Las encuestas no engañan, suelen decir lo que les han dicho que digan en el momento en que se realizaron, es la gran ventaja de los que se dedican a estos negocios: la encuesta nunca se equivoca, lo hacen los encuestados. Precisamente por eso, sus resultados no tienen por qué coincidir con el resultado final, sobre todo cuando quedan 4 meses por delante.
El trabalenguas anterior viene a cuento por la publicación de la encuesta del 4 de julio, una encuesta tradicional en las campañas presidenciales que históricamente «sólo» se ha equivocado un 33% de las veces.
En los últimos años la proporción acierto-error se invierte y la encuesta del 4 de julio ha fallado en 3 ocasiones, en las 5 elecciones de los últimos 20 años:
2004: Kerry 46 percent – Bush 44 percent (Dates 6/21-6/23)
1992: Bush 32 percent – Clinton 31 percent – Perot 28 percent (Dates 7/9-7/10)
1988: Dukakis 47 percent – Bush 41 percent (Dates 7/8-7/10)
Las encuestas «nocoincidentes» tienen dos elementos en común: lo ajustado del resultado, entre 1 y 6 puntos, y la relajación del candidato que estaba liderando las encuestas: los swiftboats de Kerry a los que dió tan poca importancia, la confianza de Bush trasl la primera guerra del golfo, y su desprecio a la crisis económica del 92, y la falta de reacción ante el asunto Willie Horton, que tanto daño hizo a Dukakis en una de las campañas más negativas de la historia, la de 1988.
Los resultados de este año sitúan a Obama 4 puntos por encima de Mccain 47-43, un resultado que a muchos se les antoja escaso, dado el momentum de Obama. Es un resultado ajustado que abre todo tipo de posibilidades y obliga a Obama a estar muy atento, sus cambios de posición en asuntos como la financiación pública de las campañas o la guerra de Irak, pueden acercarle al votante moderado o desilusionar a su ejército de seguidores. Su camino entre unos y otros es muy estrecho, y vulnerable, y no siempre es fácil contentar a todos (hace unos días otra encuesta decía que sus apoyos entre los votantes de Clinton estaban disminuyendo, a pesar del meeting común del pasado viernes).
Mientras Mccain afina la campaña y sigue a la espera y ha decidido tomarse el puente libre, después de una semana de «vacaciones» latinoamericanas, ¿estrategia? ¿confianza? el tiempo lo dirá