Todo por el voto…

Hoy me sorprenden tres «noticias» contradictorias relacionadas con la política e internet. Mientras el candidato Popular en Galicia anuncia que parte con una inmensa ventaja en las elecciones gracias a sus 1000 amigos de Facebook y Esteban González Pons celebra que ha alcanzado la cifra de 2000 amigos, La Vanguardia/a> hoy publica las conclusiones de un estudio realizado en el entorno de las ideas y en el que parece haber participado activamente Gutiérrez Rubí sobre las elecciones de 2008, en el que certifican el fracaso de los blogs políticos.

Una vez más, como golondrinas en primavera, los políticos vuelven a casa, se hacen cercanos, en época electoral, para volver a sus cuarteles de invierno cuando no hay votos de por medio. Pero además las noticias señalan una falta de entendimiento del medio que señala con acierto otro de los autores del informe, Calderón, «La web social propone un cambio de paradigma en la política, y eso asusta», y ahí reside el problema y la causa de tanta infidelidad al medio. La tecnología sigue siendo una herramienta de marketing y no una verdadera herramienta para hacer política. Para qué sirven 1000 amigos, que no son tales y que además no están localizados geográficamente en Galicia, si no se empieza a dialogar con ellos? para qué sirven 2000 amigos si no se refuerzan esos lazos, si no se les abren realmente las puertas de la casa… Algún día las cosas empezarán a cambiar, ¿qué tal la cuenta de Twitter de la Presidenta de la Comunidad, a dos años de las elecciones? ya se verá.

Congelado

En Madrid hace un frío que pela y la moto no ayuda a entrar en calor, pero al leer esta noticia todo el frío pasado hasta la fecha se ha quedado corto, me he quedado helado.

La naturalidad con la que plantea la eliminación de niños con sindrome de Down, como el ejercicio del derecho a elegir, y la posibilidad de ampliarlo a niños autistas, me hace recordar las pesallidas del nazismo. Matar una persona por su condición de discapacitado es terrorífico, y tiene mucho que ver con la devaluación de la vida humana y la sobrepreciación (o como se diga) del placer o la comodidad como valores supremos. Que se trate el tema en los periódicos con tal naturalidad me da miedo, mucho miedo. Para mi es cómo leer una noticia en la que se dijera: Presos de ETA discuten sus próximas víctimas, o el violador del chandal está eligiendo un nuevo barrio para continuar su actividad…

Ya estamos aquí

Sinceramente me ha costado aterrizar, demasiadas cosas pendientes, y necesitaba asentarme para retomar el blog. Están pasando demasiadas cosas para permanecer en silencio y, quizás lo que más me llama la atención, la sociedad parece aletargada, como si no fuera con ella, como si hubiera bastante con sobrevivir, como si no se dieran cuenta que los que cada día van engrosando las listas del paro cada día son más cercanos, como si no se dieran cuenta de que no el mejor aliado de la crisis es mirar hacia otro lado.

De momento,

El secreto de Obama: manual de instrucciones

Publicado en la Tribuna Complutense

Hace unos meses nació una estrella de la política mundial, Barack Obama, hoy esa “joven promesa” se ha convertido en el Presidente electo de los Estados Unidos. Ante tan fulgurante ascensión ha faltado tiempo para que unos y otros, en ámbitos como la política o el mundo empresarial, se suban al carro “Obama”, tratando de replicar el modelo de su aplastante triunfo electoral. Convencidos de golpe de la eficacia de las nuevas tecnologías, proclaman a Barack Obama su descubridor y se apresuran a anunciar el corta y pega de las herramientas de la victoria, como si estas se bastaran por si solas, como si no les hiciera falta un libro de instrucciones.

Una mirada más reposada nos permite descubrir que la campaña de Obama no ha inventado nada, y que sus cacareadas herramientas tecnológicas no son más que aplicaciones muy populares en la red y nos obliga a ir un poco más allá. La figura de Barack Obama, desconocida hace 8 años, que empezó a ser popular tras su discurso en la Convención demócrata de 2004, ha ido creciendo con su campaña, en la que se han ido adaptando los tiempos creciendo, en este orden, su apoyo social, su financiación y su popularidad, elementos imprescindibles para ir avanzando hacia su objetivo final. Su gran acierto ha sido poner la tecnología al servicio del ciudadano, esta vez el mensaje no era sólo el candidato, sino toda su campaña.

Obama ha sabido valorar e involucrar en su campaña a miles de personas que habían contribuido al movimiento que nació durante las campañas primarias de los candidatos demócratas Wesley Clark y Howard Dean en 2004 y, sobre todo, tras la reacción de una parte de los demócratas tras la derrota de Kerry en 2004. Esta plataforma que nace en torno a la blogosfera, con sitios de referencia como MyDD o Dailykoss, se ha ido extendiendo por todo el país, articulando una organización formada por particulares frente a la dependencia de las antiguas organizaciones de las que tradicionalmente dependía el Partido Demócrata.

A esas personas movilizadas políticamente se dirigió inicialmente el mensaje de Barack Obama, que fue creciendo y consolidándose, articulado en torno a Mybarackobama.com, el correo electrónico y el sms. Poco a poco, a través de la atención personal, la atención a sus ideas, y el equilibrio entre la ilusión y las exigencias, asequibles y recompensadas, se iba aumentando la base social, elevando el nivel de protagonismo de los ciudadanos, su impresión de pertenencia a un movimiento histórico, su involucración en la campaña… logrando el ejercito de profesionales y voluntarios más impresionante, motivado y entrenado de la historia de la política norteamericana. Queda pendiente ver hasta que punto este movimiento electoral se consolida como movimiento político, y hasta que punto se puede mantener su impulso, su motivación y sus métodos desde la Casa Blanca, ganas no faltan.

Si en 1992 el secreto electoral estaba en una hoja de papel que James Carville colgó en el tablón del cuartel general de Bill Clinton en Arkansas “es la economía, estupido” esta vez ha sido Joe Trippi el que nos ha desvelado el secreto “Estupido, es la red”.