El Consejo de Ministros del 30 de diciembre nos deja un Real Decreto, que merece un comentario desde la perspectiva de la comunicación. Se trata de las excepciones a la obligación de que determinados DG ostenten la condición de funcionarios y sobre todo a su justificación. Las excepciones que me han llamado la atención se refieren a responsables de prensa y comunicación y afectan al Ministerio de Asuntos Exteriores, a la Secretaría de Estado de Comunicación y, en general, a los gabinetes de prensa.

Según el RD:

«se considera conveniente excepcionar de la reserva funcionarial el nombramiento del titular de la Dirección General de Medios y Diplomacia Pública. La función primordial y necesaria de la actividad de este centro directivo obedece a la prioridad de desarrollar una activa acción de comunicación de la política exterior que permita al titular del Ministerio coadyuvar en el refuerzo del prestigio de la posición exterior de España. Ese esfuerzo necesita de continuidad, profesionalidad, conocimiento profundo y relación con los medios. Así mismo necesita de una coordinación y una utilización más intensiva de todos los instrumentos de diplomacia pública y de su proyección en los medios de comunicación, tanto nacional como internacional. Estas específicas características obligan a que el puesto sea cubierto por un profesional de un perfil con amplios conocimientos, experiencia previa en la Administración Pública y el sector privado, especialmente en el área económica, y relación profesional con los diversos medios de comunicación, lo que requiere de unas características especiales que hacen aconsejable que su titular no tenga necesariamente que detentar la condición de funcionario.»

Algo similar ocurre en el Ministerio de Presidencia:

» deberá mantenerse la vigente excepción en la reserva funcionarial, en la designación de los titulares de los centros directivos vinculados a la Secretaría de Estado de Comunicación, en este caso, la Dirección General de Comunicación. Las funciones de carácter informativo que le corresponden están directamente relacionadas con la política de comunicación de la acción del Gobierno y, por tanto, sus cometidos en la gestión de estas áreas difícilmente se incardinan con la cualificación profesional propia de los cuerpos de funcionarios. La funciones en el ámbito de sus relaciones con los medios de comunicación, tanto nacionales como extranjeros, dotan al puesto de un perfil específico, con condiciones tales como experiencia en la labor informativa y relaciones tanto a nivel institucional nacional e internacional y amplios conocimientos de los medios de comunicación, lo que requiere unas características especiales que hacen aconsejable que su titular no deba ostentar necesariamente la condición de funcionario público.»

Y por si no estaba claro que los funcionarios no sirven para estas labores en el apartado 4 del artículo 14, que se refiere a los Gabinetes se establece:

4. Los puestos correspondientes a las oficinas o unidades de prensa o relaciones sociales podrán ser cubiertos, dentro de las consignaciones presupuestarias, por personal eventual que se regirá, en todo lo relativo a su nombramiento y cese, por las mismas disposiciones aplicables al personal de los Gabinetes de los Ministros.

Me sorprende la contundencia al señalar que estas tareas «difícilmente se incardinan con la cualificación profesional propia de los cuerpos de funcionarios» ya que, aunque es cierto que no existe un cuerpo específico de la administración con estas funciones son muchos los funcionarios que a lo largo de su carrera se han ido especializando en estas tareas, (con muchos de ellos he tenido la suerte de trabajar y comprobar su alta capacitación profesional). No se hasta que punto el carácter cada día más político de las funciones de comunicación hacen que la confianza se convierta en el elemento más importante a la hora de seleccionar a los responsables de estos puestos y hasta que punto implementar formulas de especialización de funcionarios en esta tarea supondría que la comunicación sea cada vez más información y menos propaganda.