Gandhi es una de las cadenas de librerias más conocidas de México, entre sus aciertos tiene el contar con una editorial propia que reedita clásicos del derecho, la literatura o la ciencia política a un precio muy económico entre 3 y 6 euros, tanto que cuesta resistirse y en mi última visita salí cargadito, y con unos altavoces para el iphone de regalo…
Entre los libros adquiridos se encontraba ¿Qué es una constitución? una serie de conferencias impartidas en 1862 por el académico alemán Ferdinand Lassalle y que son un clásico del constitucionalismo…. Me gustaría advertir sobre el principio, donde señala de forma que a muchos les parecerá paradójico que su conferencia tendrá un carácter estrictamente científico.
«Y sin embargo, o mejor dicho, precisamente por ello mismo, no habrá entre vosotros una sola persona que no sea capaz de seguir y comprender, desde el principio hasta el fin, lo que aquí se exponga. Pues la verdadera ciencia… no es otra cosa que esa claridad de pensamiento que, sin arrancar de supuesto alguno preestablecido, va derivando de sí misma, paso a paso, todas sus consecuencias, imponiéndose con la fuerza coercitiva de la inteligencia a todo aquel que siga atentamente su desarrollo.»
Muchos deberían/mos tomar nota.
Entrando en materia, la línea argumental gira en torno a las constituciones reales y las constituciones formales y la necesidad de que ambas coincidan para evitar que la Constitución se convierta en papel mojado. Es interesante como termina su primera conferencia alertando frente a los tiempos que obligan a la existencia de partidos que hacen bandera de la defensa de la Constitución.
La razón es sencillisima. Cuando una Constitución escrita corresponde a los factores reales de poder que rigen en el país, no se oye nunca ese grito de angustia. Ya todos se cuidarán mucho de acercarse demasiado a semejante Constitución, de no guardarle el respeto debido. Con Constituciones como estas, a nadie que esté en su sano juicio se le ocurre jugar, si no quiere pasarlo mal. Con ellas no valen bromas. No, allí donde la Constitución escrita refleja los factores reales y efectivos del poder, no se dará jamás el espectáculo de un partido que tome por bandera el respeto a la Constitución. Mala señal que ese grito resuene, pues ello es indicio seguro e infalibre de que es el miedo quien lo exhala, indicio infalibre de que en la Constitución escrita hay algo que no se ajusta a la Constitución real, a la realidad, a los factores reales de poder. Y si esto sucede, si este divorcio existe, la Constitución escrita está perdida y no hay Dios ni hay grito capaz de salvarla.
El diagnóstico y las coincidencias con la situación actual en España me provoca cierto desasosiego, pasemos a la solución:
Esa Constitución podrá ser reformada radicalmente, girando a la derecha o a la izquierda, pero mantenida, nunca. Ya el solo hecho de que se grite que hay que conservarla es clara prueba de su caducidad, para cualquiera que sepa ver claro. Podrá desplazarse a la derecha…para oponer la Constitución escrita al poder organizado de la sociedad. Otras veces es el poder inorgánico de esta el que se alza para demostrar una vez más que es superior al poder organizado…. tanto en uno como en otro caso, la Constitución perece, está perdida y no hay quien la salve.
En Madrid hace un frío que pela y la moto no ayuda a entrar en calor, pero al leer esta noticia todo el frío pasado hasta la fecha se ha quedado corto, me he quedado helado.
La naturalidad con la que plantea la eliminación de niños con sindrome de Down, como el ejercicio del derecho a elegir, y la posibilidad de ampliarlo a niños autistas, me hace recordar las pesallidas del nazismo. Matar una persona por su condición de discapacitado es terrorífico, y tiene mucho que ver con la devaluación de la vida humana y la sobrepreciación (o como se diga) del placer o la comodidad como valores supremos. Que se trate el tema en los periódicos con tal naturalidad me da miedo, mucho miedo. Para mi es cómo leer una noticia en la que se dijera: Presos de ETA discuten sus próximas víctimas, o el violador del chandal está eligiendo un nuevo barrio para continuar su actividad…
¿Garantiza una candidata mujer el voto femenino? La respuesta es no. Si hubiera sido así desde 1964, cuando las mujeres pasaron a ser mayoría dentro del electorado, EE.UU. ya tendría una presidenta
Esta semana dos huracanes han recorrido Estados Unidos: uno, Gustav, ha golpeado las costas del sureste, otro, el huracán Palin ha entrado en la vida política dispuesta a hacer historia, descolocando a propios y extraños. De momento ya ha sido elegida candidata a la vicepresidencia de los Estados Unidos, la primera mujer que forma parte del ticket republicano. Desde ese momento se han disparado las especulaciones sobre cómo afectará el haber incluido una mujer en el ticket, ¿influirá en la decisión de voto a pesar de aspirar a la vicepresidencia? ¿atraerá a las mujeres? ¿provocará su rechazo por su posición ante el aborto?
Una mujer en el ticket
No estamos en mal momento para que una mujer se convierta en la vicepresidenta de los Estados Unidos. Basta echar un vistazo alrededor para encontrarnos con decenas de mujeres ocupando cargos electos de máxima responsabilidad política: a las conocidísimas Angela Merkel, Cristina Fernández de Kirchner o Michelle Bachelet, se añaden otras como Tarja Halonen, en Finlandia, Ellen Johnson-Sirleaf, en Liberia, Han Myung– sook, en Corea del Sur o Pratibha Patil, en India. En nuestro país tenemos ejemplos de mujeres electas como Esperanza Aguirre que se ha enfrentado con éxito a las urnas en tres ocasiones, y gobierna la Comunidad Autónoma de Madrid, Rita Barbera, Alcaldesa de Valencia desde 1991, María Dolores de Cospedal, Secretaria general del Partido Popular, Leire Patín Secretaria de organización del PSOE, o Rosa Aguilar, alcaldesa de Córdoba desde 1999…
Aunque la proporción de mujeres en política no hace justicia a la distribución de la población en función del género, cada día son más las mujeres que se lanzan a la vida política.
