Francisco Maturana, el famoso entrenador colombiano conocido en España por su paso por el Atlético de Madrid y el Valladolid, decía que Perder es ganar un poco, y algo así ha debido pensar Mockus después de su derrota electoral del pasado 31 de mayo… Perder es ganar un poco porque de todo se aprende, porque la enseñanza es mucha veces mejor que la victoria, porque en el proceso se han podido conseguir logros superiores al resultado…
Mockus ha realizado una de las campañas electorales más espectaculares que se recuerdan, ha pasado de un inicial 3% en intención de voto hasta el 21.5% final, ha monopolizado la agenda de la campaña, ha generado más «ruido» que el resto de sus competidores juntos… confieso que yo he sido uno de los que pensaba que la ola verde se estaba convirtiendo en tsunami y que sería derrotado por la mínima en primera vuelta para arrasar en la segunda…. pero no ha sido así. Las elecciones están resueltas y, si no me vuelvo a equivocar, el próximo día 20 de junio Juan Manuel Santos será elegido Presidente de Colombia. Con el apoyo explícito de los conservadores (6%) e implícito de Vargas Llera (10%), Mockus necesitaría un incremento de la participación cercano a los 25 puntos porcentuales, (4 millones de nuevos votantes) algo que va más allá de lo improbable para entrar en el campo de lo imposible.
Son varios los temas relacionados con el proceso que merecen una reflexión, y que pueden formar parte de eso que se gana con la derrota:
– En campaña electoral no hay matices. He de confesar que cuando oí hablar de la «seguridad legal», pensé que Mockus había logrado lo imposible, encontrar un mensaje que sin enfrentarle a Uribe le permitiera diferenciarse de su delfin. Por escrito la cosa funcionaba, por lo menos para mí, pero la experiencia nos permite decir que el mensaje no ha llegado a la gente, y que, como se ha dicho tantas veces, en la comunicación moderna «no hay matices».
– No hay medias tintas, o legítimo sucesor o radicalmente distinto. Colombia demuestra que la mayoría ha decidido quedarse con el original en lugar de votar al que les parecía un vulgar imitador. En el FC Barcelona hemos visto lo contrario, a pesar de los buenos resultados el público le ha dado la espalda al delfin. Aviso para navegantes en casos como el Brasileño, donde Serra debería tomar buena nota de como tratar la herencia de Lula si quiere ganar las elecciones. De momento creo que se está equivocando.
– El tercer tema relevante es la reflexión en torno a la capacidad de Internet para ganar elecciones. El tema ha salido con frecuencia en este blog, y mi posición es clara. Internet hoy no sirve para lograr votos pero bien utilizado puede marcar la diferencia en una campaña electoral. Se trata de una herramienta que permite a la campaña llegar y movilizar a una serie de influyentes (superusers) que tienen acceso real a un número amplio de votantes. Esto exige aprovechar las herramientas tecnológicas para llegar a un público diverso, que puede encontrarse en sitios distintos y guarda relación con públicos distintos. Es la teoría del mar de flores, que tan bien explica David de Ugarte , internet facilita mucho la endogamia, quedarse en tu flor, sin relación con otros grupos y,lo que es peor, con la sensación de estar provocando un gran impacto cuando sólo se está consiguiendo llegar a los de siempre. Si calculamos el número de votos de Mockus y lo dividimos entre sus fans en facebook, el resultado es absolutamente desolador (en lo que se refiere a la capacidad de influencia de sus facebooks fans).
– Más brevemente me atrevería a comentar que esto no quiere decir que la estrategia de Santos, cuya paternidad se han apresurado a reclamar algunos gurus, eso sí tras conocer la victoria, haya sido correcta, en mi opinión ha sido inexistente.
– Eso nos lleva a un nuevo punto, en Colombia la televisión ganó a internet. No es un problema de competencia, pero hoy en Colombia la televisión llegó donde todavía no llega ni internet, ni sus amigos.
– Al fin, y esa es la última lección, hay que tener cuidado con las expectativas generadas, sobre todo cuando hay una segunda vuelta. La decepción provocada por unas expectativas no alcanzadas puede hacer imposible volver a ilusionar a los partidarios de cara a una segunda vuelta.
Ya queda poco para que veamos los resultados, y me he ganado a pulso mi fama de malprofeta pero mucho me temo que está vez es dificil, incluso para mi, equivocarse.