Lecturas interesantes

Llevo tiempo sin escribir en el blog, tengo ciertas novedades que no me dejan un minuto libre y que os contaré muy pronto. De momento me conformo con dejaros algunos artículos de interés sobre el uso de las redes sociales en las recientes revoluciones.

Castells en La Vanguardia:

«Se pasó inmediatamente del ciberespacio al espacio urbano. Una vez en la plaza Tahrir, y en muchos otros espacios que se ocuparon en Alejandría, Suez y otras ciudades, se generó una dinámica de autoorganización, sin estructura previa, que se fue formando en la solidaridad ante el peligro y en la supervivencia diaria».

Todo empezó con un libro de Gene Sharp

«the power of dictatorships comes from the willing obedience of the people they govern – and that if the people can develop techniques of withholding their consent, a regime will crumble… People might be a little surprised when they come here, I don’t tell them what to do. They’ve got to learn how this non-violent struggle works so they can do it for themselves.»


Twitter, Gladwell, and Why Social Media’s Revolutionary Potential Isn’t (Really) About Egypt. Xiaochang Li

the crucial difference between these networked-enabled revolutions and their predecessors is that they’re essentially «leaderless revolutions.» The idea of a leaderless revolution is interesting precisely because it means that participants were able to conceive of and enunciate themselves as a public without need for a central voice.

Social media, cellphone video fuel Arab protests. Chris Lefkow

«We’re seeing a disintermediation of leadership»-Ben Scott. No longer need single charismatic leader to lead a movement.@Digiphile

Y de regalo el artículo sobre la sucesión de ZP que hoy ha publicado @toribiobea con opiniones de un menda.

Mis lecturas del 2010

Esta noche de 31 suele ser propicia para reflexiones y propositos, que siempre me han parecido algo vaporosos. La reflexión, cuando es sincera, no hace buenas migas con el exhibicionismo, y algo parecido pasa con los propositos personales, que cuando se exponen en público se vuelven voluntaristas. Por eso prefiero guardar el último post del año para repasar los mejores libros que he leido este año, que han sido unos cuantos.
Empecé el año, tras conocer Lima, con una selección de escritores peruanos, anticipo del Nobel de literatura de 2010. Además de redescubrir al buen Vargas Llosa en sus «Conversaciones en la Catedral», volvi a Ribeyro (cuyo tomo de cuentos completos de Alfaguara tuvé una vez y perdí con gran dolor de mi corazón), me reconcilié con Bryce Echenique en «Un Mundo para Julius», disfruté de Ricardo Palma Soriano y sus «Tradiciones», a caballo entre postales constumbristas y novelas ejemplares, y descubrí a un par de prometedores Neyra y Alarcón, un diplomático con alma de escritor y un peruano que escribe relatos cortos en inglés. De ese viaje también me traje una gran recomendación, Junot Díaz y su extraordinario «The Brief Wondrous Life of Oscar Wao».

Sin salir de Perú, en octubre no pude resistirme a la moda del Nobel, me regalé el extraordinario «La guerra del fin del mundo» y me deje llevar por la emoción para equivocarme con «El sueño del Celta», nobody is perfect.

De Montevideo me trajé «Montevideanos», que me dejó con ganas de Benedetti. En Df y Caracas no tuve mucha suerte… con los libros y en DC lei «Game Change», un entretenido ejemplo de un género desconocido por estas tierras, el cotilleo electoral.

Wallace Stegner es probablemente mi descubrimiento del año, «Angulo de Reposo» pero sobre todo «En lugar seguro», me han devuelto la afición por la literatura norteamericana de la primera mitad del siglo XX, (cada vez tengo más claro que esa vitalidad explica en gran medida que el siglo XX haya sido el siglo de los USA)

Este año he vuelto a la literatura con minúscula (he vuelto también al entretenimiento en las series, la 6 y 7 temporada de 24 y la 3 y 4 de Alias dan buena fe de ello)… y la verdad es que lo agradezco, «El asedio» de Pérez-Reverte me entretuvo, aunque esperaba un poco más, y «Entre costuras» me descansó, esperaba un poco menos. «Los tres mosqueteros» sí respondió a las expectativas. También me asome a Simenon con» Pietr el Letón» (animado por la afición de grandes escritores como Pla y Pedro Antonio Urbina) y es realmente entretenido.

Entre los clásicos los atinados consejos de Azorín en «El político», un misterioso Cunqueiro en «Las mocedades de Ulises» y la magistral «Crimen y Castigo».