Las mujeres no votan a mujeres
Muchos han acusado a Mccain de electoralista por su decisión, por perseguir el voto de las mujeres, recogido en la XIX en la enmienda a la Constitución americana en 1920. Cabe preguntarse, ¿garantiza una candidata mujer el voto femenino? La respuesta es no. Si hubiera sido así desde 1964, cuando las mujeres pasaron a ser mayoría dentro del electorado, o al menos desde 1980, cuando el porcentaje de las mujeres que ejercieron su derecho al voto sobrepasó el porcentaje de hombres votantes, Estados Unidos tendría ya una Presidenta.
Como señalan Celinda Lake, y Kellianne Conwall en What Women Really Want: How American Women Are Quietly Erasing Political, Racial, Class, and Religious Lines to Change the Way We Live (Free Press, 2005) el género del candidato no determina a las mujeres a la hora de decidir su voto, “el interés de las mujeres no se concentra en un solo punto. Por el contrario, tienden a considerar una diversidad de ideas, problemas, individuos, impresiones e ideologías antes de tomar una decisión final”.
Un vistazo a las últimas encuestas, realizadas en las elecciones a 2004 y nuevamente en 2006, demuestra cómo las motivaciones del voto de las mujeres se concentraron en cuestiones no consideradas tradicionalmente “de la mujer”. La situación en Iraq con un 22 por ciento, la guerra contra el terrorismo para un 15 por ciento, seguidos de los valores morales, la familia, el empleo y la economía fueron decisivos. La lealtad al partido triunfa sobre el género, en 2007 el 88 por ciento de los hombres y el 85 por ciento de las mujeres afirmaba que si su partido presentaba a una mujer votarían por ella, siempre y cuando reuniera los requisitos para ocupar el puesto (encuesta de la revista Newsweek de julio de 2007).
De ahí que las campañas electorales, conscientes de la importancia de la motivación del voto femenino, apelen a los temas importantes para la mujer. Las mamás del fútbol o del hockey, “mujeres suburbanas de edades medias, de formación media-alta, que compaginan el trabajo fuera de casa y las obligaciones propias de una madre de familia, como llevar a sus hijos a los entrenamientos de fútbol, hockey o beisbol, o a otro tipo de actividades extraescolares”, en definición precisa de Antxon Garrogerrikabeitia, se han convertido en unas aliadas perfectas para ganar la elección. Así lo entendieron Bill Clinton en las elecciones de 1992 y 1996, y George W. Bush en 2000 y 2004. Hoy nadie duda que el voto femenino es determinante para alcanzar la elección pero ¿veremos pronto una Presidenta, o Vicepresidenta de los Estados Unidos en la Casa Blanca?.
Ferraro, Clinton, Palin y el techo de Cristal
Desde que en 1917 Jeanette Rankin fue elegida la primera congresista de los Estados Unidos, en representación del Estado de Montana, se ha ido incrementando el número de cargos electos. Como señala Antoni Gutierrez-Rubi en “Políticas” (Ediciones del Cobre), mientras “los hombres son puntuados altos en energía, competitividad, liderazgo, independencia, preparación, ambición, las mujeres puntúan en esfuerzo, diálogo, sensibilidad, proximidad, prudencia, discreción y tenacidad”.
De ahí que sea más fácil ver, en Estados Unidos, a mujeres en posiciones ejecutivas, como Gobernadoras o Alcaldesas, en las que se resuelven las cuestiones del día a día, que en funciones legislativas como el Senado, dónde se tratan cuestiones de ámbito federal e internacional. Quizás por eso la más altas magistraturas del país, que tienen más de lo segundo que de lo primero, se han resistido hasta ahora a las mujeres. Como señaló Hillary Clinton hasta la fecha existe un techo de cristal que algunas mujeres han intentado romper repetidas veces desde que Geraldine Ferraro optará a la vicepresidencia en 1984. Senadoras como Elizabeth Dole, Carol Moseley-Graun o Hillary Clinton han fracasado en su intento por alcanzar la nominación como candidatas de sus partidos a la presidencia en los años 2000, 2004 y 2008.
Ahora le toca el turno a Sarah Palin que aspira a conquistar el voto de las mujeres, especialmente de aquellas que apoyaron a Hillary Clinton, De momento el ticket Obama-Biden aventaja a Mccain-Palin entre las votantes por 24 puntos (51%-37%) , favorecido especialmente por su ventaja entre mujeres independientes y jóvenes, mientras que las mujeres mayores no terminan de decidirse por el candidato demócrata, especialmente las mayores de 65 años, entre las que Mccain lidera a Obama por 7 puntos (42%-35%).
En 1984 el “efecto Ferraro”, que levantó tanto revuelo mediático, se demostró un experimento fallido. Parece que esta vez la gobernadora de Alaska aporta a la elección mucho más que su condición de mujer, habrá que esperar a noviembre para ver si el “huracán Palin” consigue quebrar, de una vez, el techo de cristal.
Ocho expertos consultados por La Voz analizan los déficits en el funcionamiento de los partidos a raíz del debate abierto en el PP y del dominio de Zapatero en el PSOE
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