Lecturas interesantes

Llevo tiempo sin escribir en el blog, tengo ciertas novedades que no me dejan un minuto libre y que os contaré muy pronto. De momento me conformo con dejaros algunos artículos de interés sobre el uso de las redes sociales en las recientes revoluciones.

Castells en La Vanguardia:

«Se pasó inmediatamente del ciberespacio al espacio urbano. Una vez en la plaza Tahrir, y en muchos otros espacios que se ocuparon en Alejandría, Suez y otras ciudades, se generó una dinámica de autoorganización, sin estructura previa, que se fue formando en la solidaridad ante el peligro y en la supervivencia diaria».

Todo empezó con un libro de Gene Sharp

«the power of dictatorships comes from the willing obedience of the people they govern – and that if the people can develop techniques of withholding their consent, a regime will crumble… People might be a little surprised when they come here, I don’t tell them what to do. They’ve got to learn how this non-violent struggle works so they can do it for themselves.»


Twitter, Gladwell, and Why Social Media’s Revolutionary Potential Isn’t (Really) About Egypt. Xiaochang Li

the crucial difference between these networked-enabled revolutions and their predecessors is that they’re essentially «leaderless revolutions.» The idea of a leaderless revolution is interesting precisely because it means that participants were able to conceive of and enunciate themselves as a public without need for a central voice.

Social media, cellphone video fuel Arab protests. Chris Lefkow

«We’re seeing a disintermediation of leadership»-Ben Scott. No longer need single charismatic leader to lead a movement.@Digiphile

Y de regalo el artículo sobre la sucesión de ZP que hoy ha publicado @toribiobea con opiniones de un menda.

Las motos de 3 ruedas también pagan la hora

Hoy me han colocado en la moto un aviso, un cambio en el reglamento por el que las motos de tres ruedas tienen que pagar la hora para aparcar en las zonas SER del ayuntamiento de Madrid. Alucinado, pensando que se trataba de una broma he ido a hablar amistosamente con la controladora, que, tras manifestarme su asombro, me ha explicado que se trata de una orden recibida del Ayuntamiento, que ofrece tremendas dificultades prácticas tan básicas como el lugar de colocar la notificación, que aún no se sabe que día tienen que empezar a sustituirse avisos por multas y, frente a la pregunta de si la acera es zona azul o verde, me ha dicho que a partir de ahora las motos deberían aparcar en los puestos de los coches, azul o verde.

Como podéis imaginar ahora mismo no se muy bien qué hacer con mi moto, que ha perdido por decreto gran parte de sus ventajas de movilidad para Madrid. Todavía no termino de entender el criterio por el cual se ha decidido multar a este tipo de motos. Su cilindrada es similar al resto de las motos, el espacio que ocupan el mismo, más que unas y menos que otras, el aparcamiento habitual idéntico, la acera o espacios reservados para las motos… lo único que las distingue del resto de las motos es el número de ruedas, criterio tan ridículo que mucho me temo que próximamente veremos como las motos de dos ruedas también tienen que empezar a pagar la hora.

Mis lecturas del 2010

Esta noche de 31 suele ser propicia para reflexiones y propositos, que siempre me han parecido algo vaporosos. La reflexión, cuando es sincera, no hace buenas migas con el exhibicionismo, y algo parecido pasa con los propositos personales, que cuando se exponen en público se vuelven voluntaristas. Por eso prefiero guardar el último post del año para repasar los mejores libros que he leido este año, que han sido unos cuantos.
Empecé el año, tras conocer Lima, con una selección de escritores peruanos, anticipo del Nobel de literatura de 2010. Además de redescubrir al buen Vargas Llosa en sus «Conversaciones en la Catedral», volvi a Ribeyro (cuyo tomo de cuentos completos de Alfaguara tuvé una vez y perdí con gran dolor de mi corazón), me reconcilié con Bryce Echenique en «Un Mundo para Julius», disfruté de Ricardo Palma Soriano y sus «Tradiciones», a caballo entre postales constumbristas y novelas ejemplares, y descubrí a un par de prometedores Neyra y Alarcón, un diplomático con alma de escritor y un peruano que escribe relatos cortos en inglés. De ese viaje también me traje una gran recomendación, Junot Díaz y su extraordinario «The Brief Wondrous Life of Oscar Wao».

