Elecciones USA 2012: ¿un cambio definitivo?

Se ha escrito mucho sobre las elecciones norteamericanas, los factores claves para la victoria de Obama, el desastre republicano, el uso de las tics (especialmente del BIGDATA). A mi me interesa más mirar al futuro, y ver hasta que punto de los resultados de estas elecciones es posible extraer conclusiones sobre la situación actual de la sociedad norteamericana, y sus consecuencias electorales para los próximos años.

Sobre este tema me han interesado un par de artículos, elaborados desde perspectivas ideológicas muy diferentes:
– Este de Karl Rove en el WSJ
– Este de Andrew Kohut del Pew Research Center, publicado también en el WSJ

– Y éste análisis de Democracy Corps (Carville&Greenberg)

La tesis de fondo fue abordada en 2008 (antes de las primeras elecciones presidenciales que ganó Barack Obama) por Morley Winograd y Michael D. Hais (consultores demócratas con larga trayectoria profesional), que en «Millennnial Makeover» planteaban hasta que punto, tras el dominio ideológico republicano de los últimos 40 años, las circunstancias sociodemográficas y las innovaciones tecnológicas estarían dando paso a una nueva etapa política en Estados Unidos, que se prolongaría al menos durante unos 40 años.

Elementos como los resultados de 2008 y 2012; el voto joven, que en 2008 votó mayoritariamente a Obama; o el peso cada vez mayor de los latinos, también volcados en el candidato republicano serían síntomas de que la próxima etapa debería ser demócrata pero una lectura a fondo de los datos, como la que realizan los artículos anteriores, ofrecen resultados contradictorios. No hay duda que la sociedad norteamericana está cambiando de manera importante, y no hay duda que hoy en día son los demócratas los que mejor representan esos cambios, pero, frente a lo que pueda parecer, se trata de elementos que no se contradicen frontalmente con los principios del partido republicano por lo que, mi impresión, es que no podemos dar el partido por finalizado.

Os comparto la presentación que, dando vueltas a estas ideas, hice hace unos días en la Universidad de Navarra:

Los otros indecisos


En 2008 la campaña de Barack Obama asombró al mundo. Tras vencer a la que algunos habían calificado como la maquinaria política más poderosa de la historia, y con un ejercito de donantes, voluntarios y profesionales a su cargo, nadie dudaba de su victoria en la recta final de la campaña.

La que sin duda podríamos calificar de «campaña perfecta» fue capaz de duplicar los ingresos del partido de los grandes donantes; de superar ampliamente, con más de un millón de voluntarios en la calle, el operativo del Get out the vote del Partido Republicano en la que muchos encontraron el secreto del éxito de George W. Bush en 2000 y 2004, durante las 72 horas previas a la campaña; de organizar más de 200.000 eventos de campaña…

Los resultados le dieron la razón y los comentaristas se apresuraron a proclamar una nueva era, una nueva política y, los más conservadores, un cambio de ciclo en la política norteamericana, destinado a prolongarse durante los próximos 30 años. De lo que nadie dudaba era de que las elecciones de 2012 serían un mero trámite para el inquilino de la Casa Blanca, y pocos dudaban de calificar de iluso a los que se atrevían a mencionar, aunque fuera tangencialmente, al Presidente Carter.

Mucho han cambiado las cosas y, a dos semanas de las elecciones, Obama celebra el empate, en las encuestas y en la recaudación, ante un rival multimillonario, insolidario, torpe, cambiante, frío, incapaz de superar el 25% del voto hispano y que está realizando una campaña para olvidar (siempre según los analistas españoles). Quizás por eso los analistas no terminan de creerse los resultados, y siguen el día a día de la campaña sólo para poder anunciar el despegue definitivo del Presidente de los Estados Unidos que, según ellos, se producirá en el momento en el que vean la luz los pocos indecisos, distribuidos entre los estados determinantes, que todavía no saben si votar a Obama o a Romney.

Este análisis, en mi opinión se olvida de otro grupo que será probablemente el determinante en esta campaña: los indecisos propios.

No hay duda que el éxito de Barack Obama en 2008 se debió en gran medida al éxito en el registro de nuevos votantes durante más de un año, logrando superar en número de votantes registrados como demócratas en casi todos los Estados. A ese incremento espectacular en el número de votantes potenciales, que además acudió masivamente a las urnas, se añadió un desencanto generalizado entre los votantes republicanos, unos decepcionados con el Presidente Bush, otros escépticos con el perfil del candidato John McCain. Con unos y con otros la campaña de Obama hoy tiene un problema.

