Hace un tiempo, exactamente 40 dias, como se encarga de recordar el reloj que los republicanos han puesto en su página web, y que no se si funcionará en este blog:

Mccain invitó a Obama a unirse a él en una gira nacional de town-hall meetings en las que los candidatos recorrerían juntos Estados Unidos reuniéndose cada jueves con un grupo seleccionado de ciudaanos, que podrían preguntarles con absoluta libertad sobre su visión de la situación.

McCain quería celebrar estas reuniones hasta la convención demócrata, a finales de agosto, lo que supondría la celebración de 12 de ellos. Obama respondió reduciendo el número a 5, 3 de los cuales serían los debates televisivos ya previstos y un cuarto que se celebraría el 4 de julio (un día donde los americanos no ven la televisión). Tiene pinta que, pese al entusiasmo inicial, no les apetecía especialmente esa nueva forma de hacer campaña, que se inspiraba en una idea de Kennedy y Goldwater para la campaña de 1964, que nunca se llevó a cabo por razones obvias.

Mccain lleva mucho tiempo utilizando esta fórmula, y se siente muy a gusto en ella, y señala que es una prueba de fuego para cualquier candidato, al enfrentarse a cuerpo descubierto ante los electores para que estos pregunten lo que quieran sin ningún tipo de limitación, lo que obliga al candidato a defender razonadamente su posición e incluso a repensarla.

A pesar de las virtudes, y que Obama seguramente lo haría también estupendamente en este formato, el Senador Demócrata ha conseguido retrasar la situación hasta hacerlo imposible. Sus próximos viajes y las olimpiadas hacen que se haya agotado el tiempo. Quizás es porque se sabe favorito y no quiere dar ninguna oportunidad a Mccain, quizás teme reflejar su inexperiencia en determinadas materias… creo que ya nunca lo sabremos.