Viaje a los mares del sur (Camboya, 2004)

Viaje a los Mares del sur

Es costumbre de cada vez más años viajar como D Camilo, “a la buena de Dios y a la que salga” y esta vez ha sido más a la buena de Dios que nunca. El sistema facilita la aventura al viajero y permite que, a pesar de las dificultades, nada pierda su sabor original.

En esta carrera de orientación, que es mi vida, he enganchado al vuelo, en los últimos días, unas cuantas notas de color que pueden ayudarme un poco más a enderezar mi destino.

De lo oído deduzco que Camboya es sobre todo Budismo y me voy a ver qué puede dar de si….

La providencia, que es guía y compañera de carrera, me pone en las manos un libro de Fouder, de mediados de los 70. Un estudio serio y riguroso (parece) sobre la figura de Buda, entre hombre y Dios, que para empezar me regala una clasificación a la que se puede dar mucho juego.

Cuenta que cuentan que cuando Buda alcanzó la clarividencia dudo si lanzarse a los campos a predicar su doctrina. Ante el, el mundo, como un estanque de lotos, en el que se encontraban 3 clases de flores, con 3 clases de almas.

Aquellas demasiado hundidas en el fango original que no alcanzarán a ver la luz del día; otras que próximas a la luz luchan a diario por alcanzarla y por último las que alzándose por encima de las aguas o de los hombre s llegan por si mismas a su pleno desarrollo… solo por las segundas, cuenta que Buda comenzó su predicación, que hoy se ha extendido por todo el mundo, y hace del Budismo la religión con más fieles de la tierra.

De la vida de Buda no parece que haya mucho que destacar hasta el momento en que asume su llamada religiosa. Todo aquello que adorna su concepción (por un elefante con 6 colmillos), su nacimiento (del costado derecho de la madre, Maya) y sus primeros años (sabio, fuerte y afortunado en amores) más bien parecen adornos para justificar la excepcionalidad de Siddharta (el que colma todos los deseos y necesidades).

Y ahora, mientras nuestro joven disfruta de los placeres de la vida… tomamos tierra en Bangkok, una ciudad extensísima, en la que desde el cielo, conviven casas viejas y altísimos rascacielos…

Nada más lejos de la realidad, (nada como pisar tierra para darse cuenta de la verdad)… por eso el interés, casi la necesidad, de viajar “deadiario”, no basta con saber, hay que vivir para vivir, viajar, comprar, comer, ducharse…

Bangkok es una ciudad con techo, una ciudad desbordada, en la que han tenido que construir tres pisos para intentar hacer frente a los problemas de circulación, una ciudad mixta, llena de luces de colores, edificios de cristal… pero en la que sigue habiendo puestos de comida en las calles

Viajar en grupo permite algunos “relajos”, obligaciones del bien común, y para empezar dormimos en un buen hotel, reservado por internet por eso de aprovecharse de la globalización… llegar, parar, informarse y soñar con la nueva aventura que comenzará al día siguiente en la estación de autobuses a las 6 de la mañana. Rumbo Poi Pet, el pueblo de la frontera Tailandia-Camboya, que la guía describe como una especie de Las Vegas Oriental; a lo mejor allí también está de moda casarse, disfrazados de Mao, o de Hiroito…(es increíble mi desconocimiento absoluto, la ignorancia total del mundo oriental, de sus personajes….)

Viaje cómodo, mucho más de lo esperado, bastante rápido y agradable… la sorpresa la encontramos al cruzar la frontera, que es como retrasar 30 años el reloj del tiempo, ya desde el principio, la autopista se convierte en camino de arena, las casa en chabolas… al cruzar la frontera un buen grupo de cazaturistas se abalanzan ofreciendo sus servicios…

Al final optamos por el “taxi particular”, dos señores que están dispuestos a hacerse los 600 kilómetros que separan Poi Pet de Phon Pen, seguramente por carreteras infernales, muchas veces sin asfaltar, y volver en el día, por 50 Euros. Viajamos en grupos de 4, para ahorrar, y el coche es un poco horno, en el que no se pueden abrir las ventanas, una buena bienvenida a tierras Camboyanas.

El viaje trascurre monótono, entre cabezada y cabezada se va descubriendo el paisaje surasiático, verde poblado, húmedo, colorido… A los lados de la carretera la gente, que como en muchos países “en vías de desarrollo” visten de USAID, como si se tratara del armario de ropa vieja de occidente… de golpe nos encontramos con la carretera cortada por una inmensa grúa, hace unas horas un camión se ha caído de un puente, y llevan horas intentando recuperarlo… el conductor está vivo, gracias a Dios, aunque bastante perjudicado… Tras un par de horas de espera, en que nos sentimos curiosos profesionales, sin nada que hacer, mientras nos devoran los mosquitos, retomamos el viaje que a eso de las 12 de la noche (18 horas después de nuestra salida de Bangkok) nos lleva a Phon Pen. Otra de las paradojas de la globalización, muestra de esa brecha que se abre más y más, por la que se tarda lo mismo en hacer 15000 Km., que 1200, eso si, mucho más cómodamente en el primer caso…

En Phon Pen, somos pasto de la Lonely Planet, tantas veces ayuda del viajero y otras, auténtico dictador del viaje. Lo bueno es que no suele fallar, y el Hotel Cozyna, situado en el River Side, la zona turística de la ciudad, “es un sitio confortable, con una excelente relación calidad-precio”… aunque esa noche hubiera servido hasta el suelo para dormir placidamente.

La mañana siguiente optamos por el despertar cristiano, y comenzamos nuestra ronda de reconocimiento de la zona… Aunque estamos en la zona turística, los cazaturistas son pocos y bien aleccionados, y no insisten más de la cuenta. Me llaman la atención los que venden libros fotocopiados, a precios irrisorios, con una edición de lujo, en la que es difícil encontrar la diferencia… tienen de todo, guías de viaje, libros de historia, novelas…

El voluntariado es una droga dura y a mi el cuerpo me pide ir a ver a las Misioneras cuanto antes, me aplasta un poco el ritmo de vida turística… La primera casa está situada en Monivong Boulevard, la Castellana PhonPenita, y desde lejos atrae la atención con sus colores blanco y azul, es una casa para niños abandonados y para niños de la calle en estado de desnutrición… estos pasan 6 o 7 meses en la casa para recomponerse y vuelven con sus familias… Las hermanas nos reciben con los brazos abiertos, como siempre, y nos ofrecen todo tipo de posibilidades de colaboración… Y para situarnos el horario, Misa 6.30, desayuno, trabajo hasta las 12.00, comida, trabajo hasta las 18.00, Adoración al Santísimo… no vamos a tener tiempo de aburrirnos.

El tráfico de la ciudad recuerda al de Calcuta, motos, bicis y coches, circulan en cualquier dirección, con la bocina como elemento de disuasión, como si avisando se pudiera ejecutar cualquier tipo de maniobra. Aunque hay mototaxis y tuctucs que mueven al turista por la ciudad, nos decidimos a alquilar una moto, para movernos. Y así, a un precio irrisorio (3 dólares día) nos integramos plenamente en la ciudad…

Y nos integramos con todas las de la ley. La primera tarde nos lanzamos a buscar alojamiento dentro de la ciudad, cerca de las hermanas, el cielo se va poniendo cada vez más gris y de repente comienza a caer una tromba de agua, que no permite ver a diez metros de distancia… cinco minutos después las calles laterales se inundan, y el agua llega a las rodillas; el trayecto es un equilibrio continuo para evitar poner el píe en las lagunas marrones por las que circulamos y tras el susto inicial, nos damos cuenta que conducir en la lluvia es otra muestra más de incorporación plena.

La gente nos mira asombrados con una sonrisa, como dando la bienvenida a nuevos locos. La sonrisa Camboyana engancha, es una sonrisa cariñosa, acogedora, friendly, warm (absolutamente maravillosa), y dice muchísimo de un país, de un pueblo.

Camboya es tierra virgen, un pequeño paraíso natural de cultura ancestral donde la semilla del sufrimiento ha florecido con forma de inocencia y bondad. Un pueblo que me recuerda al polaco, siempre en manos de sus vecinos, Tailandia y Vietnam, vapuleado por unos y otros, conquistado, manoseado… y que en el último siglo, ha sufrido la humillación de ser destrozado por su propia gente, arrasado por el régimen de Pol Pot y rematado por los vietnamitas, lucha por levantarse.

Quizás por todo eso los Camboyanos son alumnos aventajados de la escuela de la vida, la escuela del dolor. Son gente sufrida, humilde y sonriente. No son alumnos fraudulentos, de los que aprueban y pasan de curso con chuletas y cambiazos, sino alumnos sufridos de los que sudan cada décima de punto y quizás por eso lo disfrutan más. Gente maravillosa que sabe llevar el sufrimiento con dignidad, e incluso (herejía postmoderna) con alegría. Entre ellos los chicos de la calle han hecho un Master, no se si se puede decir que tuvieron mejor profesor pero lo que no hay duda es que despertaron a golpes y aprenden cada lección a velocidad de vértigo…. Inglés, español, artes de negociación, relaciones humanas… ninguna asignatura se les resiste.

Además de la gente, lo más maravilloso del país, naturaleza y cultura hacen muy buena pareja e invitan a volver… No se porque pero más que a volver aquí todo invita a quedarse.

La situación política del país deja bastante que desear, el Primer Ministro es Hun Sen, un auténtico mafioso, antiguo Khemer Rojo, huido a Vietnam antes de la debacle de Pol Pot, con un patrimonio personal situado entre las mayores fortunas del mundo, y que controla absolutamente todo el país. Aún así existe un amago de democracia, con tres partidos políticos, de los que los dos primeros gobiernan en coalición, el Partido del Pueblo de Camboya (Cambodia People Partie) del Primer Ministro, el FUNICIPEC, Partido Monárquico del hijo del Rey, y el Sam Raysi, partido de izquierdas, al que da nombre su líder, y que es realmente el único partido de oposición. Actualmente hay bastante polémica por la intención del Rey, que vive exiliado en Corea del Sur, de presentar su renuncia, algo que no está previsto en la Constitución. El Primer Ministro se niega, en lo que considera un intento por desestabilizar el país, y no debe andar desencaminado porque la historia del Rey Norodom Shihanouk es para eso y mucho más, este reyezuelo recuerda, hasta en lo físico, a Samarach, un auténtico camaleón, con una capacidad de adaptación increíble que ha sabido sobrevivir a todos y cada uno de los distintos regímenes por los que ha pasado su reino en el último siglo. Empezando por el protectorado francés, la independencia, los Jemeres Rojos, los vietnamitas y ahora Hun Sen… resulta sorprendente que nadie se haya decidido a llevar su vida a la gran pantalla. Económicamente el país se encuentra retrasado, en los últimos años ha crecido económicamente gracias a la entrada de empresas extranjeras, y se nota en el aumento de tiendas, sobre todo de electrodomésticos y moda occidental.

