Su partido, la CDU, lanza una aplicación que llama al «activismo» a los votantes
Por Silvia Quílez
Un alemán, simpatizante del partido conservador de la canciller alemana Angela Merkel, pasa junto a un cartel de la campaña electoral. Merkel aprovecha la oportunidad para colarse en su pantalla y dirigirse a él con el mensaje clave de su partido, la CDU.
La líder de la CDU se ha empeñado en mostrarse abierta a la participación de sus electores en la campaña de estas elecciones generales con una aplicación para smartphones y una renovada imagen de su página web. Sin embargo, todos los expertos en comunicación política consultados por RTVE.es piensan de forma unánime que internet no puede marcar la diferencia en unas elecciones.
Merkel se introduce en los teléfonos de sus votantes, a través de un «cartel parlante» cuando pasan cerca de las imágenes de la campaña y les invita a participar en su proyecto político para Alemania. Es el mismo mensaje de sus vídeos electorales, pero ahora en una aplicación que además permite a sus simpatizantes saber a qué distancia y dónde se encuentra exactamente la líderdel gran partido conservador alemán.
La utilización de aplicaciones móviles no es nueva para los políticos, pero si hay algo novedoso en esta herramienta lanzada por la CDU es el enfoque al activismo: convierte en voluntarios a los votantes, porque pueden implicarse en la campaña del mismo modo que Barack Obama logró movilizar a cientos de miles de electores en EE.UU. en 2008. Así lo explica Rafael Rubio, consultor político y de redes sociales que trabajó en la última campaña online de Rajoy y de la JMJ.
Una aplicación sin expectativas
Sin embargo, algo lleva a sospechar que Merkel no quería realmente movilizar a los votantes como un grupo activo involucrado en la campaña. “Al final no se entiende muy bien” asegura Rafael Rubio, que solo dos semanas antes de la campaña se pretendiera obtener la participación de los voluntarios cuando internet “está basado en relaciones humanas que requieren confianza en este tipo de trabajo”, y precisamente por ello Obama lanzó la aplicación para móviles casi un año antes de las elecciones.
Ejemplos de utilización de Internet en campañas electorales se encuentran, sin ir más lejos, en el PP de Mariano Rajoy cuando en 2008 utilizó una página web para llamar a los electores a participar en una reunión. El PP y el PSOE tienen aplicaciones para smartphones, aunque meramente informativas. “Casi cualquier candidato tiene una app”, apunta Antonio Gutiérrez Rubí, asesor de comunicación y consultor político.
Pese a lo fácil que es tener una aplicación, la mayoría carecen de atractivo pues se limitan a mostrar las mismas informaciones que pueden verse por Internet. «Las app más interesantes no son las que se muestran al público y que cualquiera puede descargar, sino las que se preparan en privado, para los activistas, sobre todo cuando hacen puerta a puerta”, explica Gutiérrez Rubí que cita como ejemplo las aplicaciones que facilitan información con “mapas donde se señalan votos a favor y en contra, y argumentarios para que puedan ser utilizados in situ.
Una gran red sin diálogo vertical
Los políticos han explorado todas las posibilidades, sobre todo en un país como Alemania, que siempre ha estado entre los primeros en la aplicación de la tecnología en la política, y por eso son conscientes de que Internet no va a cambiar la intención de voto.
La estrategia de los dos grandes partidos alemanes, el SPD y la CDU ha sido completamente distinta. Mientras la aplicación de los socialdemócratas se centra en presentar a los candidatos territoriales del partido, la CDU busca mostrar la fortaleza de Merkel, señala Gutiérrez Rubí, a quien le gusta más esta última fórmula.
Pese a los avances, en torno a internet y las redes sociales siguen circulando grandes mitos, advierte Luis Arroyo, director de Asesores de Comunicación Política, como por ejemplo que existe el diálogo vertical en las redes sociales y que éstas permiten interactuar con los partidos políticos. “No hay diálogo vertical, Obama tiene 25 millones de seguidores en Twitter, no va a haber respuesta” del presidente estadounidense, asegura.