Ensayo no he leido mucho, me interesó el Lipovetsky de la hipermodernidad y me encantó «De las armas y las letras» de Trapiello.

Para 2011 tengo entre ceja y ceja la autobiografía de Mark Twain, me gustaría ponerme al día con los relatos de Jiménez Lozano, «El azul sobrante» y «Un pintor de Alejandría» que nunca decepciona y creo que no podré resistirme a los gatos de Eduardo Mendoza, aunque lo último que leí «Mauricio o las elecciones primarias» no es de lo mejor que ha escrito.Se aceptan consejos.

PS. Se me olvidaba «Los últimos días del Musa Dah» de Frank Werfel, duro, durísimo pero muy clarificador sobre el exterminio armenio por parte de los turcos, literariamente magnífico.

Lecturas de verano: De las armas y de las letras. Andrés Trapiello.

Empiezo la serie de lecturas de verano (powered by Sony Ereader).

Este verano empezaba con una nueva versión del ritual de elegir libros para las vacaciones. En lugar de mirar y mirar mi biblioteca, a la busca de lecturas escondidas y relecturas obligadas, me he limitado a rellenar mi lector de ebooks, lo que me ha reabierto la posibilidad de volver a los clásicos, que a estas alturas están libres de derechos de autor. En la memoria Baroja, Azorín, Dostoviesky, Pérez Galdós, Dumas, Simenon… y algún otro producto desengrasante como Pérez Reverte o Foster Wallace.

Pero antes de empezar he tenido la suerte de encontrar “De las armas y las letras” de Andrés Trapiello, un ensayo sobre la literatura de la guerra que llevaba tiempo descatalogado y podemos volver a disfrutar, cortesía de Destino.

El contexto histórico no puede sobrar en una obra literaria que no puede prescindir de la política, y así lo resume el autor de manera gráfica y valiente, “nadie quería una España liberal y progresista, porque le había llegado la hora a una españa que, más que republicana y demócrata, tenía que ser fascista o comunista”.

Siento cierta afición por Trapiello, me encanta su estilo culto y desenfadado, he leído algunas novelas sueltas y algún tomo de sus memorias, y lo considero una referencia imprescindible del mundo literario en español. Por eso llevaba tiempo detrás de esta obra suya, con cierta curiosidad de poder, de alguna manera, confirmar mis filias y fobias, reafirmar mi instinto literario, y…. como no podía ser de otra manera, no ha podido ser. Trapiello, su paladar literario, es único, y no es fácil coincidir en todos sus gustos.

El libro repasa la producción literaria de la guerra civil, bajo una tesis principal “los que ganaron la guerra perdieron la gloria (literaria)”, y bajo una tesis que no se enuncia literalmente pero que queda al acabar la lectura: a pesar de la calidad literaria de los autores, la producción durante la guerra civil, yo añadiría durante cualquier guerra, deja bastante que desear. Como señala el autor, refiriéndose a la obra de Foxa, se rompe con “la primera norma de un novelista moderno “no se puede leer si no es con entusiasmo (como don Quijote) y no se puede escribir si no es con escepticismo (como Cervantes).” Durante la guerra con frecuencia se escribió con entusiasmo y hoy se lee con escepticismo. O con palabras de Mairena “Cuando los hombres acuden a las armas, la retórica ha terminado su misión».

No se trata de un libro de historia, ni de crítica literaria. De manera informal, encadenando anécdotas y comentarios, se van sucediendo en desordenada fila, aquellos escritores, nacionales y residentes, que juntaron letras en España en algún momento de la primera mitad del siglo XX. Aunque el análisis se quiere centrar en sus obras de la guerra, el contexto desborda el texto y proporciona una sensación de una obra diferente, entretenida y muy interesante.

Entre mis referencias “alternativas” he podido confirmar mi impresión sobre “Rosa Kruger”, la buena impresión que me causó Lorenzo Villalonga, la figura de Miguel Hernández como un gran versista, en versión de Gaya, no un gran poeta, la politización temprana de Albertí, que hizo que se perdiera un gran poeta…

Entre los juicios “divergentes” me da la impresión que D. Andrés profesa un gran respeto por Pla (al que descubro gran aficionado a Simenon) que no termina de traducirse en mi admiración, un pasar de puntillas, sin la claridad que transmite generalmente en su análisis, sobre D´ors, y un cierto no aprecio por Pemán (al que reconoce su bonhomía sin dedicar más de un párrafo a sus escritos), y que a mi me entretiene mucho.