La marea humana que acudió a las urnas en 2008 lo hacía, como apuntaba la propia publicidad de la campaña, impulsados por la esperanza, convencidos de que el cambio era más que un lema electoral y enamorados de un candidato joven, inteligente, cercano… Esa ilusión, casi mágica, ha ido desapareciendo durante los cuatro años y esta elección la decidirán no aquellos que aún no saben a quién votarán sino aquellos votantes de Barack Obama que decidan quedarse en casa, y pueden ser muchos. De ahí el efecto devastador del primer debate donde el Presidente se mostró fundamentalmente pasivo y la actuación de Joe Biden en el debate de candidatos a la Vicepresidencia, en el que demostró que, a pesar de sus muchos pesares, es un político tradicional, de los de antes. La labor de movilizar a este público no es fácil, aquí no sirve la política del miedo y es muy difícil transmitir ilusión después de cuatro años malos, y no sé hasta que punto la cosa se arregla siendo más agresivo.

Por el otro lado no se puede negar que Romney no entusiasma pero Ryan ha venido a echarle una mano (algo que ya hizo en septiembre de 2007 hizo Sarah Palin con McCain) demostrando además ser un candidato sólido y preparado para liderar el país si llegará el momento. Además, aunque me parece que el rechazo que genera Obama no es comparable al que producía George W. Bush en el 2007, su presencia tiene un efecto movilizador entre los republicanos, que no ejerce Romney sobre los demócratas.

De esto irán las últimas semanas de campaña Romney intentando desmotivar al votante demócrata, y Obama tratando de devolverle la ilusión. Ninguna de las dos tareas es sencilla pero creo que quién lo consiga será el próximo Presidente de los Estados Unidos.

Paul Ryan: Nuevos tiempos para la comunicación

Ayer Team Romney anunció la elección de Paul Ryan como candidato a la vicepresidencia de los Estados Unidos. Las reacciones no se han hecho esperar. Aunque llama la atención la diferencia de trato que se ha dado a esta elección en los medios norteamericanos y en los españoles (algo normal en unos medios donde Kerry todavía está ganando la elección de 2004) lo que más me interesa es la reacción de los propios equipos de campaña y organizaciones afines, que demuestran como el tiempo es uno de los elementos de la comunicación que más cambia en los nuevos entornos de comunicación provocados por las tecnologías de la información (cambios a los que nos referíamos hace unos meses en esta entrada).
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La librería de Peña Nieto: los errores en la red

No nos engañemos, estoy seguro que Enrique Peña Nieto ha leído más de un libro en su vida, aunque sólo sea los libros de texto de la facultad de derecho, o el libro que presentó en la misma feria del libro en la que cometió su error. Su falta de acierto a la hora de responder a una sencilla pregunta sobre los tres libros que le han marcado su vida puede achacarse a la sorpresa (a pesar de lo previsible en una Feria del Libro como la de Guadalajara), a los nervios, a un lapsus… pero su dominio de los medios de comunicación, contrastado en los últimos años, ha hecho que muchos piensen que su respuesta responde a la realidad.

Podríamos llegar a admitir esa hipótesis y no sería de extrañar. Sin ir más lejos el Presidente del Gobierno más culto que ha tenido nunca la España moderna, Leopoldo Calvo-Sotelo, contaba en una entrevista publicada en un libro coral sobre su impresionante biblioteca de más de 10.000 volúmenes, “Retrato intelectual” que era tal su falta de práctica que, tras abandonar el gobierno, tuvo que aprender a leer, y lo hizo retomando los viejos libros de su infancia. No me extrañaría que a Peña Nieto le haya pasado lo mismo, su problema es que ha estado siempre en política, y quizás no le haya dado tiempo ni siquiera a aprender.

Fuera de anecdotas hay dos temas que me han llamado la atención en este asunto:
La primera el papel de las redes sociales en convertir el escándalo en algo de importancia mundial. Esta es quizás la primera lección, una de las reglas de oro de la comunicación en la época de las redes. El fin de las estrategías de la alfombra o del armario, la de esconder los escándalos, intentando que no salgan a la luz. Hoy este tipo de estrategias tienen muy pocas posibilidades de éxito. Como a mi también me gusta leer la Biblia, como a Peña Nieto, recuerdo un versículo de Mateo (10,26), que convertiría en uno de los 10 mandamientos de la comunicación:

No les tengáis miedo, porque nada hay oculto que no vaya a ser descubierto, ni secreto que no llegue a saberse.