Además, cuando se ha ofrecido a los votantes la posibilidad de intervenir, no se les contesta, explica Arroyo, porque la gente quiere utilizar las redes sociales para expresar su “tribalismo”, su pertenencia a un grupo.
Una distancia insalvable
Por eso, internet “no va a cambiar nada”, añade Arroyo: “No hay una sola constatación científica de que haya provocado algún cambio en una campaña electoral”.
En el caso de los dos partidos mayoritarios en Alemania, las encuestas dicen lo mismo desde hace meses. La coalición conservadora CDU/CSU cuenta con la aprobación del 40% del electorado, mientras que los socialdemócratas liderados por Steinbrück, se quedan a más de diez puntos. El SPD y La Izquierda han descartado un pacto entre ellos por lo que en la práctica un gobierno progresista es inviable, aunque podría haber un pacto con el resto de partidos.
La estrategia del gran partido conservador alemán ha sido “humanizar” a un personaje poco empático, como Merkel, sobre quien pesa la imagen de institutriz y el carácter de Alemania del Este y para ello ha contado con las app como el “cartel parlante” y con una imagen renovada en su página web. El hecho es que pese a los esfuerzos, la gente sigue viendo la política con distancia y las aplicaciones como una herramienta más para llegar a la información, considera Luis Arroyo.
Las aplicaciones no han cambiado nada en política, pero los políticos tendrán que seguir adaptándose a las nuevas tecnologías y estar allí donde están los votantes.
En los cursos de marketing la “gestión de expectativas” se presenta como uno de los elementos más determinantes a la hora de determinar la satisfacción del consumidor. Si esto es así, el Papa Francisco afrontaba un reto difícil en su primer viaje internacional, su vuelta a Latinoamérica para participar en la 28 JMJ de Rio de Janeiro.
Desde su llegada el Papa no ha dejado de confirmar las expectativas creadas. La gran acogida con la que la opinión pública mundial recibió su elección y sus primeros meses de pontificado prometía un acontecimiento histórico, una Jornada mundial de la juventud, con un fuerte acento latinoamericano, en la ciudad maravillosa de Rio de Janeiro, y así ha sido. Tras el impacto inicial, y gracias al impacto de sucesivas imágenes que Francisco nos regaló a su llegada a la Sede de San Pedro, algunos acusaron al Papa de un fino sentido de la imagen, como si ejecutara un plan cuidadosamente preparado para transmitir un mensaje determinado, pero ha sido en Brasil donde se ha conocido al verdadero Francisco.
Los que hemos vivido por dentro la organización de un viaje Papal sabemos lo milimetrado de la agenda, y la dificultad de modificar en algo lo previsto pero el Papa buscaba huecos en su agenda, le decía a un amigo que se «pasara» a verle un rato, no dudaba en parar el Papa móvil para abrazar a un niño, o en citar a un matrimonio para el día siguiente, o incluso convocar a un número indefinido de argentinos, entre 25 y 40 mil, para verse un rato, al día siguiente.
El Papa ha mostrado en estos “fuera de programa”, en las improvisaciones, en las entrevistas sin pactar… que, en su caso, “lo que ves es lo que es”: un párroco universal, sencillo, claro, con una visión clara de su pontificado y un discurso, tan poderoso como fresco. Un Papa que, ustedes me perdonarán, recuerda mucho al Juan Pablo II que llegara a San Pedro en el año 1978.
Momentos como el del traslado en coche durante el primer trayecto realizado en suelo carioca, del aeropuerto a la Catedral de Rio, donde, tras un error en el recorrido, la comitiva papal fue puesta a prueba por el entusiasmo de la gente que quería ver al Papa, tocarle, pedirle la bendición y entregarle mensajes, mostraron a un Papa que descansa entre el cariño de la gente, mientras que ni la seguridad, ni el propio secretario del Papa, podían borrar de su rostro un gesto de preocupación.
Pero fue en el encuentro con sus jóvenes compatriotas, en el que el Papa, que jugaba en casa,no tenía texto escrito, donde pudimos ver al Francisco más «genuino».