Entre las actividades del viajar deadiario hay una que es muy ilustrativa, la del cine, así que siguiendo con nuestro plan de integración nos plantamos en el cine, ante la expectación del respetable, que no podía entender que se nos había perdido allí. Como la necesidad agudiza el ingenio, y ellos lo han pasado muy mal, lo primero que hicieron fue evitar males mayores y situarnos en las últimas filas para evitar que tapáramos al resto de los espectadores, más bien bajitos. Nuestra primera sorpresa fue después de los anuncios, cuando todos se pusieron de pie al unísono, apareció la bandera nacional en pantalla, y muy serios comenzaron a escuchar una canción, imagino que el himno nacional. Después comenzó la película, en perfecto khmer, sin subtítulos, no se entendía ni una palabra, y por eso nos conformamos con nuestra versión particular, que considero bastante fiel a la realidad. Un señor casado con 2 mujeres, una dócil con una hija encantadora, y otra absolutamente viperina, con dos arpías como hijas, esta parece que se ha hecho con su afecto y lo utiliza fundamentalmente en contra de la otra mujer, enfrentándola cada vez más y poniendo todos los medios para hacerle la vida imposible, hasta que el marido acaba matándola a remazos, en una escena que debería estar prohibida… En este momento, según el espíritu budista, la mujer se reencarna en pez, no se qué quiere decir exactamente esto en la escala de meritos budistas. Todas las noches la mujer se acerca a la orilla para hablar con su hija, hasta que es descubierta por la bruja que la pesca, y le corta el cuello…. momento en el que aprovecho para abandonar el cine, absolutamente desmoralizado. Alguna vez he escrito sobre la influencia del cine en la sociedad, y su peso a lo hora de construir el “way of life”, de marcar el paso de la normalidad, y si aun no he conseguido acostumbrarme al horror occidental, de un cine, sin familia, sin amor, sin vida, lo llevo con resignación. Quizás por falta de costumbre me ha chocado tanto el cine Camboyano, y sus primos hermanos de Camboya, Indonesia y Vietnam, cine hiperagresivo, en el que la vida carece de todo valor y el mal es uno de los protagonistas fundamentales, sin permitirse ningún tipo de valoración.

Otro elemento fundamental del día a día es la comida, basada en el arroz, los y las salsas. Siempre había considerado algo bastante snob, oír como los amantes de la comida oriental despreciaban los restaurantes de Madrid….y allí he entendido de una vez la diferencia entre comida oriental y restaurante chino. Comida con diferentes sabores, ligera, sabrosa… auténticamente deliciosa… Cualquier hueco sirve para dar de comer en la calle, que está llena de puestos de comida, cafés en la calle que sirven sopa de nuddles y arroz.
La gente come y muchos de ellos viven en la calle a pesar del Monzón.

Hoy me he sorprendido dando vueltas a una idea: “He visto gente que es feliz”, y me sorprende mi sorpresa, pero es verdad, el hombre feliz en occidente es una especie en extinción, pero aquí hay dos mujeres plenamente felices, se les ve en los ojos, en la sonrisa, en la mirada, en la forma de hablar, de tocar, de querer. Desbordan dulzura de la buena, de la que ya no queda y hacen de un vaso de agua y unas galletas danesas, un banquete celestial.

Y eso se nota en los niños, que día a día van cogiendo más confianza. Son el sueño de cualquier matrimonio, traviesos, divertidos, revoltosos, pero obedientes, respetuosos, pendientes unos de otros, se sienten familia y se respira el amor y la autoridad de los mayores… el espíritu de familia. Así las casas de las hermanas son auténticos hogares de paz. Chicos de la calle y adopción. Es una gozada conocerlos uno a uno, distinguirles a pesar de su cara de chino, ponerles nombres, Chun li, Kim Lui, Kim lai, Net, Mau, Eva, Asiriam…

El ambiente de AFESIP es distinto, falta Dios y se nota. Su trabajo es absolutamente imprescindible, trabajan con las víctimas de la prostitución infantil e intentan ayudarlas a abandonar ese mundo y reintegrarlas en la sociedad. En su labor encuentran distintos problemas, madres que dan a sus hijas en venta por un puñado de dólares, el rechazo de la misma familia que las vendió, cuando estas regresan…

Somalí Man, tiene distintas casas, las de acogida en las que dan la bienvenida a las muchachas después de las operaciones de rescate, las residencias, en las que las educan y alimentan, y las de integración… hemos visitado una de las residencia, en las que más de 30 chicas, que no superan los quince años, tratan de apartarse del mundo de la prostitución. La residencia parece una fortaleza, de muros altos y opacos, nos cuentan que es para proteger a las niñas de los proxenetas que tratan de recuperar sus piezas, y mandan mensajes con amenazas, les suministran drogas… cualquier cosa para tratar de recuperar sus fuentes de ingresos…

En el centro reina el buen humor, acaba de nacer una niña. Su madre de catorce años, tumbada en una estera mira a su hijo emocionada, y recibe la visita encantada. En el centro hay cierto ambiente español, 2 voluntarios imparten sesiones de autoayuda, con bailes, carreras y juegos, llegamos en el momento del clímax, donde todas gritan y saltan… Uno de ellos es un diseñador gráfico madrileño, que tiene edad de la movida madrileña, y que tras emigrar a Barcelona, pasó por Camboya de visita y como el dice se quedó enganchado y se ha establecido allí hace ya más de un año. Trabaja como diseñador gráfico y colabora con Somali Man, es la imagen de una vida realizada, (de una vida plena, de las que no salen en televisión) el describe su situación de maravilla, “estoy superestimulado, muy centrado”, y con verle sonreír, se descubre que es la pura verdad… La chica que le acompaña es su hermana, recién llegada de Barcelona, José cuenta que fue ella la que se lo llevo a Barcelona hace años, y que esta es su particular venganza… Las otras dos españolas que andan por allí, son profesionales de la cooperación, ambas trabajan en AFESIP, y responden al 100% al perfil de Cooperante (una palabra que siempre me recuerda a Juan Luis Cano, y al viaje a Kosovo).

Todo esto me hace pensar en lo grandioso de cualquier labor social, de cualquier actividad de ayuda a los demás. Así frente a la visión de los agoreros, pesimistas profesionales, que es la careta que se ponen siempre los egoístas para justificar su inactividad, vuelvo a reafirmarme en la teoría de la gota de las gotas de agua, que van llenando de agua el desierto (a nadie decimos que no)…

Y aquí estamos todos, aprendiendo a ser felices, de los mejores maestros, los sencillos, que son los únicos que tienen la receta, en la que la confianza en Dios, en la oración es un ingrediente fundamental.

Shakhainuville,

Por las tardes hemos aprovechado para hacer algo de turismo. Una de las visitas obligadas en Phon Pen son los Killing Fields, uno más de esos monumentos al horror, que pretenden que nunca se repita, lo irrepetible. En este caso se trata de un monumento de cinco o seis metros de altura, en las que se amontonan las calaveras ordenadas por sexo y por edades, algo macabro, pero real e imagino que con esa intención de personalizar el drama, ante el peligro de convertir la tragedia humana en un problema demográfico, histórico o macroeconómico más. Asusta ver las consecuencias del mal, su fuerza, su poder de destrucción y de seducción… nada lo puede representar, y un monumento, por macabro que sea, y cuatro fosas comunes, resultan fríos… Lo más impresionante ha sido un árbol, apartado fuera del recorrido, en el que a los pies se podían ver un par de huesos y unos dientes; yo no se por qué, paradojas de la vida, esa imagen me ha dejado sobrecogido, y es que la muerte es sucia, pilla por sorpresa y no deja tiempo a ordenar… como el monumento de huesos.

Bienvenido al Paraíso.
El Señor cuida de todos sus hijos, y no se porque pienso que cuida más de los que se ponen en sus manos, de los que se dejan cuidar, como si le preocupara que aquellos que se dejan la vida en lograr sus objetivos y acuden a el como un elemento más para conseguir estos, se acabaran creyendo autosuficientes, como si su vida dependiera solo de ellos… por eso basta con estar atento y dejarse llevar, no empeñarse nunca en nada y convencerse de que todo lo que pasa, viene de Dios y por eso es sin duda lo mejor que nos puede pasar. Por eso cuando una noche en una cena, un italiano nos habló de unas islas paradisíacas, situadas a menos de 2 horas de Bangkok, algo me hizo tilín ahí dentro (como dicen ahora). Así que al planificar la vuelta añadimos una etapa más, a las ya previstas de Angkor y Battambang, la Isla de Kosa Med.

El barco a Angkor, subiendo el TonleSap, del que todo el mundo habla maravillas, me decepcionó. Solo el final en el que el barco atraviesa un poblado flotante para llegar al puerto, me resultó interesante, era una Venecia de madera podrida y mal olor, pero Venecia en fin, un nido de insalubridad, en el que los niños saludaban a los turistas que se asomaban a la cubierta del barco (ningún local puede permitirse los 23 dólares de rigor), y en medio de todo ello, una iglesia flotante, que porque no decirlo me reconfortó. Debe ser una frivolidad decir que me encantan los palafitos, construidos en altura, dentro del agua o en la orilla, y reconozco que debe ser bastante incomodo vivir en esas condiciones, pero la verdad es que por allí no he visto caras tristes, y puestos a valorar…

Los Templos de Angkor, son una de las 7 maravillas del mundo, una inmensa extensión, de palacios y templos, construidos entre el siglo IX y el XIII, en un derroche de grandeza y originalidad, en medio de una naturaleza viva que hoy vuelve a demostrar como las obras de Dios son más fuertes, más bellas y más perdurables que las de los hombres.