No es algo nuevo, quizás la primera vez fue en 2002. Sobre el tema escribí hace ya algún tiempo, junto a Matias Jove:

Hugh Hewitt (2005, 7 y siguientes) establece en 2002 el primer éxito de los blogs en la vida política, con el caso del senador republicano por Mississippi, Trent Lott. Con motivo de la celebración del centésimo cumpleaños del senador James Store Thurmond, al que acudieron senadores, miembros del Gobierno de George Bush y muchos seguidores, el senador Trent Lott –en ese momento favorito en las encuestas para renovar su cargo en el Senado– pronunció unas palabras desafortunadas: «Quiero decir lo siguiente sobre mi Estado: Cuando Strom Thurmond se presentó como presidente, nosotros votamos por él. Estamos orgullosos de ello. Y si el resto del país hubiera seguido nuestro ejemplo, no hubiéramos tenido todos estos problemas en esos años».
Sus palabras en otro contexto no hubieran sido más que un halago para el anciano senador, pero la memoria histórica de un blogger le jugó una mala pasada al senador Lott. Cuando el centenario Store Thurmond se presentó como presidente en 1948 por el partido «Dixiecrats» lo hizo con un programa secesionista y radicalmente racista, contrario a la integración de los negros.
Los medios de comunicación que cubrieron el evento no se hicieron eco de estas palabras, sólo fue recogida por el redactor de ABC News, Ed O´Keefy, quien a pesar de su esfuerzo sólo logró introducir la historia en las noticias de las cuatro y media de la mañana,.y la historia hubiera quedado ahí si no hubiera sido recogida por un blogger. «Atrios», en su bitácora atrios.blogspot.com comenzó una cadena de enlaces que cada vez se hizo más grande llegando a inundar la blogosfera del asunto hasta un extremo tal que el senador Lott tuvo que dejar su puesto como líder de la mayoría de la cámara.

En 2006 durante las elecciones al Senado encontramos otro caso similar, el conocido como “macaca moment” del exgobernador de Virginia George Allen, que en ese momento encabezaba las quinielas para ser el candidato republicano a la Presidencia en 2008 y, tras el escándalo, no consiguió ni siquiera ser reelegido como Senador. Una vez más los medios tradicionales rechazaron el video, fueron necesarios másd e 48 horas para que la actividad en la red convirtiera el video en noticia y recibierá el eco de los medios tradicionales.

En España también tenemos un ejemplo reciente, el de Oscar López y sus tres razones para votar al PSOE, que se quedaron en dos.


Recientemente en una conferencia en el IESE López comentaba como el tema había pasado desapercibido en los medios de comunicación tradicionales, y sólo tras la actividad en la red, de la que Oscar López culpaba a las NNGG del PP de Castilla y León, el error se había convertido en un asunto de impacto nacional. Algo que es fácil de comprobar viendo la fecha de la conferencia y su repercusión en medios, 24 e incluso 48 horas después.

Esta vez ha pasado lo mismo, ha sido la red la que ha hecho que los medios de comunicación internacionales prestarán atención a la #libreriapeñanieto, con un gap de tres o cuatro días desde el suceso. Quizás esa Biblia, que no terminó de leer le hubieran dado la mejor respuesta. Otra vez Mateo:

Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a plena luz; y lo que escuchasteis al oído, pregonadlo desde los terrados.

La segunda lección está relacionada con la reacción frente a las crisis. Tenía ejemplos recientes, muy similares y bastante exitosos de cómo resolver este tipo de errores.

Rick Perry lo hizo con mucha gracia, salió a dar la cara desde el primer momento, no dudo en acudir a SNL y reírse de sus propios errores, e incluso logró aprovechar su error para reforzar sus propios argumentos, lanzando una campaña online en la que preguntaba a los ciudadanos qué agencia no se olvidarían de recortar. Otros lo arreglaron pidiendo perdón cuando fueron demasiado lejos.

Peña Nieto intentó desaparecer y en internet cuando tu no hablas de ti, otros lo hacen por ti, los comentarios se multiplicaron, las versiones, los gags, e incluso campañas no oficiales como la de las librerías Gandhi pidiendo un libro para Peña Nieto… incluso su propia hija terció en el debate desde twitter, y como decía Muñoz Seca “terció y os hizo mal tercio”, al responder insultando a los que hacían chanzas de su padre ““un saludo a toda la bola de pendejos, que forman parte de la prole y solo critican a quien envidian!”, al nuevo error sumó otro error, cancelar su cuenta de twitter (que restableció a las pocas horas), esta vez fue su padre el que dio la cara, también desde la misma plataforma: “El RT de Paulina fue una reacción emotiva por mi error en la FIL. Definitivamente fue un exceso y me disculpo públicamente por ello”.

La tercera lección sería no utilizar nunca las enumeraciones, en discursos públicos, ruedas de prensa o incluso en post en la red… las carga el diablo.