Me quedo con algunas citas “eternas”, que pueden servir en cualquier tiempo y a cualquier autor, como aquella de Unamuno sobre Azaña que alerta sobre los escritores sin lectores: “Cuidado con Azaña, es un escritor sin lectores y será capaz de hacer una revolución para tenerlos”. U otra del mismo autor en su mítico discurso en Salamanca, en presencia de Millán Astray, “Vencer no es convencer y hay que convencer sobre todo, y no puede convecer el odio que no deja lugar para la compasión; el odio a la inteligencia, que es crítica y diferenciadora, inquisitiva, mas no de inquisición.” A lo que Millan Astray contestó con su famoso “muera la inteligencia” que Pemán matizó con su “mueran los malos intelectuales”.

Otras que he apuntado:

“Con el orden pierde la literatura” (sobre Foxa en Burgos, pág. 36)

“Bergamín era en el año 36 un escritor sin género. Un ser contradictorio, poeta sin versos, ensayista sin prosa…domador de musarañas, podría decirse de él”. (pág. 54)

“el terreno de la polémica, donde nunca sucede nada que valga la pena, porque a poco que la polémica se encone, no permitirá escuchar la verdad, algo que nace del silencio y vuelve siempre al silencio.” (pág. 59)

“Todo, hasta los errores, se realiza bajo el imperio de la necesidad” (María Zambrano)

“Libertad es la palabra mágica, es cierto: pero es necesario esclarecer qué libertad es esta que queremos y como hemos de llegar a ella. Porque el descubrimiento de la libertad humana, reavivado por el romanticismo, fue en seguida confundido con el individualismo arbitrario y caprichoso… Y así la libertad se convirtió en separación de la realidad, en vano ensueño quimérico de una imposible independencia. Se confundió la persona, la persona moral de donde brota la libertad, con el individuo vuelto de espaldas a la vida. Y el intelectural vino a desembocara desde el liberalismo romántico en esteticismo humano, trágica contradicción de una encrucijada estéril” (La libertad del intelectual, María Zambrano)

“Yo estoy seguro de que cultivando mi poesía, ayudo al hombre a ser delicado, que es ser fuerte, más que haciendo balas…” (Diario poético del Desterrado, JR Jimenez)

“Los Borbones, como se sabe, son una familia francesa. Los propios franceses, después de larga experiencia a su costa, han definido a esta familia diciendo que los Borbones nunca aprenden ni nunca olvidan” (Ramón Pérez de Ayala)

“En nuestro tiempo el destino del hombre toma su significación en términos políticos” (Thomas Mann, citado por Yeats encabezando su poema Política)

“La templanza es una de las más grandes virtudes civiles; la energía y el vigor en la lucha cualquiera los tiene. Lo que no todo el mundo tiene, y sólo es dado a los verdaderamente fuertes, es la templanza. De suyo es templado el hombre cuando tiene la conciencia de su propio derecho, cuando siente en sí la fuerza bastante para hacerse respetar a todas horas, de quien quiera, y en todas partes”. (Azorín citando a Canovas del Castillo en la sesión del 8 de abril de 1869)

“Yo siempre he sido un liberal radical, individualista y anarquista. Primero, enemigo de la Iglesia; después del Estado; mientras estos dos poderes estén en lucha, partidario del Estado contra la Iglesia; el día en que el Estado prepondere, enemigo del Estado”. (Pio Baroja, declaraciones en 1917)

“Es el retorno constante de todos los doctrinarios humanos. La ilusión es la misma, y la bestia que sacrifica en nombre de un ídolo es siempre igual” (Pio Baroja)

Mainer “Falange y literatura” “en una sociedad pragmática y despreocupada como la que se avecinaba, posiblemente su error (el de la Falange) estuvo en la distancia abismal que mediaba entre la fantasía creadora de sus poetas y novelistas y las dimensiones reales de un mundo cerril e interesado”.

