La historia de la comunicación política ha ido cambiando con el transcurso del tiempo y con ella se fue modificando la forma de comunicar y articular el discurso de la campaña electoral. El desarrollo de una nueva tecnología ha sido generalmente la que ha motivado el mismo y de ahí las grandes revoluciones alcanzadas con la imprenta, la televisión, la radio, Internet, etc. que modificaron para siempre la forma de comunicar, de contactarse con el votante y por tanto, el modo de diseñar y ejecutar campañas electorales.

La explosión a nivel mundial de la política 2.0 también ha llegado a Argentina, pero este ingreso se evidencia desigual, incompleto y en muchas ocasiones mal implementado.

A pesar del auge –aunque desigual territorialmente- de acceso a Internet, de redes sociales y en general de estrategias 2.0 importadas principalmente luego de la Obamanía de las últimas elecciones Norteamericanas, el impacto de las nuevas tecnologías en Argentina no ha sido determinante comparado con otros países latinoamericanos y el imperio de los medios tradicionales como la TV sigue dominando la escena electoral.

El acceso a Internet según la región como las distintas circunstancias poblacionales de cada provincia son dos de las principales razones que encuentran los especialistas a la hora de explicar por qué en Argentina no existe en la web la misma fiebre política que se manifiesta en otros países de la región que actualmente también atraviesan procesos electorales.

La desigual penetración de Internet y los índices de conectividad por provincias es un factor importante a considerar. En la ciudad de Buenos Aires por ejemplo, el 45% de la población tiene acceso a Internet en tanto en la provincia del Chaco menos del 1% accede a enlaces de banda ancha. Esto puede explicar que todos los candidatos de Capital posean páginas con herramientas 2.0., mientras que en la provincia del Chaco ninguna de las fuerzas políticas mayoritarias cuenta siquiera con una página web oficial.

Teniendo en cuenta las últimas dos elecciones nacionales, el perfil del votante mayoritario, que en parte ha dado origen a dos gobiernos consecutivos del FPV (Frente para la victoria) cuenta con un electorado que no se caracteriza por ser un usuario habitual de tecnologías del tipo 2.0., y por lo tanto esta podría ser una explicación de porqué el oficialismo en el interior no prioriza este tema en su agenda de comunicación. Lo contrario sucede con el electorado de UNION-PRO en Capital y Provincia de Buenos Aires que prevé contar con un electorado mayoritariamente conectado a Internet.

Teniendo en cuenta los distritos más grandes/ urbanos del país, en mayor o menor medida los principales candidatos de Argentina cuentan con algún perfil en red, pero del análisis de los mismos se evidencia una escasa influencia, una ineficiente implementación –independientemente de los recursos invertidos-, escasos resultados en el terreno offline y en general son muy pocos los políticos que toman a las nuevas herramientas 2.0 como punto de referencia. En la mayoría de los casos los sitios de Internet han surgido dos meses antes de la campaña y todo indica que desaparecerán cuando ésta concluya, desconociendo la importancia de utilizar la red como un canal de comunicación política más allá de las campañas electorales.

Facebook, Twitter, Sonico y YouTube son las herramientas más utilizadas, pero en la mayoría de los casos las mismas reducen su alcance al nivel propagandístico, el de la mera información no alcanzando la motivación, la creación de nuevos lazos, el contacto permanente y la movilización q caracterizó al modelo Obama donde las tecnologías 2.0 alcanzaron su estrellato y de ahí la importación de éstas por el mundo.

Si bien existen plataformas (pocas) que invitan al ciudadano a involucrarse, ya sea como fiscal, voluntario o enviando un video, en general la relación continúa siendo unidireccional, sólo que ahora es online.

No basta con crearse un perfil en varias o en todas las nuevas plataformas digitales. Es necesario conectar con los ciudadanos, saber quienes son, segmentar un mensaje acorde a sus intereses… es la única forma de generar un círculo virtuoso que partiendo del entusiasmo, genere vinculación a un proyecto, a un objetivo común que luego derivará en actividad (offline), en votos.

La comunicación política ha cambiado nuevamente, porque también cambian las formas de llegar a la gente.

De cara a 2011 la optimización del uso de las plataformas digitales 2.0 no sólo permitirá una mayor conexión entre el político y el ciudadano –un reclamo que ya es histórico para los argentinos- sino que puede sentar las bases de un ciudadano más involucrado cívicamente, de un proyecto conjunto, el de una Nación seria, construida por todos.