Ta prom, es la mejor muestra de esta lucha secular, allí conviven la fuerza de la naturaleza y la robustez de la piedra, como algo mítico, salvaje… testigo único de la lucha entre el hombre y los seres de la creación que se resisten a someterse a un amo tan negligente. Descubierto por un arqueólogo francés a mediados del siglo XX, durante los años 80 se convirtió en la “sierra maestra” de los Khemeres rojos que resistían allí, asaltando a los infortunados que se atrevían a adentrarse en su territorio… Hoy es el símbolo de Camboya, su principal atracción y una buena fuente de ingresos. Es la parada obligatoria, y quizás la única, en el Tour de Indochina, y merece la pena. Aunque ya han empezado a llegar los cazaturistas, aun permanece a medio explotar… por poco tiempo…

Angkor Wat es majestuoso, impresionante en su grandeza y su señorío; fuera los niños juegan con los turistas y les ofrecen sus baratijas a un dólar, sin saber que la gente debería pagar muchísimo más sólo por ver su sonrisa, su mayor tesoro, el más valioso de Camboya. La escuela de la calle, aquí, donde hay muchas más clases, es universidad. Niños cuatrilingues, auténticas calculadoras humanas, con una conversación súper sugerente y conocimientos de geografía, política, deporte…

La segunda etapa de nuestro viaje de vuelta es Battambang, la ciudad del noroeste de Camboya, donde un Obispo Jesuita Español, (no se cual es el orden adecuado, y me pongo a jugar con las palabras, Español Obispo Jesuita, Jesuita Español Obispo, Obispo Español Jesuita… sírvanse ustedes mismos, yo me quedo con la primera; obispo por la gracia de Dios, Jesuita por vocación divina, y Español por que hacía falta mucho carácter para bienllevar semejantes regalos)

Punto y seguido

Al llegar a Heatrow, Londres llora, como siempre, y una vez más, al final de cada aventura.

Ahora es cuando los recuerdos desfilan pidiendo pasar. Cuando uno se pregunta si valió la pena y trata de meter en su cabecita aquello que le ayuda a ser un poco mejor, como ha ido metiendo en la maleta mil y un regalos “imprescindibles” que sin ninguna dudad acabarán amontonados en algún cajón.

En el primer puesto pelean de una forma u otra el sentido de la cruz con la confianza en la providencia divina. De la cruz he visto sus frutos, paciencia, humildad, mansedumbre… alegría y por eso se viene a la cabeza la pregunta… todo esto ¿no es posible sin cruz? Y la respuesta que dan los santos, esta vez ha sido el Padre Pío: parece que no… es algo radical pero necesario y cuanto antes se entienda, mucho mejor, para llevarla con alegría, para ver a Dios detrás… para “vivir la vida”.

La providencia nos recuerda que estamos en manos de Dios, “hasta los pelos de vuestra cabeza están contados”, pero también que “si eso hace Dios con los pájaros que no hará con vosotros” y eso hay que recordarlo aquí en la City, donde todo parece darme otra vez la bienvenida a la civilización, donde pare que incluso me recriminan una escapada tan peligrosa e insisten en avisar de que se trata solo de unas vacaciones, un paréntesis, un kit-kat… y deja claro cuales son los elementos indispensables para sobrevivir con éxito a esta sociedad: comodidad, seguridad, apariencia… sociedad de bienestar que totaliza y ridiculiza cualquier otro sentimiento que intente rivalizar con aquellos. Cada vez me parece más claro que es como si dijera “prohibido ser feliz” y ahora veo la relación directa “sin sufrimiento no se puede ser feliz”… Cuando el principal objetivo de una sociedad es huir del sufrimiento (sociedad del bienestar), la sociedad se aleja a la misma velocidad de la felicidad. Es entonces cuando descubro la radicalidad que se necesita para ser feliz en este mundo.

Vivir en el mundo sin ser mundano, decía Escrivá de Balaguer, estar en el mundo sometido a otras leyes, las del hombre (Tao, las llama C.S Lewis en La abolición del hombre), las del amor las llamará S. Pablo… Y esto hace aparecer como necios delante del mundo… mejor, así debe empezar el sufrimiento (“hambre, frío, sed, dolor, incomprensión… estos son los tesoros del hombre sobre la tierra”).

Así que ahora toca volver a empezar, a instaurar el reino del amor sobre esta tierra, y para eso dedicarse sólo a lo importante, sin perder el tiempo en tonterías que llenan la cabeza de nubes y consiguen devolverme a las calles de este mundo…

D. Santiago Martín lo remacha en la homilía, el cristianismo nos dice las cosas como son, nos invita a reconocer nuestros errores… condición sinequanon para mejorar. Y pienso en mi forma de ser, mi justificación constante, mi búsqueda de debilidades, mi falta de comunicación, mi echar en cara, aunque sea en silencio… y no tiene ningún sentido.

BUDISMO EN CAMBOYA… SIGLO XIII, conversión de los reyes y misteriosa extensión…

El budismo es una prolongación del hinduismo, pero difícilmente puede entenderse como una religión desde nuestra concepción. No reconoce un alma substancial, ni Dios providencia, es ante todo CAMINO, camino de perfección.

Las 2 ramas del budismo (Mahayama e Hinayana) se diferencian en que la vieja comunidad de la India central ha conservado el sello monacal y disciplinado, deteniéndose en el ideal santamente egoísta del arhat, preocupados por escapar del dolor y romper todos los obstáculos que les separan de la liberación. Las sectas del noroeste han preferido invocar al príncipe de la caridad. Así nació y se ha ido afirmando el cisma interno. Unos poniendo el acento en la compasión, en la benevolencia universal, en la abnegación desinteresada, en el amor al prójimo extendido a todos los seres vivos y llevado hasta el completo olvido de si (Metro); otro encaminado al repliegue sobre si mismo, la concentración de espíritu, la atenta y constante vigilancia de actos, palabras y pensamientos, la meditación solitaria y la supresión radical de toda emotividad (Apramada).

El Budismo es, por tanto, una religión abierta al otro, y así establece los 4 grandes compromisos con el prójimo:
a) Ecuanimidad: Imparcialidad y desinterés, calma imperturbable frete a las afretas; ausencia de resentimiento de toda inclinación a devolver mal con mal.
b) Compasión: Respeto a los sufrimientos que no excluye el deseo de calmarlos.
c) Alegre simpatía: toma parte en la felicidad del prójimo.
d) Metro o Metta: Amor que un padre y una madre sienten, aunque les cueste la vida, por su único hijo.

El budista se redime a si mismo por la virtud pero al hacerlo trabaja por la dicha universal.

En las 4 verdades Buda finaliza enumerando las 8 ramas del camino de la virtud: doctrina, resolución, palabra, acción, medios de existencia, esfuerzo, atención, recogimiento y en todas ellas el neófito ha de ser CORRECTO, mantenerse en el JUSTO MEDIO. Y por eso da un valor esencial a las formas externas, prohibiendo chuparse los dedos, hablar con la boca llena, la negligencia en el vestido…

Cuenta que Adjatasatru tras apoderarse de su reino, asesinando a traición a su amigo Bimbisara decidió extenderlo aun más y antes de emprender su empresa se dirigió a consultar a Buda cuyas palabras se cumplen inexorablemente.

El maestro define así los 7 fundamentos inquebrantables de la prosperidad. Mientras sigan teniendo asambleas, vivan en concordia, observen sus leyes, honren a los ancianos, respeten a las mujeres, veneren sus santuarios y traten bien a sus santos seguirán siendo invencibles…

* Oido al vuelo en tráfico hablando de un artista o de un intelectual: “es muy mayor, está acabado ya no sale en televisión, ni na…”

Un año más (Setubal)

Un año más

Todos prometemos volver, y lo decimos de verdad, pero luego llega la vida (el Tío Paco) con las rebajas y no encontramos el momento. Por eso de vez en cuando hay que lanzarse sin red y a mi me ha tocado este fin de semana.

Viernes, 12.00. Estación de Autobuses de Autorres en Conde Casal y a eso de las 19.00 ya estaba en Setubal, con peli y cocacola, como en el cine. Las niñas estaban entusiasmadas, Joseline guapísima, Fernanda echa un toro, fortísima, Julia cariñosísima, Vanessa divertidísima, Sandra traviesa y zumbona, Ruth timida y generosa, un trozo de pan… Abajo, en las crianzas hay muchísimos cambios, recordaba a Fai, Milene y Naomí, el resto Candida, Carla, Isabella, un niño Nino (pobrecito entre tanta mujer)

De los enfermos, Irina, la gordiña, está aun más gordi con más cara de pan y con esa sonrisa y esos ojazos que conquistan; Nati, que anda, corre, está más tranquila, mejor; Caterina, recién operada de la columna tiene una escayola que no le deja moverse pero conserva esa sonrisa de pilla; Ana se sigue volviendo loca cuando oye a un hombre y no para de reir; Miguel anda un poco peor y su hermano, Ze, al que algunos no conoceis es un auténtico primor, dotado de una viveza y una inteligencia superior (y no soy su padre, es verdad), tiene mil achaques y sufre un montón, pero es alucinante ver como con tres años, aguanta el dolor, intenta no llorar, sonreir… para dar muchas gracias a Dios.

Entre las monjas, hay dos incorporaciones, Sister Felicitas, una monja-abuela repleta de juventud, y Sister ¿ (ya se me ha olvidado), Sister Pretangeli, se fue a Faro, al Sur de Portugal y Sister Francesa (tenía nombre de bombón) ha empezado una nueva casa de las hermanas en Murcia.

Por la mañana el trabajo como siempre, niñas, niñas y más niñas; además como por ser hombre en casa de las hermanas se te supone habilidoso, toda una serie de arreglos a lo Pepe Gotera y Otilio, todo en uno, ya sabeis que la habilidad material no es una de las infinitas virtudes que me asisten. Y por la tarde,¡Viva el cine! Intrigado por una película “Quiero ser como Beckham” y un poco espeso de imaginación he decidido organizar un jogo de futbol con las niñas de la casa y cual ha sido mi sorpresa al ver el éxito del plan. Ha sido un espectáculo ver a las niñas entre 8 y 14 años, todas negritas, tocando el balón, corriendo la banda… Todas quieren ser como Figo, que aunque no es Beckhan, por lo visto, no tiene nada que envidiarle.

