Ya sé que no es posible hacer estadísticas desde la experiencia personal, es uno de los peores enemigos de los académicos y los profesionales de la comunicación, pero si me olvidara de eso y me fiara de lo que me ha pasado hoy estaría convencido que Washington ha sido invadida por Latinoamericanos.
La mañana había sido bastante redonda: la firma del contrato de la nueva casa, Amitai Etzioni, uno de mis heroes académicos y cívicos, que me ha llamado por teléfono a mi despacho, un policy paper que acabo de terminar sobre la posición de los estados europeos hacia Cuba que me ha pedido bastante gente, y la victoria de España, absolutamente redonda. Quizás ha sido la ola de calor, que mañana empieza a remitir, o el nuevo cheesestake de subway, que ha pasado a engrosar la lista de mis enemigos… lo cierto es que cuando he salido de mi despacho hacia una reunión en el cato institute, parecía haber vuelto a España.
Todo el mundo hablaba español, al principio no me ha extrañado mucho porque mi oficina esta a una manzana de las oficinas de la OEA donde la gran mayoría de los trabajadores son latinoamericanos, pero lo alucinante es que según seguía subiendo hacia Pensilvania me seguía cruzando con gente hablando en mi idioma. He pensado que quizás sería la hora, 14.00, más apropiada para el almuerzo latino, y que los yankees habrían vuelto a sus despachos, pero eran demasiados: colombianos, costaricenses, dominicanos, españoles.. Lo mejor estaba por llegar, subiendo por Pensylvania, mientras algún pez gordo salía de la Casa Blanca montando un escándalo de sirenas y tráfico, de repente me he topado con un grupo de españoles, unos con camisetas de la selección, otros del Atleti, con cara de cerveza y celebrando la victoria como si hubieramos superado los cuartos de final…. Era como si por un momento hubiera abandonado la capital del Imperio y hubiera vuelto a pasear por las calles de Madrid… el pitido de un policia que me regañaba por estar esperando el semaforo fuera de la acera me ha devuelto a la realidad.