Una hora con Obama
He llegado de casualidad, gracias al estado de Facebook de un amigo de Washington que decía que estaba escuchando a Obama… y yo con estos pelos. En seguida he descubierto que aun tenía 35 minutos para llegar al Hilton, el lugar donde Ronald Reagan fue tiroteado en 1981. Allí el candidato demócrata se iba a dirigir a los miembros de LULAC (una asociación de latinos). Llegar y colarse no ha sido difícil, los organizadores estaban deseando tener una buena cla, y yo llevaba puesta una camisa con los colores de Obama (azul, blanco y rojo), que como todos habréis descubierto son los de la bandera americana, (no os asusteis, a pesar de lo que pudiera parecer mi camisa es de lo más discreta).
El presentador del acto ha sido el alcalde demócrata de Los Angeles, Antonio Villaraigosa, para el que trabajé unos días como voluntario en 2003 y al que he tenido ocasión de saludar a la salida. Es un latino con mucha fuerza, el ejemplo del sueño americano, triunfador en los negocios y en la política, transmite una energía que ha tratado de contagiar a un auditorio, no muy numeroso y algo desangelado.
Al presentar “al próximo Presidente de los Estados Unidos”, la sala se ha puesto en píe, como con deseos de empezar a vibrar. En mi caso quizás ha sido un problema de gestión de expectativas, sinceramente no se que podía esperar, pero ni siquiera el saludo juvenil que han intercambiado, me han transmitido ese famoso halo que le rodea. Quizás era tanto lo que había oido y leido que esperaba ver entrar a un hombre flotando sobre el suelo, no lo sé, la sensación de decepción me ha acompañado todo el acto.
El forzado buenas tardes, y el intento de iniciar un «si se puede» que ha funcionado en otros actos, ha funcionado en este. El discurso era bueno, bien trabajado, con unos cuantos guiños y buenos momentos, que el candidato aprovecha a fondo, acercandose al micrófono y levantando la voz sobre los aplausos, manteniendo el discurso que se confunde con los aplausos y a la vez los provoca todavía más, como en los solos de la opera.
Se iban sucediendo momentos comunes muy bien traidos: Todos para uno y uno para todos, eso es LULAC, eso es América, esa es mi campaña, una campaña que hacemos entre todos, no de arriba abajo de abajo arriba, una campaña de grassroot.
A veces la retórica me recuerda a Zapatero y, de repente, promete una rebaja de impuesto de 1000 dolares a los trabajadores americanos, (como se entere Pepe Blanco le acusa de plagio).
Irak, el seguro médico… todo termina con una letania: «los latinos no necesitan otros 4 años de desastroso Bush que es lo que ofrece el Senador Mccain»
Los latinos necesitan un «campeón» de su causa, (y ese soy yo, parecía decir)
los problemas de los latinos paro, sueldos bajos, educación… son los problemas de América. (otro titular repetido 3 o 4 veces buscando plumilla despistado)
Ahora saca a la niña (Rajoy-Sola-Lassalle quién se la apunta), esta si tiene nombre, se llama Cristina, tiene 7 u 8 años y es un sol, saluda al Senador con admiración, y cuando traduce lo que Obama le dice a sus padres, Obama descubre América, la América real, la de la integración, la de los inmigrantes que América no puede temer, el único peligro es dejar de reconocer su humanidad (en eso estoy absolutamente de acuerdo con el Senador, será porque estos días en USA me siento un poco inmigrante)
Acaba pidiendo ayuda, devolviendo la pelota a la gente, «esta es vuestra campaña», más que nunca los Estados decisivos son Estados en los que los latinos van a tener la última palabra, porque son Estados muy competidos, y empieza a recitar, como pidiendo ayuda (aunque el público tampoco engancha) Florida, Colorado, Nevada, New México… alguién en el público grita: Texas, lo que arranca el primer gesto espontáneo, lo mejor de la noche, «allí estamos un poco lejos». Alguién se anima con el cachondeo y grita «DC», donde los demócratas no perdieron ni siquiera contra Nixon o Reagan, y alguién más dice «California» a lo que el Senador responde con una sonrisa, diciendo «eso seguro».
El final, como todo el discurso, está previsto y tiene fuerza «sé lo fuertes que sois y lo fuerte que vais a ser en noviembre, quiero ser vuestro Partner», ahora sí el delirio.
Yo espero a mejor ocasión