Y nuevos proyectos, las niñas han escrito la Carta a los Reyes, y como ya sabeis que en Oriente las cosas andan un poco revueltas, tenemos que asumir su papel, ya podeis ir ofreciendoos y en breve mandaré la lista para que cada uno ejerza la magia, (menuda oportunidad) al menos una vez en la vida.

El secreto está en la salsa (Setubal con las MC)

The secret’s in the sauce. (Fried Green Tomatoes) (

Alguien digo alguna vez que en Portugal conviven los ordenadores con las gallinas, en la misma habitación. Y en la calle ropa tendida y antenas parabólicas, es un país inacabable, que nunca se termina, un país que siempre anda a medias, como esperando los últimos retoques. Un país de mujeres con bigotes y figurines de Hermes, de ejecutivo con prisa y sabios populares que te regalan con dichos como “uno no saba nada, todos lo sabemos todo” o “rápido, rápido tanto que no llega nunca a ningún lado” (en portugués por supuesto).

Uno se olvida un poco de esos tres nuevos enemigos de la felicidad del homínido contemporáneo, Prisa, Éxito y Ruido; Al sur de Lisboa, en Setubal, las Misioneras de la Caridad llevan una residencia de deficientes psíquicos y una casa para niños de la calle, Las misioneras de la caridad, hijas de la Madre Teresa de Calcuta, gozan de común admiración y respeto, quizás por su labor entre los más pobres de entre los pobres y uno se preguntan qué tendrán estas muchachas encencles que pasean su característico shari azuliblanco por los cinco continentes, con más de 600 casas repartidas en todo el mundo.

Tras pasar unos días en su casa podría decir que son auténticas mujeres: señoras pendientes, atentas, señoras de su casa con personalidad y mucho carácter.

Mujeres que han descubierto con el Papa que la oración y el silencio, son herramientas imprescindibles para caminar por este mundo.

Mujeres de otra galaxia que está muy metidos en esta tierra y sorprenden con una elegancia y unos detalles propios del mejor jefe de protocolo. (Helados, peajes…)

Mujeres que rebosan alegría, simpatía, buenas sensaciones…

Mujeres que dominan el trabajo en equipo

Mujeres con un abandono absoluto en la Providencia, con un comportamiento que para muchos podría ser un vivir continuamente “in the edge”, tentando la suerte. Una inestabilidad nada recomendable cuando todos nos empeñamos en agarrarnos a la seguridad, laboral, afectiva, vital… que les permite vivir despreocupadamente y con una seguridad absoluta de que las cosas si se tienen que hacer

Mujeres sin historia que van haciendo la historia, gota a gota, grano a grano construyendo sin alboroto un mundo mejor, con una pala de alegría y cemento de silencio y oración.

La hermana superiora, Sister Joeyline, ejerce de superiora, es una persona firme, exigente, con gran personalidad, ejecutiiva, que está en todo, sabe lo que quiere y para conseguirlo no duda en arrodillarse a raspar pintura, o subirse a una escalera a pintar… para todo esto desborda cariño.

En la conversación surgen vidas de novela, Sister Prety Angeline, que salió de Africa y desde su poblado ha conocido ya tres continentes: su Africa natal, Calcutta, Roma… con años de experiencia habla de la Madre Teresa con veneración, conoce las historias de los niños y sueña…. con volver a Calcutta.

Sister Mahitma, pone toda su educación yankee al servicio de su trabajo, bromista, exigente, gran trabajadora, podría definirla como un tiburón de la solidaridad, una ejecutiva de las papillas y los biberones, los pañales y las medicinas… y del amor de Dios.

Sister Josefine, Sister Blondine y Sister Fortunella… Un equipo en el que hay simpatía, “buen rollo” al servicio de los deficientes, gobernado por Bella una señora joven, 35 años, con mil vidas. Hija de familia numerosa, sin instrucción, educada por la vida desde niña asumió las responsabilidades familiares y comenzó a trabajar con las hermanas, sin descuidar a la familia. Un hermano alcohólico, otro muerto de Sida… lo que, por temor al contagio, estuvo a punto de costarle lo que más ama en esta vida sus niños de Setubal.:

Ana, una chica en esa edad imprecisa en la que se empieza a mirar distinto a los niños, niña talludita, presumida; de familia tres hermanas de distintos padres. Una noche entró en el Hospital con un cuadro clínico sencillo, sarampión, y salío fuera de si, sin movimiento en ninguno de sus miembros y sin conocimiento, parece ser que duplicar la vacuna del sarampión tiene efectos terribles. Hoy, coqueta, mira al infinito y sonríe a carcajadas cuando escucha una voz de hombre, y se ilumina cuando va de estreno.

Catherina, es un bombón, suave, frágil, fruto de un intento de aborto, que mira como perdida, cuando llora lo hace desconsolada y por momentos llega a parecer normal.

Los favoritos de Bella, son Irina y Toni: la primera, a la que llama Gordiña, parece totalmente normal pero parece que se muere por dentro; el segundo Toni, al que llaman chorizo, es la imagen de la muerte, delgado, esquelético, se alimenta a través de una sonda directa al estómago. Natalia, Miguel…

Y de tanta historia, mil lecciones de la dureza del trabajo material, la importancia de la constancia en cualquier momento de la historia, de terminar las cosas, hacerlas bien sin dejarse llevar por el cumplimiento. Silencio, oración, calidad frente a la prisa, el éxito, la cantidad y el trabajar de cara a la galeria. Y toca sacar las cuentas que como siempre me saldrán negativas: todo en el Debe y nada en el Haber. Solo puedo dar las gracias, y pedir esa pintura rojita, color albero (y olé) que sirve para fijar la pintura y embadurnarme bien para recordar las “recetas” del Papa: Silencio y oración, Santidad y Oración (MCD) y recordar a Javier Aranguren y a “sus enemigos”, que son mis enemigos: éxito, prisa y ruido. Y pedir la humildad del que no sabe ser humilde, en insiste en recordarlo; y la obedencia, que exige asumir que “somos muchos”, la dependencia de unos demás; y la sonrisa perpetua; y el estar encima de los detalles para hacer un poco, un granito más felices a los demás; y el sacrificio en el trabajo, en el acabado de las cosas, en llevarlas hasta el final y no contentarme con ir lanzando “flores” que sin el abono del trabajo tienden a marchitarse; y que exige “autocorrección” que va más allá del “si cuela, cuela”. Y ese dejar de pensar mal de los demás, condescendiente calentamiento de cabeza, del que se cree por encima, que va segregando jugos más corrosivos que los gástricos y que al derramarse sobre alguién, rara vez se suelen volcar, le corroen la piel… Ser yo mismo, o volver a ser yo, si alguna vez lo he sido; estar siempre un poco “lejos del mundanal ruido”, “tan lejos, tan cerca” que nunca pueda ser neutral, indiferente.

Las monjas dan como el que no tiene, pero valoran infinito lo que dan, lo que les prestan aunque no sea suyo ni vaya a ser suyo.

Uno se deja llevar y se va haciendo a ese ritmo de calma y oración. Un mundo en el que la gente anda despacio, mira a la cara y se pregunta qué puede hacer para que estés un poco mejor, que mira, piensa, te sugiere, hace… todo para facilitarte las cosas y hace que uno diga, quiero vivir en un mundo así. Uno se asusta, recuerda aquello de la “descansada vida”, y al fin se rebela y se pinta su propio ideal: “un ritmo de vida que me permita pensar, rezar, mirar a las personas a mi alrededor y preguntarles con la mirada ¿qué puedo hacer por ti? Unos amigos que miren/piensen/vivan así. Unas tareas que me permitan empezar el día diciendo hoy en quién hay que pensar. Quiero vivir asi/aquí.

Y un día, 15 de agosto, de los que tiene que brillar el sol nos marchamos de excursión, al Santuario Mariano de Fátima. El día prometía, el plan abierto, en manos de Dios, al salir un intento vano de distribuir, a imitación de los ejecutivos de las grandes compañías, a las 6 hermanas entre los dos coches, ellas, que no saben de previsión decidieron ir juntas, política de empresa.

Durante el viaje el coche desborda música, canciones y alguna oración, no hay preparación, muchísima ilusión, y a uno le entran ganas, envidia de vivir así sin preocupaciones, abandonado totalmente en manos de Dios. A alguno podría parecerle temerario, tentar la suerte… pero no hay ningún signo de prepotencia, nada más que un abandono total en manos de la providencia que les permite vivir asi, despreocupadas, seguras, convencidas de que, pase lo que pase, será lo mejor, y, esto hay que verlo, no se trata de inteligente resignación sino plena confianza en la voluntad de Dios. Da igual que sea la hora de una cita, el encontrar aparcamiento o conseguir el dinero necesario para comprar unos yogurts…

A la hora de comer decidimos comer en el campo, el cielo amenaza lluvia, no hay problema ya despejará, hay sonrisas, entrega total en manos de Dios, ni una queja, con la sonrisa puesta incluso se permiten bailar la danza de la lluvia, sin gran éxito. De todos modos, como no podía ser de otra manera, encontramos en el bosque un espacio perfecto al abrigo de los arboles.

Continuará

Mi ciudad de la alegría (Calcuta, 2000)

Mi ciudad de la alegría (Calcuta, 2000)

Cronicas de Calcutta

Es una maravilla ver como en esta parte del mundo todavía es posible estar comunicado. Reviso el correo electrónico y veo con placer como me han llegado más de quince mensajes que siento no poder contestar personalmente, esto del «internes» en Calcuta es barato pero suele haber unas colas alucinantes. En un vagón de tercera (No AC), acompañado de Chechu y una pareja de australianos recién conocidos, camino de Calcuta. Y aquí estoy yo con ropa de dos días y barba de cuatro, sueño de tren e ilusionado.

