Ya he dicho por aquí que entiendo como muchos venezolanos decidieron seguir apoyando a Chavez en las elecciones presidenciales del mes de diciembre. Sus misiones son la única forma de subsistencia de casi un 20% de la población, que sigue viendo esperanzada como pueden recibir dinero venezolano, y educación y sanidad cubana. Mi pregunta va más allá, ¿puede alguién defender que esto se cambie por democracia? Cualquiera de las personas que defienden la actitud de Chavez pondría el grito en el cielo si el Presidente Bush, Mr. Danger para los amigos de Chavez, decidierá gobernar por decreto en un sistema, como el venezolano, presidencialista. O si lo hubiera hecho el Aznar de la mayoría absoluta.

Yo sólo puedo manifestar mi asombro y denunciar lo que me parece una clara alteración del orden democrático. Como en este artículo publicado en Libertad digital

Hugo Chávez no miente, por eso son tan peligrosas sus amenazas de comprar armamento, nacionalizar las empresas estratégicas, extender la revolución bolivariana por toda Latinoamérica o sellar alianzas estratégicas con Cuba, Bielorrusia, China o Irán. Si le dejan, tras unos meses hasta sus amenazas más increíbles se convierten en realidad.

Durante la campaña electoral repitió al que le quisiera oír que si salía elegido profundizaría todavía más en la revolución bolivariana en Venezuela, a la que incluso, advirtió, cambiaría el nombre por el de República Socialista, y desde el día siguiente a su toma de posesión se ha puesto manos a la obra.

En plena calle, como queriendo imitar a sus socios ecuatorianos, la Asamblea Nacional de Venezuela, que cada día se asemeja más a la Asamblea del Poder Popular cubana, ha cedido el poder durante dieciocho meses para que el presidente pueda aprobar cuantas leyes considere oportunas sin necesidad de solicitar la intervención del Parlamento. Venezuela vuelve a los tiempos en los que la ley era la voluntad del rey. Como los viejos absolutistas, Hugo Chávez podrá gobernar por decreto sin estar sometido a ningún tipo de control. Aunque se habla de «sólo» once materias, la lista y su relevancia hablan por sí solas: «transformación del Estado», «participación popular», «ejercicio de la función pública», «seguridad ciudadana y jurídica», «ordenación territorial», «seguridad y defensa», «infraestructura, transporte y servicios», «energético», «económico, financiero, tributario» y «científico». No hay tema que haya quedado fuera de su santa voluntad y es tal la extensión que, como ha sugerido la oposición, se podría cerrar una Asamblea que se ha quedado sin trabajo.

Para empezar las primeras leyes revolucionarias servirán para estatalizar el servicio eléctrico, la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (CANTV) y los cuatro proyectos petroleros de las asociaciones de la faja oriental del Orinoco, hasta hoy en manos de British Petroleum, Exxon Mobil, ChevronTexaco, ConocoPhillips, Total y Statoil.

En nombre del pueblo venezolano se entrega al presidente el poder sin límites o se cierran los medios de comunicación críticos. En nombre del pueblo ecuatoriano se asaltan las instituciones del Estado, da igual que sea la asamblea nacional o el tribunal electoral, que constitucionalmente tratan de limitar el poder presidencial. En nombre del pueblo boliviano se nacionalizan empresas a punta de pistola… Ya sabemos en que consiste el nuevo socialismo, el socialismo del siglo XXI. El socialismo de Chávez, Morales y Correa no es más que un rebautizo del comunismo de Castro.

Mientras España apoya complacida a estos nuevos socialistas ya se empiezan a notar las consecuencias de sus actos: la inflación se dispara, los inversores se van y los emigrantes se multiplican. Sólo hay una cosa peor que reírle las gracias a un pirómano: prestarle el fuego. Cuando después las llamas comienzan a extenderse no resulta tan fácil encontrar a los bomberos.