La noticia debería ser que «El Senado estadounidense aprueba la Ley de Escuchas Telefónicas propuesta por Bush». Pero la noticia es que Obama ha vuelto a cambiar de opinión en un tema muy controvertido, que incluso ha generado una corriente de protesta interna dentro de su grupo de fieles seguidores que se consideran traicionados.

Se trata de la reforma de una ley de 1978, la FISA (Foreign Intelligence Surveillance Act) una ley conocida como la ley espía, que autoriza el control gubernamental de las comunicaciones, a través de escuchas y concede la inmunidad a las empresas de telecomunicaciones por posibles delitos que hayan podido cometer, en colaboración con el gobierno, en este asunto.

Obama se opusó con firmeza a la ley hace un tiempo:
«This Administration has put forward a false choice between the liberties we cherish and the security we demand. When I am president, there will be no more illegal wire-tapping of American citizens; no more national security letters to spy on citizens who are not suspected of a crime; no more tracking citizens who do nothing more than protest a misguided war. Our Constitution works, and so does the FISA court.»

Aunque Obama dice que sus amigos de la izquierda no le entienden, ayer Obama votó a favor de una ley contra la que se manifestaba hace unos meses, cada día son más los que le acusan de estar viajando al centro: intervención unilateral en Iran, renuncia a la financiación pública, revisión de su postura en Irak… para muchos es la única forma de ganar al votante independiente y a los Clintonianos que van a ser decisivos, pero el riesgo de desilusionar a sus seguidores cada día es mayor ¿será capaz de mantenerse en la cuerda floja?