El viaje desde Madrid fue duro, como empiezan a ser todos los viajes. Esta vez no hizo falta «efecto azafata», sólo angustia: Diego de León, 6 a.m. Mientras espero el viaje voy contemplando a los jóvenes «de recogida»: mirada perdida, sonrisa puesta, cabeza alta… algunos aprovechando la última copa, buscando taxi, o su propio coche y no desaprovechando las últimas oportunidades de caza que a la luz del amanecer suele ser más difícil. Madrid-Zurich, de transición: lectura, música y algo de conversación. Zurich-Dehli: Chechu duerme y yo, sin nada que ver en las pantallas personales de Swiss Air, empiezo a pensar y acabo fatal: un mes por delante, cantidad de asuntos sin resolver… Llegamos tarde, muy tarde, a eso de las 2.00 am, sin hotel reservado, sin contactos, sin amigos.. Solo saber hacer y buenas intenciones (que al final fueron suficientes).

La llegada al aeropuerto es muy similar a otros aeropuertos conocidos, México, Guatemala, un mar de personas que te gritan, te preguntan, te ofrecen, la locura para el viajero desconcertado que solo quiere un lugar donde dormir y somnoliento tiene que empezar a regatear. El pre-paid taxi es la primera escuela de negociación: desde el principio trata de entablar conversación, redirigirnos a «su hotel», sin reparar en razones: un mal barrio, peligroso, sin luz… (pero barato); unos dueños que tienen fama de…, ratas, un accidente, derrumbamientos, inundaciones, terremotos… todo vale para intentar engañar al incauto que sólo puede fiarse de la guía de viajes, la omnipresente LONELYPLANET. Desde el aeropuesto a la ciudad hay unos cuantos kilómetros poco poblados. Poco a poco nos vamos adentrando en la ciudad, el aspecto es de arrabal, y esperamos, con esperanza, ir entrando en zonas mejores. El conductor anuncia «Esto es Ja???», pensamos que por interés turístico, ya que por lo que podemos observar se trata de un barrio especialmente pobre, en el que nunca andaría solo, ni a plena luz del día, yo lo considere como un comentario anecdótico, sobre algo especialmente llamativo, una zona marginal dentro de la ciudad… pero el conductor nos avisaba de que ya habíamos llegado al barrio de nuestro hotel ¡¡¡¡glubbb!!! Son las dos de la mañana, calles oscuras, barro, suciedad, gente paseando, sentada, tumbada en la calle… y al llegar al hotel con el que habíamos hablado desde el aeropuerto… No Places, tremenda sorpresa, pero como todo en la India, el problema tenía solución, a escasos metros (quince minutos andando) el dueño tenía otro hotel en el que, en principio, sí quedaban camas. 2.00am, Dehli, más de quince minutos, el paseo fue estremecedor, gente durmiendo en la calle, suciedad, miseria, para doblar a cualquiera.. Tu lo quisiste fraile mostén… Calle arriba, mochila al hombro, agotados del viaje… la calle, pese a la oscuridad, no da mucha seguridad. Un policia se interesa por nuestra situación y al llegar al hotel, renegociación de precios, labor que empieza a convertirse en rutinaria. La habitación doble, por 800 ptas, no asusta: cama ancha, medio baño que comparten la ducha y un extraño agujero.

El primer día, la habitación tiene cuerpo de calor húmedo, palpable. Es domingo y hay que madrugar en busca de un billete y una Misa, en una ciudad que, los domingos «no está muy católica». La salida del hotel resulta impactante, la calle es un río informe en el que se mezclan personas y animales, coches, motos y bicicletas. Los sentidos se saturan, la vista ante la diversidad de colores y la cantidad, el olfato por el olor penetrante e intenso, el tacto en una lucha constante por ganar la posición, rodeado de gentes que empujan por delante y por detrás para tratar de hacerse un hueco, el oído por el pitido constante, gritos, bocinas, timbres… que parecen ser un elemento más de los vehículos de motor de Delhi, luego descubriríamos que de toda la India… Aquí todo funciona por comisiones, todos son casi hermanos, tienen cientos de amigos en España, y no quieren tu dinero, solo tu seguridad. al final tienden a engañar y hay que regatear hasta en los transportes públicos. El tráfico es un caos, pero no muy superior al de Guatemala, los coches pitan sin parar, las maniobras se avisan brazo en alto. Como veis esta fue mi primera impresión, nada alentadora. La habitación era pequeña pero mas o menos limpia y no muy calurosa y eso si baratísima, 800 ptas por los dos. A la mañana siguiente, domingo, salimos en busca de una Misa y un billete de tren para Varanasi, ninguna de las dos resultó, como se verá, misión sencilla. La salida del hotel fue mucho mas impresionante que la llegada, desde la ventana se podía observar un día lluvioso, y la calle inundada de personas, entre puestos, ruidos, suciedad. La salida fue peor, llovía y andar se hacia dificultoso entre coches, rickshow, bocinas, pitos, gente gritando desde las tiendas. era un inmenso atasco mixto de vehículos, personas y animales.. .no hay aceras. Todos eran nuestros amigos y nos querían llevar a estupendas agencias de viajes con magnificas ofertas. aunque aquí hay unas plazas especiales en el tren reservadas para extranjeros la oficina estaba cerrada y era tal el mareo que nos empeñamos en comprar los billetes en las taquillas normales, en las de los indios. Aquí las colas no existen es cuestión de ganar la posición y, como educados occidentales se nos colaban, una y otra vez los agentes de viajes realizaban sus últimos intentos, persuadiéndonos de que allí sería imposible comprar un billete y conseguían sacarnos de la cola con distintas excusas: ahora rellene un papel, no va a encontrar sitio, pregunte primero… los precios suben y bajan en cada viaje pero al fin conseguimos billete para la tarde… en una misteriosa lista de espera, con el numero cuarentaypico, seguía la incertidumbre. Más tarde conseguimos encontrar la iglesia Católica, nadie tenia ni idea de donde estaba y conseguimos llegar de chiripa a bordo de una motorickshow divertidísimo (ya veréis las fotos).

La Misa fue muy emotiva: al hecho de volver a comprobar la universalidad de la Iglesia, sentirse como en casa entre aquellos mismos que en la calle no generaban más que desconfianza se añadió que el obispo de la diócesis de Calcuta acababa de fallecer en Polonia en una peregrinación, y toda la comunidad católica se encontraba reunida. Luego nos quedamos bastante rato en oración, agradeciendo el viaje. La experiencia fue común, para Chechu y para mi, el tiempo se paso volando y estuvimos más de una hora. Todavía quedaban otras dos para que saliera el tren, aun no sabíamos si con nosotros dentro, y recorrimos la ciudad que dormía, por ser domingo. Sin poder evitar todo tipo de ofertas desde flautines, coca, viajes alucinantes, juegos de ajedrez, (no-thanks que empieza a ser automático, sin mirar, a la remanguille) que nos hacían los infinitos indios que parecen vivir del turista en esta ciudad, comimos en un restaurante con nombre indio que resultó superoccidental y nos fuimos a recoger las maletas para intentar coger el tren. Durante el trayecto conseguimos caer solo en dos o tres tiendas, agencias… y al fin llegamos al hotel. Digo lo de las tiendas porque cada una de ellas, aunque parezca mentira, era un alivio del agobio de la calle, no solo por el aire acondicionado y la ausencia de ruidos y olores, sino por la cabeza, que descansaba un rato. En el hotel recogimos las mochilas y nos dirigimos a la estación, ¿misión imposible?…

Cada salida a la calle vuelve a asustar, y afrontamos el trayecto a la estación cargados y con miedo, no sin razón, en las cercanías la gente se apelotona en las escaleras, los andenes, las vías… todos esperan a qué, cuando el primer tren hace su entrada vemos que debe ser la voz de «marica el último» la que esperan porque unos y otros se abalanzan sobre los vagones comenzando la labor de acoplamiento. Al llegar a nuestro andén, el ocho, comprobamos las listas de los admitidos en las que, por supuesto, no aparecíamos, ya se arreglaría. Intentamos hablar con alguna persona de la compañía ferroviaria y nada; con la policía que mostraba interés pero decía no poder ayudarnos, nos pusimos dramáticos: tenemos que llegar a Varanasi, en cualquier sitio, a cualquier precio: NADA.. Dicen que fue aquí en la India donde nació la resistencia pasiva, y mientras Chechu subía y bajaba yo me tumbe en mi mochila, abatido, me veía una noche más en Dehli y necesitaba de la panda que nos esperaba en Venares: Nachos, Alex… a todos a los que metí en este lió para el mes de julio y que ahora volvían a Dehli con su misión cumplida y felicísimos. La estación se iba llenando de gente, era imposible que todos cupieran en el mismo tren, la esperanza se evaporaba. Minutos antes de la salida volvimos a intentarlo y esta vez la policía nos recibió asustada e insistió a los empleados del tren que trás muchísimo esfuerzo accedieron, aunque sólo hasta Kartum, a unas seis horas de Dehli, luego veremos… la incertidumbre continuaba. Nos acomodó en primera clase, alguna ventaja tenía que tener, y empezamos el viaje con la incertidumbre a cuestas, y con tanto sueño que a pesar del inmenso numero de gente que se paseaba por el vagón ofreciendo té, especias, comidas indescifrables. conseguimos dormir de un tirón. No desaprovechamos la ocasión de, entre cabezada y cabezada, entablar conversación con un señor de por allí, nunca se sabe. Llegando a Kartum la temida llamada: hasta aquí hemos llegado y esto tiene un precio, 8000 ptas, NO; 4000, No… al final lo dejamos en 1600 Ptas. Ahora nos tocaba a nosotros, que no teníamos ninguna intención de conocer Kartum a las 2.30 de la madrugada. Chechu se fue a un vagón de tercera, mientras que yo seguía en el mismo sitio; la dicha duró poco tiempo porque rápidamente el nuevo revisor me invitó a mostrarle mi billete y, acto seguido, a abandonar mi sitio y a buscarme la vida. No parecía muy propio explicarle que ya había sobornado a su compañero y trataba de convencerle de que estaba todo «arreglado». La historia se ponía emocionante, al menos no me había echado del tren, rápidamente fui en busca de Chechu y tras un rato de ejercicios de contorsionista conseguimos meternos, los dos, en la misma cama, una tabla en la que no cabe ninguno y a la salida no podíamos creernos que hubiéramos entrado allí los dos. Misteriosamente seguimos durmiendo y amanecimos en Benaresh a eso de las 5.00 am.
Varanasi, la antigua… la llegada es más de lo mismo, gente ofreciendo transporte, precios, regateo… y una vez que uno está dentro del rickshaw… mil intentos de cambio de planes: su hotel? Ha habido un derrumbe, se fue la luz, no sé exactamente como llegar, no es seguro, puedo llevarle a un hotel mucho más cómodo…