“Divide y vencerás. Fue la baza de ese régimen, de todo régimen antidemocrático: no más pueblo. Cada uno es responsable de si mismo. Las democracias se hacen a la luz de los taquígrafos, para decirlo en una sola frase. Las dictaduras se sustentan, por el contrario, sobre el principio de la cizaña, la traición y la insolidaridad”. (pág. 87, hablando del aislamiento que sufrió Azorín en su vuelta a España, “ni hablo ni pablo”)

Por último algunas propuestas, para mi desconocidas, que he ido encontrando durante la lectura:

– El arte de repensar los lugares comunes, Mourlane Michelena
– El otro mundo, Jacinto Miquelarena (novela sobre la vida en las embajadas de Madrid)
– Un intelectual y su carcoma, Mario Verdaguer
– Diarios intimos, Foxa
– Historias de una tertulia, Díaz Cañabate
– A Sangre y Fuego, Chavez Nogales
– Silva curiosa de historias, Capital de tercer orden, glosas a la ciudad. Angel María Pascual
– Francisco Vighi
– Libro de horas, Mitología cristiana. Vicente Risco
– Casi unas memorias, Dionisio Ridruejo
– Las ciudades del mar, Un señor de Barcelona, La huida del tiempo. Josep Pla
– Autobiografía, Miguel Villalonga y su biografía de Chateubriand
– Homenaje a Cataluña, George Orwell
– Viviana y Merlín, Salón de estío, Benjamín Jarnes
– Incierta gloria, Sales
– Los pasos contados, Corpus Barga
– Guia de Roma, Juan Ramón Masoliver
– España aparta de mi este cáliz, Cesar Vallejo
– Investigar más a fonde el personaje Pedro Luis Gálvez

Navarro-Valls, Entre la Casa Blanca y el Vaticano

Navarro-Valls, Entre la Casa Blanca y el Vaticano

Rafael Navarro-Valls es catedrático de Derecho Canónico en la Universidad Complutense. El estudio de la Iglesia, especialmente de su legislación, es su profesión; la vida y milagros de los presidentes norteamericanos, y por extensión la vida política norteamericana, su gran afición, a la que se dedica con la pasión y el acierto del experto.

Resultado de imagen de entre la casa blanca y el vaticano navarro vallsEstas son sus grandes pasiones, y sobre ellas publicó Del poder y la gloria en 2004; ya entonces jugaba con el paralelismo entre el poder político «que se concentra en la Casa Blanca de Bush» y el espiritual, con un Juan Pablo II que se sentaba «junto a la Gloria de Bernini». Recientemente, con distintos protagonistas en uno y otro lugar, dio a la imprenta Entre la Casa Blanca y el Vaticano, que bien podríamos considerar una segunda parte de Del poder…

Entre la Casa Blanca…, fruto en gran parte de las colaboraciones de su autor en el diario El Mundo, logra superar las dificultades que presentan habitualmente las colecciones de artículos: aparecen fuera de tiempo y de contexto, los materiales de que se componen no guardan relación entre sí, por lo general llaman la atención únicamente al historiador o el coleccionista…;  ésta, en cambio, es una recopilación que destaca por su actualidad e interés. El secreto, además de en una acertada organización de los escritos, lo encontramos en la afición de Navarro-Valls a llegar al fondo de los asuntos, a trascender la contingencia y preguntarse sobre los cómos y los porqués.

Entre la Casa Blanca… es un repaso de la política norteamericana de los últimos cinco años. Hay aquí un análisis crítico pero razonado del segundo mandato de George W. Bush; y también, claro, hay espacio para el interrogante Obama, que sigue siéndolo, a pesar del Nobel de la Paz… Los comentarios de Navarro-Valls sobre la campaña presidencial norteamericana de 2008 son de gran interés y en buena medida esclarecedores, sobre todo los que abundan en la cuestión religiosa y el peso de los valores en dichos comicios.

Benedicto XVI.De Washington pasamos al Vaticano y alrededores, que el autor ha tenido el privilegio de conocer de cerca gracias a su condición de hermano del portavoz de la Santa Sede. La entrañable y personal despedida a Juan Pablo II abre la puerta a la bienvenida a Benedicto XVI, a un análisis de los viajes más relevantes del Sumo Pontífice (Turquía, USA, Australia, Francia) y a la reflexión acerca de los asuntos que copan su agenda y atención: la globalización de la justicia y el amor, la relación con el Islam, la familia… y Jesús de Nazaret, siempre en el centro de todas sus enseñanzas.

