Es habitual presentar a Ronald Reagan como el campeón de «La nueva revolución americana», un cambio social que se iniciaría en 1964 con la candidatura presidencial de Barry Goldwater y que culminaría en 1980 con la llegada de Ronald Reagan a la Presidencia norteamericana. Durante su presidencia se llevarían a cabo algunos de los puntos que habían articulado al movimiento, disminución del papel del Estado, enfrentamiento a la amenaza comunista… y a la misma seguirían Bush Padre, que se vino abajo por «traicionar» estos principios (Lean mis labios: No más impuestos), Clinton, y George W. Bush.

En los últimos tiempos se han publicado un puñado de libros que explican la extensión del movimiento y su profundidad pero no terminan de ahondar en los inicios del movimiento, el que transcurre en los años 60, en los que tras el Partido Republicano es derrotado en las urnas en 1964 y cuando accede al poder lo hace con un Presidente que no se identificaba con el ala más conservadora del Partido y que renuncia a la Presidencia tras un escándalo de espionaje y mentiras. Es difícil entender como se fragua el movimiento conservador norteamericano, «La nueva revolución americana» (J.M. Marco, Criteria) es quizás el más revelador de los publicados en español. El neofito en la materia no puede dejar de sorprenderse con el acontecimiento que todos señalan como el principio del dominio cultural de los conservadores norteamericanos la mayor derrota sufrida por un candidato republicano en todo el siglo XX, y quizas de la historia. Desde ese momento y muchos se preguntan si de semejantes cenizas pudo realmente surgir algo.

De ahí el interés de este libro, que explica, desde una perspectiva parcial, las elecciones al gobierno de California, la resaca de las elecciones del 64 y los acontecimientos políticos y culturales en los que comenzó a fijar sus raices el movimiento conservador. De la narración de la sorprendente derrota del dos veces Gobernador Pat Brown, que en 1962 había derrotado al ex-vicepresidente Nixon, a manos de un actor sin ninguna experiencia política, Ronald Reagan, se van lanzando ideas que van mucho más allá de las circunstancias concretas de la elección y profundizan en una de las épocas más desconcertantes, y culturalmente más influyentes del siglo XX.

En el desarrollo de la campaña se presentan algunos de los que serían protagonistas del movimiento conservador. Los «Young republicans», un grupo de jóvenes operadores políticos que aparecen a finales de los años 50 y terminan controlando el aparato del partido hasta resultar decisivos en la nominación de Goldwater, que luego no contaría con ellos, salvandoles quizás del naufragio de su candidatura. Los movimientos de base, impulsados por estos jóvenes y azuzados por el mismo Goldwater que se consolidaron en los 50 Estados y quedaron con cierta sensación de orfandad tras la derrota. Las peleas internas dentro del Partido Republicano entre los conservadores y todos aquellos que, tras la abultada derrota, reclamaban la vía moderada como uníca forma de salvación del partido.

La agenda es otro de los puntos claves, quizás el más importante de lo que sin duda se presenta como una Revolución cultural. Asuntos como la asimilación de las recién aprobadas leyes de derechos civiles, y sus consecuencias en todo el país, especialmente en el Sur que se convirtiría en el único reducto de Goldwater y el Partido Republicano en 1964, que extenderá su dominio hasta nuestros días. Las revueltas universitarias en nombre de la libertad de expresión, que ponían de manifiesto una serie de profundos cambios sociales, el malestar ante la guerra de Vietnam…

De regalo, se ofrece al lector un análisis bien documentado de los inicios de Ronald Reagan en política, el periodo quizás menos estudiado a pesar de las innumerables biografías existentes, que suelen centrarse en el antes, el actor y el después, el Presidente, en el que se van perfilando los elementos que le convertirían en uno de los presidentes más respetados de los Estados Unidos. Se presta gran atención a la construcción de su personaje, que hizo de su inexperiencia política una fortaleza al presentarse como un hombre de la calle ajeno a los políticos, sus dotes, que van más allá de su porte físico, su intenso trabajo, su audacia… Su estrategia política, y la construcción de su mensaje de ley y orden, la forma de tejer alianzas y el papel desempeñado por sus distintos asesores. Sus errores iniciáticos…

El autor dibuja a Reagan como un candidato cercano a Goldwater, que construyó su campaña en el dificil equilibrio de separse de los radicales, como los miembros de la Birch Society, sin renunciar a sus ideales conservadores y lo consiguió, logrando una victoria que muchos pronosticaban imposible, en el mayor Estado de la Unión, gobernado por un popular gobernador demócrata.

La sensación final es que Reagan tuvo mucho suerte en la elección que fue muy mal gestionada por los demócratas, principalmente con las historias de Berceley y los blacks riots, y que Reagan lo aprovechó bien.