Al llegar al hotel, a las 5.15, nuestros amigos no aparecen por ningún lado, ya todo nos hace dudar, estamos tan cansados que subimos a ver la habitación y nos quedamos dormidos hasta las 11.30. Pronto van apareciendo, la alegría es mutua, yo voy superando mi ansiedad, sintiéndome en casa y ellos me van contando sus aventuras, como con la satisfacción de demostrar que se las han arreglado muy bien, que han pasado la prueba con nota. Hay en sus palabras un tono como de «estar de vuelta» de «cuando tu vas nosotros estamos volviendo» por primera vez y se regocijan en su papel de consejeros del «maestro» que se siente orgullosísimo de tan grandes discípulos. Todo es alegría, buen rollo y los clásicos consejos de los que se lo han sabido montar «sin privarse de nada» y por cuatro duros: comidas y cenas en Blue Sky, de nuestra parte, camisas a medida, cerveza, el cine… se repite la impresión «alucinante», el deseo de volver y la admiración hacia el ambiente de voluntariado, «lo mejor de España se ha venido a Calcuta», todos coinciden además en el primer efecto shock y la posterior evolución favorable, lo que me deja mucho más tranquilo. Varanasi es Ciudad Santa (Ciudad de Shiva) y el lunes celebra la fiesta de una de las innumerables deidades hindis. Mark Twain escribió «Benarés es tan antigua como la historia, tan vieja como la tradición, más vieja incluso que las leyendas y parece dos veces más vieja que toda esta antigüedad acumulada». La zona antigua de la ciudad se encuentra repleta de gentes, puestos y vacas sagradas… todo converge hacia el río, el Ganga que está en hora punta, hombres y mujeres se arremolinan en los Gahts para poder lavarse en el río sagrado y borrar así todos sus pecados. El río ha sufrido una de sus famosas crecidas, ha inundado los Gahts y sus aledaños y baja con muchísima fuerza. Alrededor gente lavándose, afeitándose, nadando, haciendo yoga, comprando polvos sagrados, hierbas, velas… lo sagrado y lo mundano se mezclan, vida y muerte, pecado y suciedad bajan juntos por el río, marrón de tanta carga. Los Nachos logran, como no, convencer a un barquero para salir al río, pronto la excursión fue cancelada por la policia, ¿qué le vamos a hacer? En la zona antigua, Guddia, las calles son estrechas, de barro y llenas de suciedad, el olor es distinto, a incienso igualmente penetrante. No es extraño encontrar comitivas que llevan al muerto de despedida en procesión por la ciudad (ticket to the heaven). Pronto llegamos a los crematorios: morir en la Ciudad Santa es señal cierta de predilección, una puerta para abandonar el ciclo de la reencarnación, y la ciudad tiene un encanto sagrado. Junto a los crematorios se levanta el Templo de oro y muy cercana una mezquita musulmana, una de las tres más grandes de la India, desde la que los Mujaidines parecen retar a diario a la Ciudad Sagrada. La Mezquita se encuentra protegidísima por un regimiento de soldados ya que tras las últimas elecciones ha sido objeto de múltiples amenazas. Como siempre junto a la más elevada espiritualidad habita un refinado gusto por la vida, Benaresh es famosa por sus telas y es un buen sitio para empezar a cumplir con los regalos: sharis, kurtas, punjabs, pasminas… Dicen que Baranasi es el reino de la seda y sus tenderos actuan de embajadores, no venden, enseñan mercancía, en un despliegue de diplomacia digna del Vaticano: nunca quieren vender sólo hacer amigos, y la venta es toda una ceremonia. Lo primero es invitar a pasar, los invitados se descalzan y son introducidos en una sala forrada de telas donde se acomodan a tomar el te, durante una buena parte no se habla de negocios, es de mal gusto, y el huésped trata de que sus invitados pasen una agradable velada.

Calcuta, the white town

Kaligat es la primera casa que fundó la Madre Teresa, es el hogar de los moribundos. Una casa que es el hogar de más de cien personas recogidas en las calles de Calcuta a las que en los hospitales se han negado a recibir. En la entrada llaman la atención unas fotos de la Madre con el Santo Padre recorriendo juntos la casa e inmediatamente unas «instrucciones» de la Madre a los taxistas de Calcuta que desprenden cariño «No olvideis nunca preguntar su nombre y dirección y traerlos aquí solamente cuando os hayáis asegurado de que no son aceptados en ningún sitio»… y ahí están, un tablero informa del «estado de ocupación» de la casa, hoy hay 47 hombres, 43 mujeres y, gracias a Dios, ningún fallecido. Este es el hogar de los desahuciados, los desechos de una ciudad que ya es bastante desecho. En su gran mayoría no pueden hablar, solo algunos pueden andar… tumbados en camillas ocupan una gran habitación en la que al entrar reina el silencio. Con la llegada de los voluntarios empieza la jornada, con el desayuno. Los dos primeros días me ha tocado alimentar a un señor mayor, sin ninguna fuerza, tras incorporarle lo he apoyado sobre mi pecho para sostenerle y poderle dar de comer. No tiene fuerza para masticar y la comida hay que triturársela y metersela literalmente en la boca en cantidades diminutas, la primera vez, al meter los dedos en la boca, al contacto con la saliva he sentido una extraña situación, en seguida me he acordado de la Madre Teresa, de ese Cristo que es cada enfermo… y menos mal porque la jornada preparaba muchas sorpresas. He tardado bastante tiempo en darle de comer y enseguida, mientras otros fregaban y lavaban las sábanas hemos empezado a bañar a los enfermos. Es algo espeluznante, todos están en los huesos, de manera literal, en bastantes el culo ha desaparecido y la espalda termina en agujero, los huesos sobresales, llagas, úlceras… A muchos hay que cogerlos entre dos y lavarles tumbados, luego hay que vestirles con ropa nueva, y en algunos ojos parece brillar la alegría de la dignidad, el agradecimiento… La lavada lleva su tiempo y es muy dificultosa, hay que cargar, frotar… después viene el afeitado, en el que la piel es una finísima capa que se ciñe a los huesos de la mandíbula, lavar el pelo era, básicamente, quitar piojos. No me sentía capaz de llevar guantes, me parecía como inhumano, la cara, los ojos amarillos que revelaban un estado de malaria avanzadísimo, me asustaba la sangre pero… otra vez Cristo. El descanso de las 10.30 ha sido, para mi, más merecido que nunca; las hermanas habían preparado unas deliciosas croquetas con el típico spice hindú y el te, como siempre, ardiendo. Estos ratos son ideales para conocer gente y, después de cinco días uno no deja de sorprenderse… Vuelta al trabajo, ahora toca repartir la comida: arroz, patatas y pescado… tratando de evitar la picaresca de los más avispados. Después, mientras me dedicaba al noble oficio de fregar y secar platos una japonesa se ha ofrecido a colaborar con un chico canadiense a enjuagar los platos, empezando, desde el principio, la conquista: primero el bombardeo de preguntas, luego la cita, vamos juntos en el Metro… mientras nosotros tratábamos de ir arreglando el estropicio que iba formando al desperdigar vasos a uno u otro lado sin prestar atención… l´amour. Tras un intento de siesta nos hemos ido de excursión. Una visita en barco a la ciudad de Calcuta. El río, afluyente del Ganges divide la ciudad y el barco supone el medio habitual de transporte, así que el paseo turístico se realiza entre bolsas, animales, tres transbordos… todo por ocho pesetas. El barco recorre Calcuta por el río y se descubren distintas zonas de la ciudad, alguna con pinta de edificios gubernamentales, llama especialmente la atención.

Después algunos templos, un crematorio… las orillas del rio se encuentran habitadas en chabolas de miles de personas que gozan del privilegio de tener una cas al orillas del río. Al fin llegamos a Bombazar un pueblito pequeño con sus calles, su templo y, sí, también aquí, su campo de fútbol. El templo me recuerda la tendencia de las religiones indias a mezclar lo humano y lo divino, a personificar, y los dioses son seres barbudos, barrigudos que no me dejan de asustar. La vida en la calle Quizás pueda hablar de las calles y de las gentes, que hemos encontrado por aquí. Dicen que en el concepto mediterráneo de ciudad, la calle es punto de encuentro, aquí la calle lo es todo, punto de encuentro, sala de estar, cuarto de baño, dormitorio y cocina, e incluso lugar de negocio, las calles son puestos, no existen las aceras, en las calles se confunden los vehículos, los animales y las personas, coches, autobuses, motocicletas, motorickshaw y rickshaw manuales avanzan entre la gente, los perros, los gatos. claxon en ristre, la calle es un ruido continuo y cuando llueve se convierte en charco, en el que no es posible avanzar sin calarse. Junto a esta riada que lo arrastra todo a su paso, se confunden los puestos, en los que se puede encontrar de todo, postales, juguetes, artículos de perfumería, comida caliente, bebida fresca. todo cocinado al instante y servido en plena calle, mientras dos indios se bañan a tu lado, y un pobre viejito tira de su rickshaw en el que lleva tres personas. El extranjero, pese a todo, es también extraño en el caos, y las miradas se vuelcan en él, lo mas llamativo entre tanta normalidad. Todos se vuelcan sobre él: niños con la mano abierta, viejos que quieren mostrar las maravillas de la ciudad. repiten de memoria, Hellow!!!, españolo!. Por la noche las calles se convierten en dormitorios improvisados en las que duermen familias enteras, cunas, camas de matrimonio. por la mañana el aseo es en la calle y cuando vamos a empezar a trabajar a eso de las 5.30, el paisaje de la ciudad despertando resulta desolador. Gente maravillosa Dicen por aquí, que lo mejor de España se ha venido a Calcuta y no andan muy descaminados, pero no solo lo mejor de España sino lo mejor del mundo. Sé que exagero, aunque lo cierto es que el ambiente es inmejorable. Por aquí hay gente de todo el mundo, nosotros hemos formado una entente latina con franceses e italianos, y somos un grupo de lo más divertido. Hay gente de todo tipo: filántropos y misioneros; solidarios; aventureros extraviados, entre Dehli y Bangkok, que quedaron enganchados; ejecutivos en busca del karma; sociólogos argentinos; jubilados activos; gente joven: profesionales, estudiantes. También suele ser frecuente encontrar gente de otros países en su año de descanso, una vez terminada la universidad. Así hemos conocido un chico de Barcelona, Joseph, que lleva años viviendo en Israel, un argentino, Marcelo, un polaco, Radek,… hemos hecho mucha amistad con una pareja de australianos que conocimos en el tren y fichamos para trabajar con la madre Teresa. El abanico por nacionalidades es amplísimo un israelí, dos koreanos, un polaco, un francés, veinte italianos, un grupo de japoneses y tropecientos españoles, aquí también somos mayoría y lo cierto es que se nota en el ambiente. No se oyen quejas ni sobre la ciudad, ni sobre el trabajo, ni sobre el tiempo, se nota que hay algo en común y enseguida se cae en la intimidad. Uno descubre historias preciosas, uno que vino para un mes y va a cumplir su segundo año, un matrimonio en luna de miel. El trabajo Para describir el trabajo me vienen a la cabeza una frase de Rambo y otra de Blade Runner que se compensan y que me parece que forman un compendio perfecto de lo que es posible ver por aquí: «Yo he visto cosas que vosotros no creeeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión… He visto Rayos D brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tanhausser… Todos esos mundos se perderán como lágrimas en la lluvia». (Blade Runner, Ridley Scott 1982) «Es capaz de comer cosas que harian vomitar a una cabra» (Acorralado, 1982) Y, aunque parezca exagerado, ambas cosas se confunden, ahora lo entenderéis.