Ahora nos queda por ver el efecto electoral de este tipo de errores y su gestión posterior.

¿Qué es un consultor político?

Diciembre se ha convertido en el mes de los libros colectivos. En las últimas semanas han visto la luz cuatro proyectos bien distintos, que llevaba tiempo esperando. Algún día hablaré de los tres primeros, Buenavista Social Blog (sobre la utilización de las nuevas tecnologías como camino hacia la libertad en Cuba); Homenaje a Jorge Carpizo en Madrid (una colección de artículos para homenajear la estancia de investigación del ilustre jurista Mexicano Jorge Carpizo en la Universidad Complutense) y Blagers (resultado de la I Conferencia internacional de Blogs Jurídicos celebrada en Bogotá). En el horno quedan otros tres en los que contribuyoc con artículos sobre la campaña electoral online, su regulación, y el uso de las redes por parte de la administración. Hoy quiero presentaros “Gestión actual del consultor político”, de la editorial LID (colección Gestión Actual).

La publicación de este libro confirma la pujanza de un sector, inexistente hace un par de años, de la que Ignacio Martín Granados hablaba hace un tiempo en su blog. La lista de empresas que ofrecen este tipo de servicios en Iberoamérica, que Jorge Santiago ha incluido como broche del libro, es una buena muestra de ello….
Quizás el mejor síntoma de esta explosión controlada de la consultoría política sea el de la oferta formativa. De memoria me salen 7 Masters o Cursos Superiores, con los que tengo o he tenido alguna relación: MCPC Universidad de Navarra, Unidad Editorial-Carlos III, Fundación Ortega y Gasset, CEU Luis Vives de Valencia, Universidad Complutense, ICADE, (Vía @hooligags añado otros dos, con los que no tengo relación, «Máster en Gestión de la Comunicación Política y Electoral (UAB) y «Màster en Marketing Polític. Estratègies i comunicació política» (ICPS-UAB+UGR+USC) y el de la Universidad Pontificia de Salamanca, en el que nació este proyecto editorial.

Sus directores, Jorge Santiago y José Angel Carpio, coordinan las aportaciones de 12 consultores políticos: Yehonatan Abelson, Luis Arroyo, Antoni Biarnés, Doris Capurro, Gabriel Cortina, Roberto Izurieta, Gloria Ostos, Antonio Sola y un servidor. El enfoque es inédito en la literatura en castellano, ¿qué es un consultor político? ¿qué hace un consultor político? y ¿cómo puede uno convertirse en consultor político? Las respuestas se desgranan en 8 capítulos, a los que se añade un prólogo de Ramón Jauregui, y se alejan bastante de la imagen tradicional del Rasputín que maneja los hilos en la sombra, del spindoctor, el Maquiavelo moderno, que domina las claves de la ambiguedad y la mentira, o incluso del guru, el arquitecto, al que se le atribuyen éxitos y fracasos, en los que tiene sólo una parte de responsabilidad.

Desde la descripción reveladora de las 11 caras del consultor político a la minuciosa explicación de los pasos operativos, legales y de promoción para crear una consultoría; del mapa de competencias básicas del consultor a la investigación como herramienta imprescindible; de la campaña electoral a la campaña permanente; de la imagen política al uso de las nuevas tecnologías… El libro es una excelente guía para los que quieran ganarse la vida con este trabajo. Un trabajo alejado del glamour que da “El Ala Oeste de la Casa Blanca”, más de oficina que de cocktail (que aunque existan no se suelen poder disfrutar), más de día a día que de grandes crisis (aunque hay veces que el día se convierte en crisis), más de metódicos currantes que de genios visionarios. El consultor político que sale de estas páginas me ha recordado al homenaje de Forges a la mujer trabajadora: “Limpiadora, Cocinera, Doncella, Costurera, Planchadora, Niñera, Maestra, Telefonista, Recepcionista, Choferesa, Psiquiatra, Enfermera, Puericultora, Economista, Matemática, Intendente, Sensual Geisha y Amante”, pues ponga «ama de casa, es lo mismo”, que no se si hoy pasaría los filtros del ministerio de igualdad. Jefe de campaña, responsable de prensa, director de comunicación, coach de lideres, entrenador de debates, formador de candidatos, director operativo, maquillador, fotógrafo, cocinero (de encuestas) e incluso confidente y psicólogo… consultor político, que es lo mismo.

Si son aficionados a los temas que tratamos habitualmente en este blog admitanme un consejo: No se dejen llevar por el título (que no es de lo más atractivo) y echenle un vistazo, me lo agradecerán.