El decálogo de los telepresidentes: watchdog de la prensa

Fernando Ruiz en Diario Exterior realiza un buen análisis de los medios neopopulistas de Presidentes metidos a telepredicadores, que aprovechan la televisión para presentar al pueblo una nueva forma de democracia cercana a los problemas de la gente,para comunicarse con la audiencia/pueblo sin intermediarios y de modo constante y vertical, pero que en la mayoría de los casos, no pasa de eso de un programa de ficción, la democracia como espectáculo:

El primer telepresidente de América fue Fidel Castro. El grado de desarrollo que tenía la televisión en Cuba en 1959 hizo posible que, desde el comienzo de su era en el poder, Castro se dirigiera a toda la población cubana y de un modo novedosamente frecuente para la época. Incluso generando verdaderas decisiones presidenciales. «Gobierna por televisión» fue la frase que usó en esos primeros meses Herbert Matthews, célebre periodista del The New York Times, quien había conocido al jefe guerrillero en Sierra Maestra.

Ya son varios los presidentes que hacen algo parecido. Kirchner, Uribe y Chávez son los casos más conocidos. Evo Morales es un nuevo aspirante. Y el modelo hasta ahora es exitoso, por lo que es probable que se difunda. Las diez reglas del club serían: Gran centralización de la información pública y del discurso oficial en la figura del Poder Ejecutivo. En los tres gobiernos parece ser peligroso, para los niveles medios, e incluso ministros y vicepresidentes, hacer declaraciones. Pueden ser corregidos pública o privadamente, y es posible que abandonen cualquier otro intento de autonomía discursiva. Chávez siempre habla de la necesaria «unidad» frente a la oposición. Su lógica militar de conducción no da lugar a la autonomía, sino al alineamiento estricto. En marzo de este año cambió una vez más al ministro de Información y Comunicación y asumió William Lara, que es uno de los principales estrategas electorales del presidente. Hay elecciones a fin de año y el presidente va por su reelección.

En el acto de asunción de Lara, Chávez dijo: «la comunicación es demasiado sensible para que haya demasiado autonomía». Tono crítico o muy crítico hacia los periodistas y los medios de comunicación percibidos como críticos o muy críticos. Los telepresidentes actúan como perros guardianes (watchdogs) de los periodistas. Muchos periodistas y dueños de medios se han visto sorprendidos por las menciones críticas presidenciales, y en algunas oportunidades ellos se descentraron, lo que terminó redundando en una victoria presidencial. Es posible que después de Castro y Chávez, el más agresivo sea Kirchner. Sus críticas suelen ser poco diferenciadas. Dijo el 21 de febrero: «No he visto a ningún diario ni a ningún periodista, o a la mayoría de ellos, sacar fe de erratas o rectificarse, ellos no se equivocan nunca, siempre tienen la verdad, nos quieren escribir el país a través de su diario, o de los medios. Se tienen que dar cuenta de que los argentinos ya hemos aprendido a desconfiar de ciertas cosas». Kirchner ataca al diario La Nación y a la revista Noticias. Chávez ataca a Globovisión y a los «medios privados» en general. El recién asumido Evo Morales ataca a la red televisiva privada de cobertura nacional Unitel, que está basada en Santa Cruz. «Ya tenemos toda la información, que el dueño de UNITEL es un gran terrateniente, que trabaja a veces ilegalmente con otras empresas», intimidó Morales el 10 de mayo pasado. Uribe atacó a lo que llamó un «circulito de periodistas bogotanos», entre los que estarían destacados profesionales de las revistas Semana y Cambio. Tabaré Vázquez señaló como opositores a los principales diarios de Uruguay, y a varias de las principales radios y televisoras.

Uso a discreción de la televisión hasta generar, de hecho, un «efecto cadena». La continuidad de la agenda pública está dada por la palabra presidencial. En el caso de Chávez, por supuesto, la cadena existe de verdad. Kirchner desde el atril presidencial o desde el palco de algún acto, Uribe desde los Consejos Comunitarios, o Chávez desde Aló Presidente, los telepresidentes se comunican con la audiencia/pueblo sin intermediarios y de modo constante y vertical.

