El reciente atentado de ETA, según sus distintos portavoces oficiales, se le ha ido de las manos. Nadie quería matar y parece que sólo algunos pretendieron dar un sonoro toque de atención al gobierno, con vistas a acelerar una negociación que parece estancada.
Esta tesis, quizás la más benigna con el entorno de ETA, comienza a introducirse poco a poco, con mil matices, pero firme y segura, entre los medios de comunicación afines al gobierno, como mendigando una limosnita de comprensión por Navidad, y un poquito de confianza para el año nuevo, que es, entre otras cosas, año electoral.
Varias cosas obvias se ocultan en este razonamiento, que es quizás por eso más nocivo.
1. Si no me equivoco en el derecho penal existe una figura, la culpa, aplicable a este tipo de «accidentes». Se trata de una figura en la que la responsabilidad aumenta en función del riesgo del resultado. Por poner un ejemplo no es lo mismo causar una muerte conduciendo sin carnet a 100 Km/h, que hacerlo conduciendo sin carnet, borracho y a 200 km/h. En el segundo caso, como es obvio, aumenta la responsabilidad. Algo así ocurre cuando alguién causa dos muertes de forma accidental, tras colocar una carga explosiva capaz de destrozar un aparcamiento de menos de 2 años, construido con todo tipo de medidas de seguridad. Los accidentes a 200km/h son menos accidentes, y aquí la «velocidad» era muy superior.
2. La renuncia a la violencia organizada, no al asesinato, era condición sin equa non para avanzar en el proceso. Con violencia no hay proceso. Y este atentado ha sido violento, y mucho.
3. La realidad demuestra que una de las partes ha sido desleal con la otra, y son multiples las pruebas que demuestran como mientras se sentaban a dialogar en Suiza con el gobierno, los terroristas aprovechaban para rearmarse con pistolas, explosivos, dinero… Nada indica que en una nueva oportunidad los terroristas fueran a cambiar su forma de actuar.
4. Todo lo anterior es responsabilidad terrorista pero también del gobierno por empeñarse en desoir a las víctimas, a los expertos, al principal partido de la oposición… Pero con esto y con todo quizás lo más grave es que el atentado terrorista ha puesto de manifiesto de forma irrefutable, aquello de lo que teníamos un buen número de indicios, el gobierno ha ocultado la verdad y ha mentido a los españoles poniendo en peligro su seguridad de manera culpable. El gobierno no sólo ha ocultado la existencia y el contenido de sus negociaciones con ETA, no sólo ha rebajado la presión policial sobre los terroristas en España, sino que sabía que existía riesgo de atentado y no sólo no alertó a los españoles, si no que se empeño en preparar un cuento que parecía ingenuo, y las muerte de dos personas nos ha revelado cruel.