Estoy trabajando en dos sitios diferentes; por la mañana en un dispensario médico situado en la estación de tren, al que acuden durante todo la mañana personas a las que no admiten en los hospitales para ser atendidos, en cuatro días puedo decir que he visto y he tratado de aliviar un poco todo tipo de enfermedades:, (AQUI EMPIEZA UNA PARTE ESPECIALMENTE DESAGRADABLE) Sarna, lepra, heridas llenas de gusanos, fimosis… el impacto inicial es muy fuerte, como de impotencia, los medios mínimos, acuden al dispensario gente de todas las edades, en busca de alguien que les alivie un poco el dolor, y desde que se abre hasta que se cierra uno no para de trabajar, es un trabajo intenso, agotador, muy duro; desde el principio el sudor empaña las gafas, se mezcla el sudor y el sufrimiento. Por la tarde trabajamos en khaligat, el primer centro de la Madre Teresa, también llamado el mortuorio. Es una residencia para enfermos terminales dónde la primera impresión es una pizarra en el que se informa del «estado de ocupación», Males/females, los recién llegados y los fallecidos durante ese día. El trabajo es variadísimo, de ama de casa: a primera hora servir el desayuno, maiz y una taza de te, fregar los platos, bañar y cambiar la ropa de todos los enfermos, lavar la ropa y servir la comida. Cada cual hace lo que puede, nadie manda nada y los nuevos voluntarios van arrimando el hombro poco a poco con respeto, hasta que se ven totalmente involucrados. El coordinador, Korak, es un chico indio, voluntario que estudia para ser director de cine y está absolutamente enganchado a Khaligat. Tiene una visión de la vida distinta, al menos de la mía (de cual va a ser): de un humanismo radical que ve al hombre como Dios y se deja la vida en servir a la humanidad. Los resultados son los mismos, y además coincidimos en mil cosas, culturales, cinematográficas, vitales… hay un equipo de indios más o menos estables, los brothers Calcuta cada día trae una sorpresa. Hoy nos levantamos con la amenaza de una huelga general, todos hablan de la strike pero nadie sabía exactamente el cómo ni el por qué. Las hermanas nos pidieron prudencia, que comprobáramos el estado de la calle antes de la Misa pero, como siempre, a las cinco la calle estaba casi vacía. La Misa la ha celebrado un sacerdote norteamericano, newyorker de nacimiento. Los de New York son los argentinos de Norteamérica, desprenden seguridad, saber estar aun en las circunstancias mas extrañas. Pueden parecer autosuficientes pero a mi me parece confianza y capacidad de adaptación al medio. Hoy he empezado a trabajar en el dispensario, la fórmula es buena porque permite trabajar por la tarde en kalygat y la experiencia ha sido inolvidable. Al llegar he observado, ocupándome de las tareas ordinarias de limpiezas, orden y preparación del material. Enseguida he empezado a trabajar con tanta seguridad (mi vena de newyorker) que me han preguntado si era médico. El equipo es inmejorable, los antiguos del lugar: Santiago, Pedro y Santiago, dos médicos italianos y Francesco, mi amigo maquillador. Pronto han empezado a entrar pacientes: llagas, quemaduras, úlceras en carne viva, heridas infectadas… para todos la solución es muy parecida; limpieza con alcohol, desinfección con Betadine y algún tipo de crema o antibiótico, para luego vendar, poner una gasa o dejar al aire. He ido cogiendo el truquillo, con Francesco de enfermero, uno a uno los enfermos van pasando, sin parar. Ya casi al final una señora me ha enseñado dos pequeñas heridas, no muy infectadas, que he explotado y limpiado a fondo, luego los ojos brillantes, rojos; la temperatura, alta. Al fin me ha enseñado el bajo vientre, cubierto con sarna. He comenzado a frotar con betadine, limpiado, desinfectado, frotado para aplicar al final una crema limpiadora. Recien terminado me he puesto con un hombre cubierto de llagas que he limpiado a fondo, una de ellas, incrustada en su barba de chino me ha obligado a afeitarle con muchísimo cuidado. Santiago me ha dicho que continuara pero que parecía grave, y terminada la limpieza me ha enseñado una llaga enorme, el pito en carne viva, he tenido que limpiar a fondo.

Bye Calcutta

Viajo en sleeper, 3ª clase, camino de Agra, en busca de una de las pocas 7 maravillas del mundo, que no son ni 7 ni tan maravillosas. Hoy ha sido un día intenso, deprisa-deprisa, Madrid en Calcuta: Sta. Misa, trabajo en la estación, billetes, kalighat, oración, últimas compras, cena y corriendo al tren. Cada día que pasa sigue apareciendo gente maravillosa, hoy una pareja de Setem, Barcelona. El tren, sleeper 3ª, cochecama, es un desfile de gentes, mendigos traumatizantes y vendedores ambulantes que gritan, cantan, ofreciendo distintas cosas a cambio. El paisaje es de un verde muy verde, campos inundados y rios marrones… de vez en cuando, un pueblo.

Entre soldados (Kosovo, 2000)

Las cosas grandes suelen empezar con emoción, y si esto es así, lo nuestro iba a ser grandísimo. La primera, de mañana, incertidumbre sobre el número de viajeros que iban a volar y yo ya estaba preparando un nuevo mensaje: SIGO AQUI. Al final hubo suerte, y alguna ayuda, y conseguimos empezar a volar. Digo empezar porque pronto estabamos aterrizando, se estropeó el avión y tuvimos que parar en Zaragoza, cambio de avión. Unas horas de espera, mus, dardos… y otra vez a volar… cinco horas para llegar a Skope. A velocidad de AVE recorrimos Italia, un libro, más mus, otro libro… el equipo se iba integrando: el tío de la Gramola, Joaquín Guzmán, enseguida empezó a interesarse, a preguntar, los de Gomaespuma estaban más distantes, quizás porque empezaron perdiendo al mus. El resto del equipo lo forman Isabel, una periodista de Rolling Stone, los periodistas que preparan el material a Gomaespuma, el productor de la Gramola, el técnico, y otros seis voluntarios.

Entre las conversaciones, hay de todo, me sorprende la facilidad con que la gente cuenta su vida, la que más me impacta es una panorámica sobre Silvio y Pablo Milanés que me dan Joaquín, el de la Gramola, y Juan Luis, uno de los de Gomaespuma: sus poses de divo, sus caprichos, su apoyo al régimen… ya sólo me queda la música… y la esperanza.

La llegada a Skope, capital de Macedonia, a las nueve de la noche, ha sido sorprendente: el frío, el recibimiento.. El destacamento español está en medio del aeropuerto, unos 400 soldados que se dedican a dar abastecimiento a los campamentos españoles en Kosovo… la vida cuartelaria tiene sus encantos y me trae buenos recuerdos, la cena, la cantina, a las 12.00 en la cama, y a las 5.30 en pie.

PRIMERAS IMPRESIONES

Damos una impresión curiosa, de visita en buen plan, dispuestos a todo… y vamos a realizar una inspección, contactando con la gente de Istok, tanteando la situación en los colegios…

Casi no nos da tiempo a conocer Macedonia, antiguamente yugoslava. Por lo visto en el país reina el caos y las mafias, las carreteras son malas, pero de asfalto, tiene aeropuerto, y una estética un poco Moscovita, como casi todas las capitales comunistas, nosotros no hacemos más que ir de la base al hotel y del hotel a la base, en todoterrenos militares.

Primer programa de Gomaespuma desde los Balcanes, Guillermo está con la voz destrozada y no consigue animarse, me sorprende la improvisación continua, y van pasando por los micrófonos el jefe del acuartelamiento Teniente Coronel Sitsac, un coro rociero de la unidad que termina cantando la Salve y pone a todos los presentes los pelos de punta y alguna que otra lagrimilla… durante el programa empiezan a llover ataques cariñosos a los cooperantes, que si somos unos juergistas… debe seguir siendo el mus. Tras desayunar en el cuartel, a la salida, sorprendimos a la Escuadrilla en Formación. Para el resto es bastante sorprendente ver señores de cuarenta y cincuenta años en posición de firmes, yo me acuerdo de la sensaciones del primer día del servicio militar. Todo son atenciones y facilidades, no hay nada como viajar con la prensa.

Terminado el programa de Gomaespuma salimos para Istok, Kosovo, a eso de las once de la mañana. Viajamos en convoy militar, tres todoterrenos militares y un camión con la ayuda humanitaria, cinco horas de camino, en condiciones normales, con atasco siete horas. Un accidente bloquea la carretera y pone de manifiesto la situación general, de falta de jerarquía, de coordinación, la indeterminación; en un país sin ley, los americanos tratan de imponer sus normas (it´s the law), los alemanes ejercen el orden… y a mi, no se por qué, todo me recuerda a Guatemala: los caminos y los baches, las tiendas a los lados de la carretera, los grupos de niños siempre sonrientes regresando de la escuela. Todo es distinto, no hay sol, y todavía queda nieve en los bordes del camino, los niños son rubios, de ojos azules, la naturaleza tienden al marrón, de tierra fértil, sin cultivar, pero el recuerdo me lleva a Guatemala, a la normalidad necesitada pero que no deja de ser normalidad por necesitada.