Intento de hegemonía de la agenda pública. El profesor colombiano Omar Rincón habla del «gobierno en vivo y en directo» donde «el presidente es la noticia».[1] El 21 de febrero, el editor general de redacción del diario Clarín de Buenos Aires, Ricardo Kirschbaum, dijo después de recibir una crítica presidencial por la cobertura de dos temas de aparente poco importancia: «los medios, para Kirchner no deben marcar agenda. La información, en ese caso, sólo se difunde si forma parte de una estrategia oficial».

Comunicar transparencia en la gestión del gobierno a través del uso del lenguaje y de formas desacartonadas de exhibición de la figura del presidente.

Realizan un intenso monitoreo de lo que ocurre en los medios de comunicación. El presidente Chávez, por ejemplo, dijo: «ustedes saben que yo veo bastante televisión, cada vez que puedo veo bastante televisión, y también ando pendiente de por dónde nos están atacando ¿no? Tú me atacas, yo te ataco, te contraataco, me defiendo, etcétera» («Aló Presidente», 21/5/2006).

Realizan un intenso monitoreo de la opinión ciudadana. Como todo gobierno moderno, intentan estar al tanto de las preferencias ciudadanas en todos los niveles.

No tienen una oposición política partidaria clara y relevante. De hecho, Uribe ya obtuvo la reelección, y Kirchner y Chávez parecen bien encaminados para lograrla.

Pueden utilizar mecanismos de coerción hacia los medios percibidos como tibios u opositores. Como espejo de esa actitud, el agasajo es constante para los medios y periodistas amigos. Ya sea por medio de fondos del presupuesto público, licencias de radio o televisión, o también por medio de las filtraciones informativas, «comunicación privilegiada», como la llama Bernardo Kucinski, asesor de comunicación de Lula y crítico de esta política.

Poca disposición a responder preguntas críticas o de medios percibidos por el gobierno como críticos. Cierta fobia a los encuentros colectivos con periodistas locales donde estos puedan preguntar y repreguntar a discreción. Al momento de haber cumplido su tercer año de gobierno, Kirchner no dio ninguna conferencia de prensa ni a periodistas nacionales ni a corresponsales extranjeros. Lula tardó más de un año en dar la primera.

El presidente Lula tuvo varias características de los miembros de este club, pero la seria crisis de corrupción que sufrió su gobierno puede haber servido para intentar una actitud menos crispada hacia la prensa. Bernardo Kucinski es el redactor de una ´carta crítica´ interna que le envía al presidente a su pedido, en la que analiza la agenda pública y su tratamiento informativo. Es una especie de ombudsman interno que le da consejos al presidente. Kucinski señaló que «el presidente tiene la obligación de recibir a la prensa. No importa lo que ella hará después. Es una obligación institucional. El presidente tiene que hablar con la prensa y, a través de ella, hablar con la nación. Yo creo que le faltó a Lula y al gobierno la percepción de esa obligación».

El cumplimiento de la mayoría de estas reglas no significa que un presidente no sea un demócrata. Pero la suma de todas ellas construye una política de comunicación en exceso agresiva para nuevas democracias que deben tener como una de sus características centrales la institucionalización de la crítica. Sobre todo las dos últimas reglas son un buen test para saber cuán demócrata es un presidente (o un gobernador o intendente). Pues como dijo el periodista argentino Jorge Elías, «que los presidentes sean elegidos en democracia no implica que sean democráticos».

Hay que mojarse…

Tenía el post guardado en el magín, un ya lo decía yo a posteriori, pero el reto de Alberto Acereda me ha «obligado» a mojarme a priori, que es lo que hay que hacer.

Como habeis podido comprobar este bloggero es un convencido de la capacidad de las redes sociales, y es consciente de la fuerza que alcanzan a nivel local y estatal, donde las comunidades son más fuertes, cercanas y definidas, no pienso que los escándalos por grandes que hayan sido logren desmovilizar estas estructuras sociales, es más pienso que han podido tener cierto efecto reactivo que han intensificado la movilización.

Aunque soy consciente también de que el Partido Demócrata está en el buen camino, pienso que el aprovechamiento de la red generada por Howard Dean y la excelente labor realizada por Moveon, no cuenta todavía con la base social suficiente y está a un paso de lograr la involucración activa de estas personas en la campaña de calle. Basta con comparar el número de fiestas de apoyo organizadas por cada plataforma. En mi opinión, y de momento, su area de eficacia se limita a la campaña online y la telefónica.