El análisis del Papa y los asuntos pontificios dejan, a su vez, paso a algunos de los temas más debatidos en los últimos años. Son especialmente reseñables las reflexiones relacionadas con la justicia, la libertad religiosa, la familia y la educación…; las páginas dedicadas a la objeción de conciencia en temas como la Educación para la Ciudadanía, la venta de la píldora del día después o el aborto, o la participación en la celebración de un matrimonio homosexual, que califica como «delicado punto de sutura entre la Iglesia y el Estado». Sin duda, Navarro-Valls se encuentra entre los máximos especialistas de nuestro país en estos temas, y lo demuestra a lo largo de unas páginas llenas de rigor intelectual, antropológico y jurídico. Las atinadas reflexiones sobre laicidad y laicismo también merecen una mención especial, así como la situación de la iglesia en España y su papel en cuestiones como la Ley de Memoria Histórica, las modificaciones legislativas favorables al aborto o regularizadoras del matrimonio homosexual y la propuesta de reprobación del Papa en el Parlamento español.

En definitiva: Entre la Casa Blanca… recoge una serie de reflexiones entretenidas, interesantes, cultas, atinadas, respetuosas acerca de algunos de los temas más importantes para nuestro futuro, que representarán un aliciente para quienes quieran participar en el debate público desde posiciones que chocan frontalmente con el pensamiento políticamente correcto.

RAFAEL NAVARRO-VALLS: ENTRE LA CASA BLANCA Y EL VATICANO. Eunsa (Pamplona), 2009, 360 páginas.


Publicado en Libertad Digital

 

De las naciones a las redes

La historia moderna se ha construido durante los últimos siglos en torno al Estado Nación. Una mirada a la historia nos demuestra que esto no fue siempre así, pero lo que es más difícil de creer es lo que defiende este magnífico libro: esto no será siempre así.

Estamos asistiendo al paso de una sociedad de economía y comunicación descentralizada -el mundo de las naciones- a un mundo de redes distribuidas, hijo de Internet y la globalización, en el que las personas están dejando de definir su identidad en términos nacionales. La transformación de las relaciones sociales hacia las formas propias de las redes, flexibiliza los vínculos del territorio y potencia toda una serie de identidades que vienen determinadas por afinidades, intereses comunes y objetivos compartidos.

Las naciones irán difuminándose hasta convertirse en un elemento más, entre otros muchos y sin casi importancia, de los que conformarán las nuevas identidades y los nuevos valores, que a largo plazo acabarán superando y subsumiendo la visión nacional y estatalista del mundo. De las naciones a las redes no habla de un futuro probable, sino de un presente en el que la identidad nacional ha dejado de responder a las necesidades reales que provocaron su aparición.

El lector no encontrará las respuestas a las preguntas que se le han ido amontonando mientras leía el libro y tendrá que conformarse con una serie de intuiciones asistemáticas, algunas de ellas geniales. A pesar de apuntar una serie de tendencias y líneas básicas, los autores se niegan a ejercer de futurólogos dejando al lector con mucho que pensar.

Aunque hay una serie de factores entre los que podría surgir aquel predominante en la construcción de la identidad del futuro, más bien parece que asistimos al nacimiento de un mundo en el que la identidad estaría a su vez formada por planos de identidades y relaciones múltiples y complejas. En este mapa la identidad lingüística, que los autores vaticinan plural, tendrá un papel esencial.

Lo que los autores afirman sin dudar es que esta nueva identidad será conversacional o no será. Si, recordando el experimento que Waal relata en La política de los chimpancés, los autores apuntan que “una comunidad puede mantenerse sobre la conversación colectiva y su juego político”, enseguida se apresuran a resaltar que lo que otorga corporeidad y materialidad a una identidad conversacional es la economía, la existencia de un metabolismo económico subyacente.

Es como si no pudiera existir comunidad sin economía y aquellas que existieran, formadas por las identidades conversacionales en la red, estuvieran condenadas a la transitoriedad y la temporalidad de las alianzas. La duda es si esto dificulta la formación de identidades o, simplemente, afecta a una nueva configuración de estas.

Estamos ante un libro tremendamente provocador, en el mejor sentido de la palabra, porque provoca las ideas, las futuras reflexiones, y lo hace de una forma asequible al gran público. Un libro que desborda erudición, quizás excesiva en su opción por no traducir las citas, y que pone de manifiesto que sus autores llevan muchos años viviendo y pensando en red. Un libro en el que el relato, las imágenes ocupan un lugar fundamental, hasta el punto de que en ocasiones opacan el fondo de la cuestión, en un estilo que a algunos puede parecer poco académico pero que resulta atractivo, didáctico y sugerente.

Publicado en Aceprensa