No nos engañemos, estoy seguro que Enrique Peña Nieto ha leído más de un libro en su vida, aunque sólo sea los libros de texto de la facultad de derecho, o el libro que presentó en la misma feria del libro en la que cometió su error. Su falta de acierto a la hora de responder a una sencilla pregunta sobre los tres libros que le han marcado su vida puede achacarse a la sorpresa (a pesar de lo previsible en una Feria del Libro como la de Guadalajara), a los nervios, a un lapsus… pero su dominio de los medios de comunicación, contrastado en los últimos años, ha hecho que muchos piensen que su respuesta responde a la realidad.

Podríamos llegar a admitir esa hipótesis y no sería de extrañar. Sin ir más lejos el Presidente del Gobierno más culto que ha tenido nunca la España moderna, Leopoldo Calvo-Sotelo, contaba en una entrevista publicada en un libro coral sobre su impresionante biblioteca de más de 10.000 volúmenes, “Retrato intelectual” que era tal su falta de práctica que, tras abandonar el gobierno, tuvo que aprender a leer, y lo hizo retomando los viejos libros de su infancia. No me extrañaría que a Peña Nieto le haya pasado lo mismo, su problema es que ha estado siempre en política, y quizás no le haya dado tiempo ni siquiera a aprender.

Fuera de anecdotas hay dos temas que me han llamado la atención en este asunto:
La primera el papel de las redes sociales en convertir el escándalo en algo de importancia mundial. Esta es quizás la primera lección, una de las reglas de oro de la comunicación en la época de las redes. El fin de las estrategías de la alfombra o del armario, la de esconder los escándalos, intentando que no salgan a la luz. Hoy este tipo de estrategias tienen muy pocas posibilidades de éxito. Como a mi también me gusta leer la Biblia, como a Peña Nieto, recuerdo un versículo de Mateo (10,26), que convertiría en uno de los 10 mandamientos de la comunicación:

No les tengáis miedo, porque nada hay oculto que no vaya a ser descubierto, ni secreto que no llegue a saberse.


No es algo nuevo, quizás la primera vez fue en 2002. Sobre el tema escribí hace ya algún tiempo, junto a Matias Jove:

Hugh Hewitt (2005, 7 y siguientes) establece en 2002 el primer éxito de los blogs en la vida política, con el caso del senador republicano por Mississippi, Trent Lott. Con motivo de la celebración del centésimo cumpleaños del senador James Store Thurmond, al que acudieron senadores, miembros del Gobierno de George Bush y muchos seguidores, el senador Trent Lott –en ese momento favorito en las encuestas para renovar su cargo en el Senado– pronunció unas palabras desafortunadas: «Quiero decir lo siguiente sobre mi Estado: Cuando Strom Thurmond se presentó como presidente, nosotros votamos por él. Estamos orgullosos de ello. Y si el resto del país hubiera seguido nuestro ejemplo, no hubiéramos tenido todos estos problemas en esos años».
Sus palabras en otro contexto no hubieran sido más que un halago para el anciano senador, pero la memoria histórica de un blogger le jugó una mala pasada al senador Lott. Cuando el centenario Store Thurmond se presentó como presidente en 1948 por el partido «Dixiecrats» lo hizo con un programa secesionista y radicalmente racista, contrario a la integración de los negros.
Los medios de comunicación que cubrieron el evento no se hicieron eco de estas palabras, sólo fue recogida por el redactor de ABC News, Ed O´Keefy, quien a pesar de su esfuerzo sólo logró introducir la historia en las noticias de las cuatro y media de la mañana,.y la historia hubiera quedado ahí si no hubiera sido recogida por un blogger. «Atrios», en su bitácora atrios.blogspot.com comenzó una cadena de enlaces que cada vez se hizo más grande llegando a inundar la blogosfera del asunto hasta un extremo tal que el senador Lott tuvo que dejar su puesto como líder de la mayoría de la cámara.

En 2006 durante las elecciones al Senado encontramos otro caso similar, el conocido como “macaca moment” del exgobernador de Virginia George Allen, que en ese momento encabezaba las quinielas para ser el candidato republicano a la Presidencia en 2008 y, tras el escándalo, no consiguió ni siquiera ser reelegido como Senador. Una vez más los medios tradicionales rechazaron el video, fueron necesarios másd e 48 horas para que la actividad en la red convirtiera el video en noticia y recibierá el eco de los medios tradicionales.

En España también tenemos un ejemplo reciente, el de Oscar López y sus tres razones para votar al PSOE, que se quedaron en dos.


Recientemente en una conferencia en el IESE López comentaba como el tema había pasado desapercibido en los medios de comunicación tradicionales, y sólo tras la actividad en la red, de la que Oscar López culpaba a las NNGG del PP de Castilla y León, el error se había convertido en un asunto de impacto nacional. Algo que es fácil de comprobar viendo la fecha de la conferencia y su repercusión en medios, 24 e incluso 48 horas después.

Esta vez ha pasado lo mismo, ha sido la red la que ha hecho que los medios de comunicación internacionales prestarán atención a la #libreriapeñanieto, con un gap de tres o cuatro días desde el suceso. Quizás esa Biblia, que no terminó de leer le hubieran dado la mejor respuesta. Otra vez Mateo:

Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a plena luz; y lo que escuchasteis al oído, pregonadlo desde los terrados.

La segunda lección está relacionada con la reacción frente a las crisis. Tenía ejemplos recientes, muy similares y bastante exitosos de cómo resolver este tipo de errores.

Rick Perry lo hizo con mucha gracia, salió a dar la cara desde el primer momento, no dudo en acudir a SNL y reírse de sus propios errores, e incluso logró aprovechar su error para reforzar sus propios argumentos, lanzando una campaña online en la que preguntaba a los ciudadanos qué agencia no se olvidarían de recortar. Otros lo arreglaron pidiendo perdón cuando fueron demasiado lejos.

Peña Nieto intentó desaparecer y en internet cuando tu no hablas de ti, otros lo hacen por ti, los comentarios se multiplicaron, las versiones, los gags, e incluso campañas no oficiales como la de las librerías Gandhi pidiendo un libro para Peña Nieto… incluso su propia hija terció en el debate desde twitter, y como decía Muñoz Seca “terció y os hizo mal tercio”, al responder insultando a los que hacían chanzas de su padre ““un saludo a toda la bola de pendejos, que forman parte de la prole y solo critican a quien envidian!”, al nuevo error sumó otro error, cancelar su cuenta de twitter (que restableció a las pocas horas), esta vez fue su padre el que dio la cara, también desde la misma plataforma: “El RT de Paulina fue una reacción emotiva por mi error en la FIL. Definitivamente fue un exceso y me disculpo públicamente por ello”.

La tercera lección sería no utilizar nunca las enumeraciones, en discursos públicos, ruedas de prensa o incluso en post en la red… las carga el diablo.

Ahora nos queda por ver el efecto electoral de este tipo de errores y su gestión posterior.