El martes Rafael Rojas en El Pais , expone una interesante reflexión sobre un tema cada vez más en boga, ¿democracia o resultados?, ¿soberanía o derechos humanos?. Es un tema abierto, mucha más abierto de lo que nos puede parecer en nuestra burbuja occidental, son muchísimos los ciudadanos y gobernantes de Estados fallidos o en procesos de crisis, que se plantean hasta que punto la democracia es un precio demasiado alto para pagar, hasta qué punto una política más controlada, «democracia dirigida» lo llama Putin puede resultar mucho mejor para el pueblo, y ahí es donde el mito de Cuba renace una y otra vez con su educación, su sanidad, aunque no se corresponda con la realidad.
Me contaban hace poco en Guatemala como mensualmente llevan a operar la vista a decenas de personas a Cuba. Tras aterrizar en el aeropuerto los embarcan en un autobus rumbo a Varadero donde los alojan en lujosas clínicas de las que no les permiten salir hasta su regreso a Guatemala. El objetivo es evitar que conozcan la verdadera vida cubana y evitar que los cubanos vean como mientras ellos malviven en las calles la Revolución gasta los dolares de Chavez en promover el turismo sanitario ideológico.
Uno de los médicos que coordinaba la misión «escapó» para conocer la isla, y cual sería su sorpresa al comprobar el contraste entre las condiciones en las que estaban sus compatriotas y el estado pauperrimo y el pobre trato personal que se dispensaba a los cubanos en los hospitales «normales» que pudo visitar.