Quizás no parezca más que una de las cienmil encuestas absurdas que se publican a diario, pero la cosa cambia cuando se descubre que el 63 por ciento de las casa americanas tienen mascota, entre estos el gato es el preferido 88 millones y el perro la segunda opción 75 millones.
Las mascotas han pasado a formar parte de la historia de la Presidencia norteamericana, Fala el perro de FD Roosevelt, el gato «socks» de los Clinton, que llegó a convertirse en protagonista de la web infantil de la Casa Blanca hasta que fue «sustituido» por un perro labrador, Buddy, en el corazón de los Clinton y Barney el famoso perro de G.W. Bush.
Mccain parte con ventaja porque presume de tener un puñado de mascotas: Sam un English springer spaniel, Coco the mutt, las tortugas Cuff y Link, Oreo un gato, un ferret (una especie de gato que no se muy bien como se llama), tres loritos y unos cuantos peces.
La cosa es tan así que Obama ha prometido comprarle un perro a sus hijas cuando acabe la campaña. (Pennsylvania Av, bien vale un perrito)
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