Algunos podrían pensar que desde que el gobierno de Zp llegó al poder ha sido agraciado por una serie de casualidades, regalos del destino que hacen que a la opinión pública se le hayan olvidado, uno tras otro algunos de los acontecimientos más lamentables de la democracia en España.
Cada día es más evidente que nada de esto es casual y el aparato de comunicación del gobierno de Moncloa está demostrando una habilidad espectacular a la hora de marcar la agenda del debate público. La gran ventaja que tiene esta estrategia de comunicación es que es en si misma un éxito, incluso cuando es descubierta.
La clave está en lograr que se hable poco de lo malo, y mucho de lo bueno o de lo indiferente, de ahí que incluso el hecho de que algunos hablen de contraprogramación contribuye a alejar el foco del problema principal y lograr que unos y otros terminen hablando de lo accesorio.
Cuando frente a la salida de un millón de personas a la calle, el problema es de cifras, cuando frente a una denuncia de la inseguridad ciudadana el problema es de imágenes, o cuando ante las presiones sobre el poder judicial, salta una nueva operación malaya…. los ciudadanos son conducidos a pensar en otros asuntos, que evitan el desgaste del gobierno socialista y, sobre todo, que evitan que se genere un estado de opinión pública común, como el que existía en los últimos años del gobierno de Aznar, en torno al concepto de «prepotencia» o «alejamiento de los ciudadanos», cuando todo lo que hacía el gobierno, malo, regular o incluso bueno, acababa remachando esa misma idea, la de un gobierno autista que incluso las buenas decisiones las adoptaba alejado de los ciudadanos.
Ante esta situación lo más fácil es echar la culpa a los medios, que no informan de lo importante, e incluir en el mismo saco a la opinión pública de «pan, circo y aquí hay tomate» contra la que no se podría hacer nada.
La otra opción es la de intentarlo.
a) Denunciar qué es importante y qué son elementos de distracción, y sin entrar al trapo repetir el mensaje propio. Un buen ejemplo de hoy mismo, el de Otegui
b) Definir el mensajo, no dejarse llevar por la variedad de los frentes de ataque y tratar de concentrar todas las fuerzas en uno o dos puntos, a los que reconducir todo y que terminen por generar un estado de opinión al que reconducir todas las noticias.