Hay realidades que se configuran en torno a un término; de golpe, como por arte de magía, lo que flotaba en el arte se materializa. Algo así está pasando con el Micropoder, tras la publicación del libro de Javier Cremades, de repente comienzan a resurguir conceptos parecidos: micropublicidad, micropolítica… todos pasan por llegar de forma directa al «cliente», al «ciudadano», para trasmitir nuestro mensaje al oido; por facilitar la unión de todos ellos en torno a distintas identidades… por favorecer la creación de redes sociales y aprovecharlas para llegar de manera directa y personal al mayor número posible de personas.
Javier lo está poniendo en práctica en su campaña electoral al Decanato del Colegio de Abogados de Madrid, el PSOE en las generales busca crear las estructuras que le permitan hacer algo parecido y Mariano Rajoy ha visto como su perfil de facebook va creciendo en amigos, día a día. Pero en el concepto micro no todo ocurre en internet, internet es sólo la plataforma qeu permite que todo lo demás ocurra, la campaña de Javier es una buena muestra de ello.
Otro buen ejemplo es la forma que Zoido está dirigiendo su campaña electoral desde que se hizo cargo del PP de Sevilla. Un buen resumen de esto en ABC:
Micropolítica. Capacidad de gestión para resolver las pequeñas cosas más cercanas al ciudadano. En este esqueleto ideológico está centrando el portavoz del PP en el Ayuntamiento de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, buena parte de su labor de oposición, bajo la misma pauta del trabajo que realizó durante la campaña y la precampaña, aquel que le llevó a ganar las elecciones de mayo. Show mediático para sus adversarios, este original estilo que ha implantado el líder de la oposición no ha pasado inadvertido. Pedir la reposición de papeleras en una plaza, colocar un banco nuevo en otra, recoger basura en El Vacie, sentarse a hablar con las vecinas en un portal del Cerro o sustituir las ruedas de prensa por comparecencias ante los ciudadanos en plena calle abiertas a cualquier pregunta han sido algunas de las más llamativas acciones del popular para intentar calar en la población como aspirante capaz de resolver problemas cotidianos, que lucen poco pero afectan mucho. Con ello intenta alejarse de una gestión, la del socialista Alfredo Sánchez Monteseirín, cargada según el PP de grandes planes estratégicos, urbanísticos y de redes globales con lejanos plazos de ejecución y en los que «el ciudadano no se halla». Frente al PGOU, la farola de la esquina.Estas iniciativas fueron organizadas por el grupo de asesores de Zoido tras pedirlo él mismo al querer romper con usos tradicionales. En parte por su propia forma de ser, extrovertida, para algunos exhibicionista, y en parte por tratarse de un auténtico desconocido. Había que ganar público y, a la vez, generar confianza. Sus colaboradores, además, han querido siempre resaltar «la tremenda capacidad de gestor que tiene y transmite Zoido, obsesionado con resolver problemas y no teorizar tanto. Un juez que saca su oposición en año y medio es algo que llama la atención y eso había que aprovecharlo».A la calleEn ello se puso el que fuera delegado el Gobierno en Andalucía. A la calle desde el primer día. De hecho, llamó a la primera parte de su campaña «Habla Sevilla», período en el que se reunió con vecinos, gremios e instituciones de toda índole. Hubo fotos para los periódicos, sí, pero las reuniones se celebraron. Uno de los asesores responsables de la campaña del PP, Francisco Pérez, explica que «desde el principio se mantuvo una verdadera obsesión por trasladar a la población la peculiar forma de entender la política» del juez.El concepto clásico no servía y se buscó el modo de acercarse al electorado paliando, a la vez, dos grandes carencias: la coyuntural, esa falta de popularidad de Zoido, y la estructural, el clásico distanciamiento con la llamada «sensibilidad de la calle» del que se ha acusado tantas veces al PP. «Se huyó desde el primer momento de las ruedas de prensa tradicionales -narra Pérez- y se optó por darlas en plena calle, al principio con aquel atril de metacrilato, luego con las llamadas «esquinas parlantes», trasladando propuestas concretas y con la opción de que los viandantes pudieran preguntar». Se trataba de «hacer cosas diferentes. Había que asumir riesgos, pero el propio candidato era el mejor aval».Plazos con firmaOtra de las acciones fue la de exponer proyectos «muy concretos, cercanos a la gente y con unos plazos de ejecución perfectamente definidos» y firmados con la rúbrica del aspirante, que se comprometió por escrito y en público a cumplir cada uno de los cronogramas. «Nada de planes estratégicos a diez o veinte años, sino gestiones rápidas, concretas y a corto plazo. Es la manera de que la gente no se olvide de las promesas, usando cronogramas de actuación concretos. Lo demás no es serio».Retos a la AdministraciónAdemás, se planteó otra acción llamativa, la de los retos, que se sigue manteniendo. «Desde la oposición siempre se ha dicho que nada puede hacerse al no gobernar, pero se le quiso dar un giro a esa teoría». Así, se ha buscado en varias ocasiones el reto a la Administración, en este caso la local. «Si usted no arregla esto, lo haré yo». Esta micropolítica quedó simbolizada en la petición de nuevas papeleras en la plaza de Don Otilio o de un banco de forja en Bellavista, que acabó colocando el propio Zoido para denunciar la pasividad municipal tras una semana esperándolo.El culmen llegó con la recogida de basura durante la campaña en El Vacie, donde el candidato se rodeó de los más jóvenes de su partido para, con pala y contenedores, acabar recogiendo toneladas de basura y construyendo un campo de fútbol. El PP se marcó ese tanto, de notable relevancia, y provocó no sólo que el asentamiento chabolista pasara a primera plana durante buena parte de la campaña sino que el Gobierno moviera ficha. A ello han llamado desde las filas populares el «efecto Zoido», que se ha repetido con otras acciones en Padre Pío o en diversos parques o zonas verdes de la ciudad.Los censosLa más reciente estrategia para acercarse al ciudadano está siendo la de los censos de apartados concretos, repasos exhaustivos a una materia concreta. Con ellos, el PP ha denunciado el mal estado de colegios, instalaciones deportivas o parques, pudiendo así concretar al máximo la crítica y no «dar por dar». «El usuario se siente identificado cuando se habla de lo mal que están unas pistas de baloncesto y no el deporte en la ciudad en general, con eso se pierde».Barrio a barrioTras la campaña se ha mantenido, además, el llamado «Día del Barrio», jornada en las que el portavoz visita una barriada y repasa con los vecinos sus principales carencias. El trabajo de campo que realizan previamente y durante semanas los responsables de cada distrito del partido sirve de base para desarrollar luego las acciones, más mediáticas, por el líder. Nada se improvisa. El banco se pone por algo.Como contraste al PGOU o los solemnes planes estratégicos a largo plazo del Gobierno local, Zoido ha llevado al PP municipal a acercarse más al ciudadano y hacer un seguimiento de sus problemas cotidianos