El efecto cucaracha y bienvenido Mr. Marshall

Chihuahua es una pequeña ciudad, capital del Estado del mismo nombre, situada en el norte de México, tan cerca de los Estados Unidos. En los últimos tiempos el Estado se ha hecho tristemente famoso por los índices de asesinatos provocados por las mafias de las drogas, especialmente en Ciudad Juarez, fronteriza con EEUU y paso obligado para la cocanía que hasta hace poco entraba por el sur del país y salía hacía los vecinos del Norte.

Me cuentan que desde hace unos años esto ya no es así, a los norteamericanos les ha dado por las drogas de diseño, y la cocaina se ha quedado en el país, generando un caos de familias y mafias que ha terminado explotando sin solución y que se extiende por el Norte de México. HAce un par de semanas el Presidente Calderón envió al ejercito a Ciudad Juarez para tratar de poner un poco de orden y reducir al máximo el escalofriante índice de asesinatos diarios. Por aquí dicen que eso, que ha funcionado bastante bien, ha provocado el efecto cucaracha y tras el pisotón militar, todos han salido corriendo, terminando muchos de ellos por aquí. Desde hace unas semanas la sensación de inseguridad ha aumentado. Robos, secuestros, balas perdidas… lo mejor es no leer el periódico y dejarse llevar por los guías locales.

Hoy venía de visita el Presidente de la República, inaguraba precisamente un nuevo edificio de la Universidad donde imparto el doctorado, y toda la ciudad llevaba días preparandose para la visita. Ayer por la noche se canceló la gira y a todos se les quedó un poco de cara de PAco Martínez Soria en Bienvenido Mr. Marshall.

La hija del ministro

La hija del ministro

La hija del ministro no es otra novela más sobre los años de la II República y la Guerra Civil, con una diferencia, acaso, en el enfoque del drama humano. Ni siquiera se trata de una respuesta literaria a una ley de memoria histórica parcial para contar la historia desde el otro lado. No. Es una novela histórica en la que la obra, los personajes, sus aventuras están por encima de la historia, que no deja de estar muy presente, de ser un personaje más.

Resultado de imagen de La hija del ministro: la apasionante novela de una aristócrata que conoció el amor, el odio y el dolor en tiempos de la RepúblicaSu autor, Miguel Aranguren, un joven pero brillante escritor que puede presumir de una producción numerosa, diversa y acertada, se atreve en esta su primera novela histórica con uno de los periodos más convulsos de la historia de España, el que trascurre entre 1920 y el final de la guerra. Y lo hace desde una perspectiva poco habitual, la de una familia acomodada, cercana a la Familia Real, cuyo paterfamilias asume como ministro en el último gobierno de la Monarquía.

La excusa narrativa es sencilla, quizás innecesaria pero eficaz: la chica de servicio de una señora anciana, Elvira Bossana, cuya vida ha sido un misterio para todos los que la han conocido, va descubriendo, a través de unos diarios que permanecían ocultos, la tremenda historia de su señora y la familia de ésta. Poco a poco va descubriendo las tensiones que tuvieron que sufrir por ser monárquicos en las horas bajas de la Monarquía y en las altas de la República; las burlas que hubo de sufrir el cabeza de familia por ser un servidor público íntegro en unos tiempos en los que la política se asociaba a las prebendas, los privilegios y las arbitrariedades; los peligros que afrontaba cualquier persona por ser católica en plena ola de persecución religiosa; lo arriesgado que resultaba ser empresario durante la revolución del proletariado. Y lo dramático que resulta amar en tiempos revueltos.

Se trata de una novela-novela, en la que brillan las cualidades de Aranguren, que ya comentamos aquí mismo a cuenta de otra de sus obras (La sangre del pelícano): la agilidad narrativa, los personajes con vida propia, la pericia descriptiva (del Madrid de los años veinte, de la vida de los alrededores de la Corte, del Ministerio)… Pero también hay precisión histórica; de hecho, no es fácil evitar la curiosidad de identificar a los distintos personajes, especialmente al padre de Elvira, el Duque de Paraná, ministro durante la dictablanda de Berenguer, hombre íntegro y de profundas convicciones; a sus numerosos hijos, que se van involucrando progresivamente en actividades primero militares y luego políticas, entre el orgullo y el disgusto de su progenitor; a sus hijas, que no salen indemnes de otras batallas, las del amor, lo que genera situaciones dramáticas. Hay otros personajes bien perfilados, como el portero de la finca en la que vivió durante años la familia Bossana, que va acumulando odio revolucionario, al que dará salida por las calles de Madrid tras el estallido de la guerra; o el tío-abuelo de Elvira, un bon vivant de la época en el que las buenas intenciones y la debilidad avanzan en lucha constante. También hay guiños a otros personajes, los sacerdotes que se jugaron la vida, tantas veces hasta perderla, por seguir ejerciendo su labor espiritual o social (se descubre entre las sombras, bajo el nombre de Mariano, con el que le gustaba subrayar su amor a la Virgen, al fundador del Opus Dei, que en esos años iniciaba su andadura en los arrabales de Madrid).