Por todo lo dicho y sin haber estudiado a fondo los asientos más disputado, que podeis ver aqui, estoy convencido que mañana nos despertaremos con una o dos Cámaras republicanas.

Ciudadanos de Cataluña o el poder de la red

Ayer, para sorpresa de muchos, Ciudadanos de Cataluña fue el gran triunfador de las elecciones autonómicas Catalanas. Un partido político de tan reciente creación, sin medios económicos conocidos, al que los medios de comunicación han sometido al olvido, y que presenta un candidato de 26 años, ha logrado 3 escaños y casi 100.000 votos.

Una visita a su página web quizás explique un poco mejor su éxito:

– Apuesta por las personas: que se manifiesta en su busqueda constante de todo tipo de apoyo: económico, mediático, de voluntarios…

– Una estructura interna en red, como explica la propia página web.

– Frescura, sencillez y espontaneidad.(Para muestra un cartel)

– Creación de comunidad. A través de una divertida tienda, zona de descargas…

Estos tres elementos explican como cuatro gatos han sido capaces de movilizar a una buena porción del electorado catalan cansada de los «políticos de siempre» y sirve de alerta para los «políticos de siempre» de cualquier otro lugar.

El ninismo y el pre totalitarismo en Venezuela

Nos cuenta Luis De San Martín en El Diario Exterior:

El «ninismo» es un fenómeno social que en la Venezuela revolucionaria, post-democrática o pre-totalitaria, identifica a ese sector de la población que no quiere problemas; que observa desde la barrera las confrontaciones cotidianas entre los partidarios de la imposición dictatorial y los ciudadanos que se niegan a aceptar como irreversible ese anacronismo perverso que llaman «socialismo del siglo XXI». Son un conglomerado compuesto por personas de todos los estratos sociales y niveles de instrucción que, pese a padecer a diario los efectos del peor gobierno de nuestra historia republicana, mantienen una equidistancia cínica con ambos bandos a la espera de que la balanza se incline definitivamente hacia uno de los lados.

Son astutos relativistas dispuestos a comulgar con el poder sin importar su naturaleza, es decir, les da igual que sus pretensiones sean hegemónicas y liberticidas porque al final, dicen ellos, «los políticos son todos iguales». Se creen equilibrados al pretender situarse en el punto medio entre dos posiciones antagónicas en busca de una falsa objetividad; una falacia muy extendida que no resiste un mínimo análisis, ya sea en el campo científico o político, puesto que la objetividad debe constituir una tendencia constante y sostenida hacia la verdad, y ésta, aunque escurridiza y compleja, existe más allá de los pareceres. Los hechos son tozudos y ante ellos los «ninistas» consuetudinarios optan por la técnica del avestruz (no ver) o la del camaleón (camuflarse, para pasar desapercibidos).

La neutralidad vacua de la que hace ostentación el «ninista», frente al conflicto entre un gobierno corrupto, anacrónico, paranoico, militarista e incapaz y una sociedad civil que se le resiste como gato panza arriba, es ya una toma de posición que favorece al victimario. De esta manera el «ninista» se salva de las posibles represalias hasta el instante en que la arbitrariedad toque a la puerta de su casa o en que sea salvado por quienes han arriesgado el pellejo por la libertad.

Su objetivo en la vida es que lo «pongan donde hay», ese lugar que en Venezuela significa concretamente un puesto en la administración pública, conseguido mediante el clientelismo político, en el que se trabaje poco y se cobre mucho. Llega al colmo de la contradicción cuando se define a sí mismo como apolítico, al amparo de la sombra del caudillo y sus secuaces.

Sin embargo, el «ninista» tiene conciencia y la realidad lo agobia. Por muy simplista que sea su pensamiento percibe las consecuencias del imperio del crimen en las calles venezolanas, la proliferación de vendedores ambulantes, el mal estado de los servicios públicos, la inutilidad de las instituciones y los niños malabaristas en los semáforos. Aunque se enorgullezca de una cierta dosis de anti-americanismo, intuye como peligrosas las amistades de Chávez en el panorama internacional, ámbito en el que el régimen establece relaciones carnales con una liga de dictadores y autócratas que atormentan a sus pueblos y amenazan a las sociedades democráticas.