Me había imaginado un viaje en blanco y negro, frío y gris, de buenos y malos, nieve y niebla, militares y civiles… de artículo de prensa o reportaje de televisión, lejano, pero al llegar me he encontrado que, como siempre, aquí la vida también aparece con miles de contrastes, hay miles de caras, ojos anhelantes, sonrisas… todo está, con expresión militar, matizado. Istok, me recuerda que en Kosovo la vida también se emite en color.

Tras llegar, la primera noche, de situación, el alojamiento en una tienda militar con literas de a tres, para todo el equipo, las duchas, de campaña, a las que se llega después de probar el frescor de la mañana. El Teniente Coronel nos da la bienvenida y una breve explicación de la situación, con transparencias y todo. De lo que nos cuentan se deduce que Kosovo, está en manos albanokosovares, sólo hay dos o tres grupitos de serbios, gitanos y bosniacos, no más de cuarenta o cincuenta personas, viviendo en pueblecitos que recuerdan la aldea gala de Asterix, rodeada por fuerzas de la Kfor, de la que no se puede entrar ni salir sin peligro.

La Gramola emite desde Istok su primer programa, es otro estilo. Traen algunas cartas en la manga, peticiones de los seres queridos, alguna carta de amor, hay sorpresas y escenas conmovedoras, buena música y emoción. Los cooperantes también tienen su hueco y explicamos la campaña, nuestros planes, la primera impresión..

Sábado por la mañana, tras un levantar gomaespúmico, y un desayuno de campaña hemos empezado a trabajar. La tonelada del material escolar, se va a quedar muy corta y hemos preparado 10 lotes para repartir en los colegios más necesitados. Hay un poco de todo pero, en general, bolis, cuadernos, folios… casi todos nuevos, o muy bien cuidados. De camino al almacén doce tumbas floridas al borde del camino nos hablan de una familia de Albaneses, mártires laicos, heroes de la patria.

Tras descargar el camión en un almacén que el ejército español tiene cerca del pueblo de Rakos hemos visitado el destacamento. Todo el mundo nos recibe con los brazos abiertos. El destacamento de Rakos, es el más complicado, situado en la zona fronteriza con Serbia y con la zona de Misovika. El ambiente es muy positivo pero se nota un tono general distinto, de cordialidad distante, el capitán es un militar de acción, guerrero, que distingue su despacho con una foto de Su Majestad el Rey y un calendario “de taller”. En la Programación, películas X y en la Cantina Interviu… como se ve el tono cambia.

ESCUELA SERBIA Y RAKIA

La primera entrega la vamos a realizar en una zona marginal, en el pueblo de Subradelo.

Es común a esta zona la hospitalidad, en todas partes te ofrecen tábaco y alcohol (se ve que hasta aquí no han llegado los norteamericanos), una bebida infernal, llamada Rakia que hay que aceptar, se apura en vaso único, y se bebe de un trago y hasta el final. La conversación surgue natural y no es infrecuente terminar cantando y bailando unas canciones populares, de una u otra cultura.

Subradelo es un pueblo dividido, una aldea serbia rodeada de dos albanesas. La vida antes de la guerra era tranquila, muy pacífica y los serbios insisten en recordar que fueron los albanokosovares los que lo empezaron todo. Atentados terroristas, secuestros, asesinatos… Actualmente los serbios viven aislados, sin nada que hacer, viendo la televisión internacional, los niños van y vienen del colegio en un BMR militar, escoltados por los soldados, dicen que algunas noches oyen tiros y que hacen guardias por temor a un ataque kosovar.

ESTO ES LA MILI

Antes he hablado del impacto de la vida militar en casi todos los del equipo; de las dieciseis personas que hemos venido en la expedición sólo hemos hecho la mili, Juan Luis, el de Gomaespuma, Angel, el productor de la Gramola, y yo, por eso el impacto ha sido tan fuerte como positivo. No se qué idea traían del ejercito pero pronto han descubierto todo un equipo de personas, que trabajan juntas con gran cordialidad, gente madura a pesar de su juventud. Responsables, generosos, sufridores… absolutamente metidos en su trabajo, esa enfermedad tan peligrosa como disculpable que en solidaridad se denomina sobreimplicación, trabajan de domingo a domingo, sin descanso, recorren la zona, visitan familias…

Otra de las cosas que llama la atención es la jerga cuartelera, una expresión ha hecho furor “me la pela”, otras “matizado”, “me cagüe en to”…

Nuestros anfitriones son la sección quinta, un capitán, dos tenientes, un brigada y dos cabos, enseguida pasan a formar parte del equipo, a llamarnos por nuestros nombres. Entre los personajes hay todo un equipo que llama mucho la atención, el equipo de traductores; cada uno esconde mil historias dentro de su uniforme azul y negro. Una familia de albanesas, tres hermanas y su madre catedrática de genética, que hace dos años abandonaron España para poder educarse en España, chicas de talento, una música, puso la voz albanesa a los anuncios de Coca-cola y tendrá su actuación estelar en la Gramola, otra quiere estudiar Odontología y sólo saco un 9,6 en la selectividad española, después de siete meses en España, la tercera estudia medicina; otro, serbio, lleva en España cinco años, regenta un Pub en La Coruña, está casado con una española y tiene un hijo…

Cuentan sin presunción que no paran de trabajar, la labor humanitaria es como la tierra seca y absorbe todo el agua que se le quiera echar para seguir seca, siempre hay tajo y de vez en cuando se produce el famoso bajón, fruto del stress, del cansancio, de la aparente inutilidad del trabajo realizado.

Los soldados son jóvenes entrañables, y ver con ellos el MADRID-BARSA y el SEVILLA-BETIS en el cuartel es volver a un bar en España… con todas las consecuencias.

LA SITUACION, LA ZONA ESPAÑOLA Y LOS TRABAJOS DE LA QUINTA

El invierno ha enfriado las cosas pero se teme una primavera caliente. De momento la situación permanece estable, con algunos brotes puntuales como el de Mitrovica de la última semana, en general la población serbia es inexistente y dónde existe, permanece aislada y protegida. La idea es comenzar a facilitar la vuelta de la población serbia durante el mes de abril, y todos son bastante escépticos ya que resulta imposible dar protección adecuada a toda una población creciente de serbios.

En estos días se ha procedido a la nominación oficial de las autoridades municipales constituyendose unos co-gobiernos entre UNIMIC y las autoridades locales que representan a los dos brazos políticos del UCK, PTK y CMK y, en menor medida, a los moderados. También en estos días se ha procedido a la oficialización de las planas media y superior del UCK, constituido en una especie de Protección Civil, desmilitarizada, KPC, y un grupo policial, TMK. La idea es que estos grupos se dediquen oficialmente a colaborar con la reconstrucción del país, implicandose en distintos proyectos como una unidad de bomberos, un equipo de recogida de basuras…

La zona española tiene su centro de operaciones en la localidad de Istok, y desde allí se han distribuido tres destacamentos en las localidades de Rakos, Dbrujav y . La población en su mayoría es de origen albanokosovar, localizandose minorias albano católicas, gitanas, bosniacas y serbias. Los gitanos y los serbios son las minorías más perjudicadas…

Uno de los puntos claves que tiene servicio de protección continua son las iglesias ortodoxas, símbolos de la etnia serbia, sin prácticamente ninguna riqueza material pero con un significado ideológico importantísimo.

Las tropas españolas son, en esta zona del país, la ley y el orden. Y en esta misión uno de sus objetivos fundamentales es el desarmar a la población civil, para lo que se han llevado a cabo registros intensivos de las casas, controles aleatorios… este es el lado duro de la fuerza. La cara amable la representa la quinta sección, encargada de las relaciones con la población civil, la coordinación de la ayuda humanitaria… nos han atendido magnificamente, hemos estado los tres días acompañandoles en su trabajo ordinario, visitando autoridades, colegios, familias… es increible lo metidos que están en los problemas de las familias de la zona, y la gente responde, con inmenso cariñó, sobre todo los niños que, en cuanto ven un todoterreno militar, se acercan a él al grito de NATO CARAMELO.

Una de los proyectos de esta sección es el Plan Cervantes que pretende introducir en las escuelas unas cuantas ideas sobre tolerancia, educación vial, salud y algunas palabritas de español, es un proyecto ambicioso, dirigido a unos niños, las principales víctimas de esta, y de cualquier, guerra.

EDUCACION. 2 escuelas de minorías, serbia 45 y bosniaca 38?. Como la educación es étnica se imparte en el idioma de la étnia, por profesores de la misma etnia y siguiendo las ideas de tensión y enfrentamiento.

El objetivo fundamental de la ayuda humanitaria en la zona española es la reactivación económica de la zona, utilizando la industria local, organizando cooperativas que reactiven la actividad agrícola paralizada por la guerra… Siguiendo las máximas de Kant el ejercito español da una prioridad absoluta a la situación social, procurando ir creando las condiciones para la paz, por eso bajan al terreno se implican en los problemas de las familias, una a una… y tratan de sacar adelante los problemas según las necesidades:

– Bayran, el Niño azul, que necesita urgentemente un corazón nuevo, un enfermo de meningitis, otro, joven, con un tumor cerebral…

ZONAS TURISTICAS: LA CARCEL, LA FOSA COMUN, EL MONASTERIO SERBIO (7 Y UN POPE)

Pintadas como Las aldeas bonitas, arden bien. UCK. O unos monigotes ahogando a su compañero, dan idea del ambiente.

El corredor de ¿??, es un territorio fantasma, en el que es difícil encontrar una persona en kilometros. A lo largo del camino, uno encuentra coches quemadas, casas destrozadas… Se trata de un valle en el que hay dos o tres pueblos en los que había mayoría serbia, y que tras la vuelta de los albanokosovares fueron quemadas y destrozadas para evitar cualquier tipo de tentación de retorno.