No dejó de agitar el corazón y la cabeza de los presentes, que no olvidarán fácilmente lo vivido en la Catedral de Rio. “Hagan lío”, dijo una y otra vez. Según sus palabras, el futuro de la iglesia está en la calle, olvidándose de si misma, de sus problemas, de sus asuntos, y arrimando el hombro aportando su granito de arena para resolver los problemas que hay en el mundo. No hay duda que el Papa quiere «dar la pelea» en las batallas culturales que plantea esta época confusa. Su mensaje es fruto del convencimiento que los católicos tienen mucho que aportar frente la crisis que atraviesa la sociedad. De la certeza que, pese a los muchos que, en lugar de buscar los valores universales, se niegan a escuchar cualquier aportación por el mero hecho de sonar a católica, la iglesia es de hecho un referente moral en la defensa de la dignidad de la persona, de la dignidad de todos frente a “una filosofía y una praxis de exclusión», que jóvenes y ancianos están sufriendo en primera persona y con especial intensidad.
De ahí la insistencia, que ya estaba muy presente en el mensaje de Lampedusa, en construir una civilización de la inclusión, en la que nadie es más que nadie, una inclusión que se enfrenta a una “civilización mundial (que) se pasó de rosca”, y que en “ el culto que ha hecho al Dios dinero” está provocando la «eutanasia escondida» y «cultural” de la generación de los mayores a los que ni se cuida ni se deja hablar y la exclusión de los jóvenes, “que no tiene la experiencia de la dignidad conseguida por el trabajo”.
Para construir esta civilización el Papa cuenta con el trabajo de los jóvenes, a los que no dejaba de repetir: “Espero lío…. quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera…». Y para lograrlo el Papa les ofrece todo un “programa de acción”: las Bienaventuranzas y Mateo 25. No necesitan leer otra cosa». De esta manera el Papa nos marca el camino, un camino que se toma muy en serio la fe en Jesus: “Por favor, no licúen la fe. No tomen licuado de fe: la fe es entera, no se licúa” (todavía hay gente en el centro de prensa tratando de traducir esta expresión).
Dicen que uno es lo que vive, pero también lo que lee. De ahí que me parezca interesante elaborar una lista de libros que me han dejado huella. No tienen porque ser los mejores pero el momento, el estado de ánimo, la música de fondo de mi vida los convirtieron, en cierto modo, en lecturas inolvidables.
Aunque soy más de leer que de “hacer algo”, no soy un buen lector, tiendo a leer rápido, como con ansia, más preocupado por acabar que por disfrutar, y aunque tomo muchas notas, siempre me quedo con sensación de haberme perdido algo. Aprendo más cuando veo vivir a la gente que cuando alguien me explica como vive la gente y por eso reservo mi tiempo de lectura para la literatura. Considero los libros de historia y ensayo parte de mi trabajo (por eso dejo fuera los siempre apasionantes libros históricos de Stefan Zweig, especialmente Fouche y María Antonieta, algo parecido se puede decir de El Caballo Rojo de Eugenio Corti).
Una vez tuve un blog de lecturas (que misteriosamente ha desaparecido de blogspot), El título, nonlegeresedeligere, que copie a Hilario Mendo y su libro, Lecturas inolvidables, venía a decir que en esto del leer, y cada vez en más asuntos en esto del vivir en la sociedad de la abundancia, la calidad era más importante que la cantidad (de ahí la importancia de la elección).
La tesis de partida era que para elegir importaban más las circunstancias, del lector, que el yo, del propio libro. La lectura es algo progresivo, algunos dirán que también progresista, donde aquel que entra desavisado (como suele pasar en los colegios) corre el riesgo de terminar empachado, cerrando la puerta durante muchos años a la alimentación de la lectura, que va ayudando a crecer el alma, y enseñando a vivir.