En ocasiones, en público, disfraza con humor escatológico los excesos verbales de su comandante en jefe, mientras en privado se preocupa por la imagen que Chávez proyecta de la sociedad venezolana. Su extrema frivolidad la disfraza con apelaciones abstractas a la justicia social, la paz y la venezonalidad, conceptos que quedan muy bien en medio de una partida de dominó los domingos por la tarde. Entre güisqui y güisqui lanza frases lapidarias tales como «eso siempre ha sido así» o peor aun «los venezolanos somos así» para explicar la visibilidad obscena de la corrupción gubernamental, la indigencia omnipresente y la inanidad de las Fuerzas Armadas para restablecer nuestra soberanía en una frontera plagada de narcoguerrilleros, secuestradores y contrabandistas.

Muchos de ellos tienen un amigo militar con el que compiten en amplitud abdominal y elasticidad moral, a la vez que se regodean de un crecimiento económico que se nota en las largas listas de espera para adquirir vehículos último modelo, la pujante demanda de artículos de belleza y la proliferación de casinos y centros comerciales. Los oficiales de alto rango, temerarios guerreros en los campos de batalla del club social del círculo militar, se han consolidado como el verdadero partido político de la revolución bolivariana, lo que los ha transformado en eficientes agentes de trabajo temporal cuyo perfil de empleado ideal lo constituye el «ninista».

Las encuestas los sitúan entre un 20% y 40% del electorado para las próximas elecciones del 3 de diciembre, en las que los venezolanos se juegan la posibilidad de iniciar un proceso de reconciliación y reconstrucción nacional o la continuación de la barbarie nacional-populista. Saber a que va a optar el «ninista» es un enigma existencial que dependerá de las condiciones electorales del sistema automatizado de votación, es decir, si hay captahuellas, que vulneran flagrantemente el secreto del voto, el «ninista» votará por Chávez, no vaya a ser que quede registrado en una nueva lista de contrarrevolucionarios, y si las eliminan al menos se lo pensará. Hay quien ante la amenaza totalitaria sólo reacciona para pedir más hielo en el güisqui a ritmo de regaetón.

No obstante el panorama desolador que pinto con mis palabras, también hay empleados públicos y contratistas del Estado que esperan la oportunidad para cobrarse los chantajes y presiones a los que han sido objeto en todos estos años, lástima que sea imposible saber su cuantía. El estatismo económico tiende siempre a condicionar perniciosamente la autonomía de las personas.

La existencia de un significativo porcentaje de arribistas en la sociedad venezolana debe hacer reflexionar a la renacida oposición que se agrupa en torno a Manuel Rosales, toda vez que el triunfalismo es el peor aliado posible ante la complejidad y magnitud del reto planteado. Las condiciones electorales son las mismas que nos obligaron a abstenernos en las elecciones legislativas: registro electoral envenenado, captahuellas, máquinas de votación inauditables y bidireccionales, testigos de mesa oficialistas, observadores internacionales mudos, etc. Hugo Chávez cuenta con los recursos para imponerse por las malas, por lo que hay que ser responsables en la gestión de la esperanza porque, aunque el 3 de diciembre es un momento de inflexión importante, el mundo no se va acabar ese día. Como mucho será otro punto y seguido, sea cual sea el resultado.

Nuevas formas de comunicación política

La comunicación política en Cataluña siempre ha ido un paso por delante. Si en la última campaña de Jordi Pujol vs Maragall, sus contrawebs marcaron un hito y proporcionaron momentos divertidos a los que seguiamos la campaña, esta vez ha sido el video de Ciu, los blogs de los candidatos y un videojuego, elaborado por una empresa particular sin clara afiliación política.

Así nos lo cuenta el país:

El videojuego de las elecciones catalanas
Gana el que antes consiga un pacto entre los partidos catalanes
EFE – Barcelona
ELPAIS.es – 18-10-2006 – 19:51

Los protagonistas de las elecciones catalanas ya tienen su videojuego. La empresa catalana La Factoria d’Imatges ha lanzado el videojuego «El joc de la cadira» (El juego de la silla). Los jugadores deben realizar pactos virtuales entre los diferentes partidos en el menor tiempo posible. Una tarea que parece fácil, al menos en el mundo virtual.
El juego de la web www.jocspolitics.cat ha tenido una gran acogida entre los sectores políticos, medios de comunicación e internautas, según la empresa catalana.

Los jugadores deben realizar pactos virtuales entre los diferentes partidos en el menor tiempo posible. La voluntad de los promotores del juego es conseguir que los ciudadanos puedan seguir la campaña electoral catalana desde otra perspectiva, menos tensa que la real.