Sin salir de Perú, en octubre no pude resistirme a la moda del Nobel, me regalé el extraordinario «La guerra del fin del mundo» y me deje llevar por la emoción para equivocarme con «El sueño del Celta», nobody is perfect.

De Montevideo me trajé «Montevideanos», que me dejó con ganas de Benedetti. En Df y Caracas no tuve mucha suerte… con los libros y en DC lei «Game Change», un entretenido ejemplo de un género desconocido por estas tierras, el cotilleo electoral.

Wallace Stegner es probablemente mi descubrimiento del año, «Angulo de Reposo» pero sobre todo «En lugar seguro», me han devuelto la afición por la literatura norteamericana de la primera mitad del siglo XX, (cada vez tengo más claro que esa vitalidad explica en gran medida que el siglo XX haya sido el siglo de los USA)

Este año he vuelto a la literatura con minúscula (he vuelto también al entretenimiento en las series, la 6 y 7 temporada de 24 y la 3 y 4 de Alias dan buena fe de ello)… y la verdad es que lo agradezco, «El asedio» de Pérez-Reverte me entretuvo, aunque esperaba un poco más, y «Entre costuras» me descansó, esperaba un poco menos. «Los tres mosqueteros» sí respondió a las expectativas. También me asome a Simenon con» Pietr el Letón» (animado por la afición de grandes escritores como Pla y Pedro Antonio Urbina) y es realmente entretenido.

Entre los clásicos los atinados consejos de Azorín en «El político», un misterioso Cunqueiro en «Las mocedades de Ulises» y la magistral «Crimen y Castigo».

Ensayo no he leido mucho, me interesó el Lipovetsky de la hipermodernidad y me encantó «De las armas y las letras» de Trapiello.

Para 2011 tengo entre ceja y ceja la autobiografía de Mark Twain, me gustaría ponerme al día con los relatos de Jiménez Lozano, «El azul sobrante» y «Un pintor de Alejandría» que nunca decepciona y creo que no podré resistirme a los gatos de Eduardo Mendoza, aunque lo último que leí «Mauricio o las elecciones primarias» no es de lo mejor que ha escrito.Se aceptan consejos.

PS. Se me olvidaba «Los últimos días del Musa Dah» de Frank Werfel, duro, durísimo pero muy clarificador sobre el exterminio armenio por parte de los turcos, literariamente magnífico.

La iniciativa ciudadana será electrónica o no será

Hace unos días se aprobó la Iniciativa Ciudadana Europea, herramienta destinada a permitir a un millón de europeos presentar propuestas legislativas. La ICE nació en el Tratado de Lisboa como muestra de la apertura democrática de las Instituciones de la Unión. Desde ese momento se presentó como algo propio de la democracia participativa generando todo tipo de expectativas ciudadanas que se han ido quedando por el camino de su aprobación, al ponerse de manifiesto que lejos de dar participación a los ciudadanos en las decisiones de la Unión la ICE no es más que una herramienta de democracia representativa que les permite dar ideas a través de un procedimiento formalizado.

Un grupo de ciudadanos puede presentar una propuesta legislativa europea bien fundada (compatible con los Tratados y sin exceder las competencias de la Unión): una vez presentada tendrán un año para recoger en al menos siete países miembros un millón de firmas de apoyo. Si lograran su objetivo, la propuesta comenzaría su proceso legislativo habitual en las instituciones de la UE (permitiendo a los promotores su defensa en audiencia pública), pudiendo ser aprobada, enmendada o rechazada.

Cualquiera que ha intentado recoger firmas alguna vez sabe que se trata de algo poco eficaz, más allá del impacto mediático, y que puede generar desilusión pero, sobre todo, un proceso complicado, lento y costoso, más propicio para grupos organizados que para ciudadanos comprometidos. Sólo queda una pequeña esperanza: el soporte que proporcionará la Comisión para la recogida electrónica de firmas. Si se acierta en su desarrollo los ciudadanos podrán competir con los grupos organizados, lo complicado puede volverse sencillo, lo lento rapidísimo y lo costoso baratísimo.