Nadie dudaba que el discurso de Obama sería redondo, y lo ha sido. Desde el principio hasta el final, en torno a la necesidad de mantener vivo el espíritu americano ha ido presentando su vida, la gravedad de la crisis y la responsabilidad de Mccain, la necesidad de cambio, sus propuestas y ha terminado de manera redonda, de manual, haciendo referencia al discurso de Martin Luther King, del que hoy se cumplen 45 años.
Pero qué quieren que les diga, a mi me sigue sonando hueco, poco concreto, y la hope y el change me siguen pareciendo pasos de ciego, que no se sabe bien a dónde conducen. Me dirán que ha prometido salir de la crisis económica, 5 millones de empleos, relacionados con las energias renovables, eliminar la dependencia del petroleo en 10 años, bajar los impuestos al 95% de los americanos, educación para todos, reducir el tamaño del gobierno, mantener la paz mundial y el prestigio norteamericano, pero eso y nada es lo mismo, ahora el problema es de confianza y yo, de momento, no me fío.
Estas elecciones las ganó Obama hace meses, el problema es que las está perdiendo por falta de credibilidad y en eso, en credibilidad, no sé si ha ganado mucho esta noche histórica.