Como dice con gracia Andrés Trapiello:
comer de todo, y en grandes cantidades, no dice nada, ni en favor ni en contra, de la comida, sino del hígado, del estómago y del bajo vientre. El refinamiento está reñido con la glotonería. Ésta sólo se justifica en épocas de crecimiento. Después, no pasa de ser una anomalía desagradable, tanto más cuando vemos que la glotonería del joven va transformándose en la gula del adulto. A cierta edad hay que empezar a hacer régimen. De la misma manera que se piensa mejor con el estómago no lleno del todo, se lee mejor con la cabeza en blanco. O como decía Juan Ramón: los libros no hay que leerlos, sino espiarlos, así, un poco por encima, sin entrar en más averiguaciones. A uno, al menos, le produce tanta repugnancia ese hombre hecho y derecho que se lee “todo lo que sale”, como el viejo al que vemos tragar un plato de fabada, una cazuela de callos, medio besugo al horno con su guarnición, pan, vino en abundancia y de postre qué tiene, de acuerdo, si es casero tráigame usted ese tocinillo de cielo. Café, copa de coñac y un purito. Casi ni yo mismo he podido llegar hasta aquí transcribiéndolo.
De ahí la idea de proponer un itinerario (más que un catálogo de imprescindibles). Yo empecé a leer con los Cinco, Harry Potter, Guillermo Brown, y los cuentos de Narnia de CS Lewis, luego llegaron Julio Verne y Emilio Salgari, y a continuación Tom Clancy, Frederick Forsyth o Lapierre/Collins, son lecturas que descansan y te enganchan a la lectura pero llega un momento que, aunque quedan todavía muchas historias de espías y aventuras el cuerpo te pide más. Y se empieza a subir, o a bajar, por una especie de escalera de la lectura. No son los mejores libros de la literatura mundial, ni una subida hacia la excelencia; yo ni siquiera la he subido en orden, sino a la “buena de Dios”, pero mirando hacia atrás creo que puede ayudar a disfrutar de estos excelentes manjares. Seguro que hay muchas escaleras, esta es la mía, totalmente personal pero no intrasferible, encantado si te sirve.
La venganza de Don Mendo (Muñoz-Seca)
Sin noticias de Gurb (Eduardo Mendoza)
Matilda (Roald Dahl)
Memorias de una vaca (Bernardo Atxaga)
Cyrano de Bergerac (Edmund de Ronsard)
Momo (Michael Ende)
Y decirte alguna estupidez, por ejemplo te quiero (Martin Casariego)
Historias extraordinarias (Roald Dahl)
Añado a última hora “La entreplanta” (Baker) aunque no aguantó bien la segunda lectura en su momento me impresionó.
Cualquiera de los episodios nacionales (Galdós)
1984 (George Orwell)
Antes del fin (E Sabato)
La Dama de Blanco (Wilkie Collins)
El puercoespin (Barnes)
El hombre que amaba a los perros (leonardo padura)
Aparición del eterno femenino (Alvaro Pombo)
Ana Karenina (Leon Tolstoi)
Leviatan (Joseph Roth)
La fiesta del Chivo (Vargas Llosa)
Novela de Ajedrez (Stefan Zweig)
Los restos del día (ishiguro)
La boda de Angela (José Jimenez Lozano)
La historia interminable (Michael Ende)
Otra vuelta de tuerca (Henry James)
Noticia bomba (Evelyn Waugh)
Merienda de negros (Evelyn Waugh)
Cuentos de Chejov, (todos son increibles)
El festin de Babbete (Isak Dinesen)
Cinco horas con Mario (Miguel Delibes)
El señor de los anillos (Tolkien)
El secreto de Joe Gould (Joseph Mitchell)
La verdadera vida de Sebastian Knight (Vladimir Nabokov)
Don Quijote (Miguel de Cervantes)
La verdad sobre el Caso Savolta (Eduardo Mendoza)
El mudejarillo (José Jimenez Lozano)
La importancia de llamarse Ernesto (Oscar Wilde)
La condicion humana (Saroyan)
El guardian entre el centeno. (JD Salinger)
El puente san luis rey. (Thorton wilder)
Angulo de reposo (Wallace Stegner)
Un lugar seguro (Wallace Stegner)
El rector de Justin (Louis Auchincloss)
La marcha Radetsky (Joseph Roth)
Cuentos completos (JR Ribeyro)
La silla del aguila (Carlos Fuentes)
Entrevisillos (Carmen Martin Gaite)
Retrato de Dorian Grey (Oscar Wilde)
Retorno a Briedshead, Evelyn Waugh
Lejos de africa (Isak Dinesen)
Crimen y Castigo (Dostoievski)
Conversaciones en la Catedral (Vargas Llosa)