El juego está en catalán y aunque son mayoría los europeos que juegan, también los hay también de Estados Unidos y Argentina.

La utilización de nuevas formas de comunicación política ha dejado de ser una promesa para convertirse en una realidad que, no sólo garantiza cierta cobertura mediática sino que además logra llegar a un sector de la población poco dada a asistir a mítines o a creerse anuncios electorales en la televisión. Aun no sabemos qué se está preparando para las próximas elecciones autonómicas y municipales. Puede ser el momento de formatos como el videoblog, las comunidades virtuales…. o del más de lo mismo, nunca se sabe.

Los ciudadanos entran en campaña

Tras la compra de Youtube mucho se ha comentado sobre el «potencial» del video en la red. Hay otros que empiezan a sacarle otro tipo de rendimientos, ahora en campaña electoral. Nos lo cuenta el pais:

Cómo desacreditar al rival con una cámara y el apoyo de la Red
El vídeo online entra en la campaña legislativa de EE UU, donde videoaficionados graban al oponente en busca de una metedura de pata que difundir en Internet
AGENCIAS – Washington
ELPAIS.es – 16-10-2006 – 08:34

¿Quiere sorprender a su rival político durmiendo la siesta durante una sesión parlamentaria o realizando una declaración inconveniente o racista? Diríjase a Internet. Jóvenes armados con videocámaras digitales son el último arma secreta de los políticos en la campaña electoral que se celebra en EE UU. Encargados de seguir al rival, y conseguir material que lo desacredite.
Los políticos estadounidenses embarcados en la lucha electoral por la renovación del Congreso, una elección que se celebrará el próximo 7 de septiembre, han asumido el poder viral de los vídeos de Internet. Los responsables de algunas campañas han llegado a realizar incluso envíos masivos de mensajes de correo en los que se ofrecían enlaces para ver al rival en situaciones embarazosas.

«Internet y las nuevas tecnologías están cambiando radicalmente nuestras vidas, y la política no es diferente», afirma el director de la página web PoliticsOnline. En su opinión la influencia de la Red será muchísimo mayor en el futuro y «lo cambiará todo de forma radical». «Cualquier persona con una videocámara, un poco de tecnología, creatividad, energía y suerte o habilidad puede llegar a participar en el proceso político», asegura.

Carol Darr, directora del Instituto de Política, Democracia e Internet de la Universidad George Washington (www.ipdi.org) explica que los vídeos realizados por aficionados pueden calar más en la audiencia porque no recurren a la retórica política habitual, son algo «real y humano que logran captar la atención de la gente».

Por otra parte, la existencia de videoaficionados que pueden colgar el vídeo grabado a un candidato en Internet modifican la gestión de las campañas. «Limitan la posibilidad de que los candidatos se reúnan en pequeños grupos para afinar su mensaje, ver qué funciona y qué no», afirma Darr. «Si te graban en una de esas situaciones luego puedes ser acusado de cambiar mucho de opinión».

Uno de los políticos que han quedado en evidencia por obra y gracia de YouTube o Google Vídeo es el senador republicano George Allen, senador del estado de Virginia, que durante un mitin señaló a una persona enviada por su rival, el demócrata James Webb y le llamó «macaco». El vídeo en el que Allen insulta a S.R. Sidarth, un estudiante universitario, llamó la atención de los activistas demócratas y gracias a la distribución que ha logrado (tiene más de 260.000 visitas) parece haber impulsado la campaña de Webbs.

«Si lo hubierais escrito no habría tenido tanto impacto», ha asegurado a la prensa el portavoz de la campaña de Webb, Kristian Denny Todd. «Pero con el vídeo pudisteis ver su comportamiento, como lo repite, como lo hace para mofarse. Es algo que no se puede capturar con palabras. La gente tiene que verlo».

Otro vídeo que está circulando con éxito (más de 80.000 visitas) muestra al senador republicano por el estado de Montana, Conrad Burns, exhando una cabezadita durante una sesión del Senado.

Hay otros modelos como el de David Cameron o el del político laborista que ha utilizado la misma técnica para ridiculizar su iniciativa… pero de lo que no hay duda es de que este puede ser el formato de las próximas campañas electorales en nuestro país, ¿llegarán a tiempo para el 2007?