Detrás de estos personajes se encuentran diversas historias. Trágicas historias de amor, como la que sirve de hilo argumental a la novela, tronchadas por la guerra, por la muerte o, lo que es peor, por la traición. Historias de heroísmo y entrega en defensa de unos nobles ideales. Historias de odio y venganza, de perdón y arrepentimiento… Como cada vez que lee sobre los acontecimientos de la Guerra Civil, uno se pregunta cómo pudimos llegar a esto, cómo es el hombre capaz de convertirse en una bestia y devorar a sus vecinos, a sus compañeros de trabajo… Pero en este catálogo que nos brinda Miguel Aranguren nos encontramos con una variada gama de reacciones humanas ante la diversidad que también comprenden el sacrificio, la entrega o el auténtico heroísmo, que supera a la naturaleza humana.

Es en este punto donde se encuentra la principal carencia de la novela, cuando Aranguren aborda los sentimientos desbordados en una época en que la vida era una incógnita y un regalo. En ocasiones el autor se queda un poco corto, en otras resulta excesivo, poco creíble, de novela; como si le faltara todavía un poco de vida, no de años, para transmitir con crudeza las grandes pasiones, las emociones, el sufrimiento… Aun así, uno termina estas páginas casi sin darse cuenta y con un cierto regusto dulce; como si siempre quedara una esperanza, aun en medio de las mayores desgracias, de alcanzar la felicidad.

MIGUEL ARANGUREN: LA HIJA DEL MINISTRO. La Esfera (Madrid), 2009, 506 páginas.

Publicado en Libertad Digital

La cuarta trama. Verdades y mentiras en el caso del 11-M

Se cumplen cinco años del atentado terrorista del 11-M, el atentado con mayor número de víctimas de la historia de España. Las circunstancias en las que se produjo el atentado -y su influencia en el resultado final de las elecciones generales celebradas tres días después- han provocado que la información relativa al atentado, así como a los procedimientos para exigir responsabilidades políticas -en la Comisión de investigación- y penales -en la Audiencia Nacional-, se haya politizado excesivamente.

Sin embargo, con el avance de las investigaciones, el 11-M se ha ido tornando, a ojos de la opinión pública española, en algo tremendamente confuso. Con el intercambio de revelaciones que cuestionaban una u otra diferentes versiones, el asunto se convirtió en algo cada vez más propio de expertos, provocando el hartazgo de una gran parte de la población, entre la que me incluyo, que se terminó contentando con recordar con horror uno de los capítulos más negros de la historia de España.

Para todos estos que renunciamos a saber lo que había pasado, aburridos, confusos y atrapados en la maraña de información y desinformación, están escritas las páginas de La Cuarta Trama. No se trata de una nueva versión de las que se han venido a llamar “Teorías de la Conspiración”, sino de un trabajo muy serio. Con base exclusivamente en el sumario del juicio y en las actas de sesiones de la Comisión de investigación, el libro expone de manera lineal los acontecimientos que rodearon la preparación, la comisión y la persecución de los atentados, sin renunciar a poner de manifiesto una serie de preguntas que todavía están pendientes de respuesta.

Es, pues, una presentación clarificadora de todo lo ocurrido en torno al atentado del 11-M, que convierte el tedioso sumario en una narración vibrante, pero con absoluto rigor histórico, a la que acompaña un cuerpo de notas de alto valor. No hay lugar para la especulación; el autor, abogado de la Asociación de víctimas del terrorismo en el juicio, manifiesta lo probado como probado, lo cierto como cierto, lo dudoso como dudoso y deja abiertas las cuestiones para las que los magistrados no encontraron respuesta. Información sin opinión, pero información contundente que pone de manifiesto que quedan muchos cabos sin atar en el mayor atentado de la historia de España.

En un asunto que unos y otros han ido complicando hasta generar desinterés todo adquiere un sentido: la furgoneta Kangoo, la mochila de Vallecas, el ácido bórico… La historia, de no ser tan dramáticamente real, parecería una novela: tensión, personajes, incógnitas sin resolver, entre otras, la autoría intelectual, la presencia de españoles en algunos momentos importantes de la preparación, la realización y la reivindicación de los atentados, el trabajo de preparación de las bombas, calificado por los expertos como algo muy profesional, las relaciones con ETA de algunos de los implicados o el papel sorprendente de personajes invitados como el juez Garzón, que intentó protagonizar, pese a no ser competente, un sumario que no le correspondía.

Sea cual sea la opinión del lector, este libro se convertirá en la obra de referencia sobre los atentados y, sin duda, permitirá incorporar a la historia de España con claridad uno de sus momentos más trágicos.

Publicado en Aceprensa