Rosa Kruger (Sanchez Ferlosio)
Henrique V (Shakespeare)
La guerra del fin del mundo (Vargas Llosa)
Cuentos (Medardo Fraile)
La princesa manca (Gustavo Martin Garzo)
La cripta de los capuchinos (Eduardo Mendoza)
Juegos de la edad tardía (Luis Landero)
El cuaderno gris (Josep Pla)
Middlemarch (George Elliot)
Obabakoak (Bernardo Atxaga)
Cuentos completos (Ignacio Aldecoa)
La habitación enorme H. H. Cumming
El Danubio (Claudio Magris)
Otros autores de los que he disfrutado pero no sabría donde poner: Ulhman o Ginzburg, Kadaré, Henry Roth, Denevi (Rosaura a las 10), Calvino,
No soy un gran lector de poesía pero cuando estoy sensible disfruto leyendo en voz alta a Quevedo, Lope de Vega, Machado, Brodsky, TS Elliot, Miguel Dors, y una parte de la obra Miguel Hernandez
Mesa Redonda – Lunes 15
Una visión panorámica de la Marca España (Marta Castillo Amate)
En la mesa redonda del lunes, titulada “La Marca España en el mundo”, participaron la directora general de Acción Cultural Española, Elvira Marco, y los profesores de ICADE José María Marco y Javier Sobrino. El moderador fue el propio director del curso, Rafael Rubio, y en el coloquio se explicaron los factores que forman la Marca España desde perspectivas muy diversas, basadas, claro está, en las diferentes áreas de especialidad de cada uno de los ponentes.
En su intervención, el profesor Marco abordó las ventajas y desventajas de España desde el punto de vista de la “marca país”. Marco destacó entre las primeras la importancia que el español tiene en todo el mundo o la personalidad de los españoles (haciendo hincapié en valores como la tolerancia o la hospitalidad) como factores irrenunciables de la Marca España.
Este profesor de ICADE afirmó que “los españoles somos buenos en casi todo lo que nos proponemos” aunque apuntó como principal inconveniente para la imagen nacional el hecho de que en nuestro propio país no existe consenso sobre lo que es España, un aspecto que propicia que “no podamos hablar de una cultura española propiamente dicha”.
Javier Sobrino se centró fundamentalmente en destacar la relevancia del deporte como instrumento diplomático. Además, explicó las posibilidades que esta forma de ocio ofrece como plataforma para dar a conocer un país o como mecanismo para atraer inversiones extranjeras. Según comentó Sobrino, los países suelen emplear el deporte como elemento de identificación, adoptando como propios los valores que se asocian a esta práctica (respeto por “el otro” y por las reglas del juego, competitividad o esfuerzo, por ejemplo).
Sobrino destacó que aunque suele ser muy beneficioso para un país acoger un gran encuentro deportivo como los Juegos Olímpicos o los mundiales de fútbol, es muy importante que antes de embarcarse en un proyecto de esta envergadura los candidatos a convertirse en anfitriones se pregunten “por qué queremos acoger este proyecto” y “para qué lo necesitamos”.
Las intervenciones de Elvira Marco y Rafael Rubio se centraron en destacar que, a pesar de que la diversidad cultural nacional hace más difícil que se pueda orquestar una imagen común de España, es cierto que esta pluralidad -unida a la hiperconectividad permanente que nos ofrecen las nuevas tecnologías-, ha favorecido que se creen grupos de opinión cohesionados y muy diversos entre la sociedad española. Estos grupos, añadió Rubio, poco a poco van dando soluciones a problemas sociales cotidianos de manera eficaz y continuada.
En resumen, la mesa redonda del pasado lunes nos ofreció un plano general de las posibilidades que posee la marca España, ya sea explotada desde el punto de vista cultural social o deportivo (o, si se quiere, desde todos a la vez). Las ponencias resultaron muy interesantes aunque, en mi opinión, quizá se echó de menos una mirada más detallada y, si fuera necesario, crítica, a las iniciativas actuales que el Gobierno está realizando para promocionar y reforzar la Marca España. Diplomacia Pública y Marca España
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