Tras meses de una campaña larguísima, novedosa y llena de sorpresas, las dos últimas semanas han estado cargadas de política, generando una atención superior a American Idol (el Operación Triunfo local) o las finales de la nfl o la nba, una atención sin precedentes, incluso para una elección Presidencial. Después de los habituales rebotes provocados por la selección de los candidatos a la vicepresidencia y el efecto de las Convenciones, la campaña vuelve a estar en tablas, con una ligera ventaja de John Mccain, que ha sabido recuperar el protagonismo y se ha puesto por delante por primera vez. Ahora todas las cartas están sobre la mesa y el resultado final dependerá de la habilidad de cada uno de los contendientes.
Lo que no dicen las encuestas
Tras la agitación de las últimas jornadas, todavía es un poco pronto para valorar las encuestas, y haría falta al menos una semana para que las aguas vuelvan a tranquilizarse y saber cual es el estado real de la opinión pública norteamericana. Tres empresas (Gallup, Rasmussen y Hotline/FD) están haciendo tracking diario de las elecciones, publicando diariamente el resultado de los 3 últimos días con una muestra de alrededor de 3000 personas, tras la Convención Repúblicana las tres otorgan a los republicanos, una ventaja que oscila entre 1 y 5 puntos. Junto a estos trackings, la última encuesta publicada también señala una diferencia de 4 puntos a favor de John Mccain, que alcanzaría por primera vez la cifra mágica del 50% entre los votantes registrados y que, sobre todo, aventajaría en 10 puntos (54-44) al ticket Obama-Biden, entre aquellos que suelen ir a votar.
En este punto, Además es importante señalar que las elecciones americanas no siempre las gana el que consigue mayor número de votos, sino el que consigue mayor número de compromisarios electorales (aquel que gana un Estado se adjudica todos los compromisarios electorales) hasta cuatro Presidentes norteamericanos John Quincy Adams (1824); Rutherford B. Hayes (1876); Benjamin Harrison (1888) y George W. Bush (2000), lo han sido a pesar de obtener menos votos. De ahí que a partir de ahora sea más importante fijarse en las encuestas de cada uno de los Estados, especialmente en Nevada, Colorado, New México, Ohio, Florida, Virgina, New Hampshire, Michigan, Pennsylvania, Wisconsin y Missouri, realclearpolitics.com es una buena web de referencia.
Como en todas las elecciones, pero especialmente en las norteamericanas, la capacidad de movilizar al electorado en las últimas 72 horas será determinante. Los republicanos se han caracterizado tradicionalmente por ser más eficaces en las últimas horas, a la tendencia natural del indeciso norteamericano a votar de manera conservadora se unía el apoyo de grandes movimientos sociales, que se involucraban con fuerza en la campaña y demostraron una gran eficacia a la hora de llevar a la gente a votar. Esto hacía que los Republicanos hubieran convertido en, prácticamente, una tradición el ganar elecciones en las que se encontraban por debajo en las encuestas, estas elecciones pueden ser distintas. Si partimos de que para votar en Estados Unidos es necesario estar inscrito como votante, podemos calificar de exitosa la campaña de Obama que ha logrado añadir, cientos de miles de nuevos votantes al censo, especialmente de entre los grupos menos propensos a votar, si a esto unimos la estructura de movilización de la que hablábamos la semana pasada, y que se sigue perfeccionando, yo no contaría con la ventaja republicana de los últimos años en esta fase final.
Nuevas estrategias
Ahora todas las cartas están sobre la mesa y el resultado final dependerá de la habilidad de cada uno de los contendientes. En la puesta en escena de ambos partidos en sus Convenciones podemos encontrar algunas claves de la campaña que ahora recomienza. el discurso de aceptación de McCain ante la Convención RepublicanaLa campaña de Mccain, será un equilibrio continuo entre la movilización de sus bases, para lo que cuenta con Palin y la invitación a los votantes independientes, con un discurso de unidad nacional, que pase por encima de las rivalidades entre partidos, para el que cuenta con un historial impecable a pesar de los esfuerzos del equipo de Obama por desacreditarle. Su capacidad de liderazgo, su pasado como prisionero de guerra.. todo encaja en ese mensaje de poner al país por delante “Country first”. Sus retos son evitar solventar las dudas que está sembrando la campaña demócrata, sobre su política continuista de la administración Bush, en temas como la economía o la guerra de Irak, reivindicando su condición de “Maverick”. De ahí que haya decidido, en una apuesta no exenta de riesgos, presentarse como el verdadero adalid del cambio, jugando en el terreno que Obama ha hecho propio, con todo las dificultades que eso conlleva, y tratando de arrebatarle esta atractiva bandera. La clave es presentar el cambio de Obama com un concepto vacío y a Mccain y a Palin como verdaderos actores del cambio, lo resumió muy bien la Gobernadora de Alaska: “En política, hay algunos candidatos que usan el cambio para promover su carrera. Y hay otros, como John Mccain, que usan sus carreras para promover el cambio”.
Obama por el contrario deberá generar en los votantes confianza sobre su capacidad para ser Presidente. El ataque Republicano se está demostrando tremendamente eficaz en las encuestas, y, de momento, el candidato demócrata no ha sabido encontrar una forma de contrarrestarlo sin caer en la respuesta bronca del “y tu más”, que no le beneficia ni lo más mínimo. La elección de Biden, que buscaba reforzar este punto débil, se ha venido abajo con la elección de Palin y el acierto, o el error, de querer comparar el historial de Obama con el de la Gobernadora de Alaska, a la que se engrandece poniendola a la altura del candidato Presidencial, que ve así como disminuye su figura.
¿Cuestión de dinero?
Para llevar a cabo esta tarea unos y otros cuentan con los debates, que este año van a ser decisivos, sus apariciones en televisión, los anuncios televisivos, y la red de voluntarios que día a día irá creciendo en tamaño y en actividad. De ahí que otro de los factores interesantes en la recta final de la campaña sea el dinero, esencial para mantener las infraestructuras de voluntarios y, sobre todo, para la compra de tiempo publicitario en televisión. La campaña de Mccain ha decidido acogerse a la financiación pública de la campaña, en línea con sus propuestas para el cambio de la vida política de Washington en la que la financiación de campañas ocupa un puesto relevante, y recibirá 84 millones de dolares durante los próximos dos meses. Obama, en un movimiento arriesgado para su posicionamiento reformador, ha decidido renunciar a la financiación pública, que defiende como el mejor sistema, lo que le permitirá seguir recaudando dinero de los particulares que, gracias a la impresionante maquinaria de recaudación que ha establecido, le proveerá de una cantidad entre los 300 y los 400 millones de dólares durante la fase final de la campaña. La escasez fomenta el ingenio y Mccain, además de buscar tiempo de televisión gratuito con anuncios innovadores, está centrando todos sus esfuerzos en los estados más competitivos, aquellos que Bush ganó en 2004 y otros como Michigan o Pennsylvannia, en los que podrían lograr dar la vuelta. Obama anunció hace unos meses una campaña 50/50, que supone una movilización ingente de recursos, en lo que parece más una treta publicitaria que una verdadera estrategia de campaña.
A estas alturas es difícil predecir el resultado final, de lo que no cabe duda es que nos esperan dos meses que prometen ser apasionantes.