saliera con energía y para cerrar, ahí estaba Michele.
El Pepsi Center se vino abajo, el público entregado y para mí lo más destacable el ensalzamiento de valores y la presentación más «personal» de su marido, de dar a conocer al pueblo americano esa parte menos conocida de Barack Obama, algo que en las últimas semanas se venía criticando.
Hello daddy!! gritaba una de las hijas del matrimonio Obama cuando su padre apareció en una de las pantallas. Una sorpresa para todo el estadio, fue la guinda a un acto que por lo general yo calificaría de emotivo.